Todas las claves de la estancia del Rey Juan Carlos en el Four Seasons de Madrid

Desde que trascendió la noticia de que el Rey Juan Carlos se alojaría este fin de semana en Madrid en el hotel Four Seasons, todo son especulaciones sobre una estancia que despierta un variopinto abanico de cuestiones. Desde quienes se preguntan qué le impide ir a dormir a Zarzuela, hasta quién especula sobre la posibilidad de que el Rey se aloje en el antiguo y famoso despacho de Mario Conde.

Lo primero que llama la atención del hecho insólito de que un monarca se aloje en un hotel en la ciudad donde tiene residencia propia es que haya trascendido esta información. Según fuentes consultadas por El Debate, todo apunta a que el entorno de Don Juan Carlos facilitó la información a la revista ¡Hola!, que dio por la mañana la primicia y que rápidamente fue recogida por toda la prensa y ocupó buena parte de las tertulias televisivas de la tarde.

Aunque se esperaba que el Rey Juan Carlos acudiera al funeral de su sobrino Juan Gómez-Acebo, fallecido en agosto en Mallorca, ha sorprendido que se haya difundido el nombre del establecimiento, descartando al mismo tiempo que el hotel haya tenido algo que ver con la difusión del hecho. Hoteles como el Four Seasons están muy acostumbrados a alojar a miembros de familias reales y vips sin que trascienda la identidad de sus clientes.

El hecho de que se haya dado a conocer la noticia, apuntan algunos observadores, podría servir para poner de manifiesto la anomalía de que el Rey tenga que alojarse en un hotel cuando su residencia oficial está en Madrid, máxime cuando acude a un acontecimiento familiar luctuoso. Un hotel céntrico y cuyo nombre se ha revelado, apuntan otras fuentes, permitirá una mayor atención de la prensa, pendiente de quién entra y quién sale, e incluso puede propiciar la presencia en sus inmediaciones de ciudadanos que aprovechan la circunstancia para mostrar su apoyo a la figura del Rey Juan Carlos, como ya ocurriera en la calle Serrano, a la puerta de la Iglesia de los Jesuitas, donde tuvo lugar el enlace del Alcalde de Madrid la pasada primavera.

Hay quien alega en la elección del hotel, razones de tipo práctico. El Four Seasons, situado en la confluencia de las calles Alcalá y Sevilla, se encuentra muy cerca de la Puerta del Sol y de la Calle Mayor. En esta histórica avenida madrileña se emplaza la Capilla Arzobispal Castrense, donde tendrá lugar mañana el funeral por uno de los hijos de la Infanta Doña Pilar, iglesia que acogió hace seis meses el oficio funerario de otro de sus hijos, Fernando Gómez-Acebo.

Otro motivo que expertos del sector aducen en la elección es que Don Juan Carlos es cliente habitual de la cadena canadiense, donde ha estado alojado en numerosas ocasiones, tanto en países del Golfo Pérsico como en Ginebra. El hecho de ser cliente habitual de Four Seasons hace que la cadena conozca sus preferencias, gustos y manías.

Aunque los hoteles se encuentren en diferentes países, es un tipo de información que comparten los establecimientos de un mismo grupo, lo que supone una ventaja, especialmente con los clientes vips, donde todo se personaliza al máximo y tienen a su disposición mayordomos y personal de ese tipo de perfil.

Hay una última interpretación entre expertos del sector consultados por El Debate que apunta a las buenas relaciones de Don Juan Carlos con la familia real Saudí. Uno de sus miembros, el príncipe Al-Waleed bin Tatal es copropietario de la cadena Four Seasons, junto con Bill Gates, lo que garantizaría cierto trato de favor con el monarca e incluso que fuera su invitado en el hotel.

