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Therese Jamaa, en una imagen de archivo

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Therese Jamaa, novia de Albares: de refugiada a líder en tecnologías de la información

Nacida en Beirut, huyó de la guerra junto a su familia a los 12 años. Hoy en día, es una de las mujeres más destacadas e influyentes en el sector tecnológico

Therese Jamaa, pareja del Ministro de Exteriores José Manuel Albares, ha captado recientemente la atención al asumir el cargo de vicepresidenta de alianzas estratégicas en Openchip & Software Technologies. Esta empresa, que según revela El Confidencial, recibió 111 millones de euros en mayo sin tener aún una facturación registrada, ha hecho que el perfil de Jamaa se convierta en el centro de la noticia.

El interés por las parejas de los políticos no es nada raro, y el caso de Therese Jamaa no hace sino confirmar esta fascinación. Las mujeres que acompañan a figuras políticas suelen tener vidas tan intrigantes como las de sus parejas, y Therese es un ejemplo brillante de ello. Con 52 años, ha construido una trayectoria profesional y personal realmente destacada, al punto de figurar entre las Top 100 Mujeres Líderes en España.

Su formación en Comercio Internacional en París, complementada por un año de Erasmus en Valladolid, marcó el inicio de una carrera sobresaliente en el ámbito de las telecomunicaciones. Jamaa ha trabajado en una serie de empresas internacionales, destacándose como vicepresidenta de Huawei España. Su perfil en LinkedIn refleja una vasta experiencia en tecnología de la información y comunicación (TIC). Además, desde hace dos años, ocupa el cargo de vicepresidenta en la Fundación Cruz Roja Española, un papel que subraya su compromiso con causas sociales.

Aunque su vida personal ha estado envuelta en cierta discreción, se sabe que Therese fue anteriormente casada y tiene dos hijos con su exmarido francés. Al igual que su actual pareja, el Ministro de Asuntos Exteriores, quien se divorció en 2021 de Hélène Davo, ex jueza de enlace entre Francia y España y madre de sus cuatro hijos, Jamaa también ha vivido una serie de transformaciones en su vida personal. Su historia, rica en experiencias y logros, resalta su rol como una figura destacada en el siglo XXI, con una narrativa que va más allá de su relación con el ministro.

Originaria de una familia con profundas raíces culturales—su padre libanés y su madre armenia—Jamaa vivió un cambio radical en su vida a los doce años años, cuando la guerra en el Líbano forzó a su familia a huir. Junto a su madre y sus tres hermanos menores, emprendió un arduo viaje desde Beirut, primero en un carguero hacia Chipre y luego a través de Europa, hasta que finalmente se reunieron con su padre en París.

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel AlbaresEuropa Press

Sobre esta experiencia, Jamaa ha comentado en una entrevista con Canalceo: «Mi madre era la inconformista número uno para mí. Ella deseaba una vida mejor para nosotros y, a pesar de las circunstancias, luchó con una determinación inquebrantable. Ver su esfuerzo y su capacidad para construir una vida nueva en un país desconocido me enseñó que, si se puede superar una situación tan compleja, cualquier desafío es afrontable».

Además de su carrera en el sector tecnológico, ha demostrado un firme compromiso con la justicia social. Su relación con la Cruz Roja Española, que ha sido crucial desde su llegada a Francia, es un ejemplo de este compromiso. Recuerda con afecto: «Todos los libaneses recordamos cómo, bajo intensos bombardeos, las ambulancias de la Cruz Roja iban a socorrer a los heridos en las aceras. Eran voluntarios. Para mí, siempre han tenido un sitio muy importante en nuestra llegada a Francia. Aunque no puedo devolver todo lo que me dieron, colaborar con la Cruz Roja es mi forma de expresar gratitud.»

Residiendo actualmente en Barcelona, una ciudad que siempre ha soñado conocer, Jamaa mantiene un vínculo profundo con sus raíces, equilibrando su vida profesional con una reflexión constante sobre su pasado y su impacto en el presente.

Cómo maneja el estrés: familia, naturaleza y música

En una conversación con El País, Therese Jamaa compartió que encuentra una profunda relajación en actividades físicas que permiten desconectar su mente. Su compromiso con diversas fundaciones y la Cruz Roja es un ejemplo de cómo participa en acciones que, al no exigirle un esfuerzo mental intenso, le proporcionan un sentido de paz. «Cuando colaboro, no estoy pensando en nada más; simplemente estoy inmersa en la acción», explicó. Esta forma de involucrarse le da una satisfacción especial, ya que siente que forma parte