La segunda especulación más repetida se centra en el tipo de suite en el que estaría alojado. El cinco estrellas, que abrió sus puertas en septiembre de 2020, cuenta con 200 habitaciones y suites. Por la propia configuración del complejo, resultante de la unión de diferentes edificios de distintas épocas y con cierto grado de protección como bien de interés, su tipología varía considerablemente. Es decir, al contrario de lo que ocurre en hoteles como el Palace o el Villa Magna, no hay una suite estándar, sino una gran variedad de opciones por tamaño, estilo, altura de los techos, suelos y elementos ornamentales originales, como molduras de escayola o plafones.

La más llamativa y espectacular de las suites, y, sin duda, una de las mejores de un hotel de España, es la Suite Real. Situada en el primer piso, ocupa el chaflán del edificio y tiene un pequeño balcón con espectaculares vistas a la calle Alcalá. En su interior hay una mezcla de estilos, ofrece cierto aspecto residencial y cuenta con todos los detalle imaginables, además de una interesante colección de obras de arte contemporáneo, y cuarto de baño espectacular de un llamativo mármol. En el salón, su soberbia chimenea conserva todavía un salvachispas con las iniciales del Banco Español de Crédito.

En esta estancia estuvo brevemente el despacho del que fuera su más mediático y controvertido presidente, Mario Conde, quien, por cierto, visitó la suite antes de que el hotel abriera sus puertas. «Resultaría demasiado ostentoso que el Rey se alojara en la Real y poco acorde con el hecho de venir al funeral de un miembro de su familia», comenta el director de otro lujoso establecimiento a El Debate. El Four Seasons, naturalmente, tiene otras magníficas suites, como la presidencial o la Ambassador, quizá con menos empaque histórico, pero seguramente más lujosas que las estancias del Palacio de la Zarzuela. El coste de las estancias varía según la temporada, en este momento está en 1.400 euros la habitación más barata y puede llegar hasta los más de 20.000 de la Suite Real.

El Hotel ocupa el espacio más hermoso de la antigua manzana 265 de la Villa y Corte galdosiana, transmutado ahora en el Complejo Canalejas, tras haber sido durante décadas epicentro del poder financiero de Madrid. Un conjunto de gran valor histórico y monumental que acoge, además del Hotel Four Seasons, 22 residencias ligadas al mismo, un amplio garaje subterráneo y la Galería Canalejas, elegante centro comercial de lujo con food hall. El proyecto tardó siete largos años en hacerse realidad y desde el principio se acordó su gestión al grupo canadiense, una de las marcas hoteleras más respetadas del mundo por la calidad de su servicio y que acaba de abrir en Mallorca su segunda propiedad en España, tras la transformación radical del histórico Formentor.

Aunque se suele asociar a Banesto, que tuvo aquí su sede central desde 1920, el edificio fue mandado construir en 1886 por la firma norteamericana de seguros The Equitable Life Assurance Society of the United States, conocida como la Equitativa en España. El arquitecto catalán José Grases y Riera se encargó de un proyecto que buscaba, como era costumbre en las compañías de seguros, mostrar solvencia y generar confianza. En los primeros años, además de la compañía de seguros, albergó la primera sede del Casino de Madrid y el Salón Heraldo, del diario el Heraldo de Madrid, donde, se servía «café a la flor y nata de la golfería madrileña».

Hoy se sirve café, naturalmente, y una excelente oferta gastronómica, incluida la del chef Dani García en el restaurante de la impresionante azotea presidida por la cúpula bulbiforme, una de las terrazas más bellas de Madrid. Don Juan Carlos no tendrá que salir del hotel ni para comer magníficamente y podría darse incluso un baño, pues el hotel cuenta con piscina en su flamante spa de más de 1.500 metros cuadrados. Si se siente solo, siempre podrá bajar al lobby y contemplar la monumental escultura del artista contemporáneo KAWS, de dos metros y medio de altura, de la serie Companion (Compañía), en la que dos figuras afligidas hacen el gesto de apoyarse mutuamente mientras caminan juntas. Tal vez esté ahí la clave de todo este asunto.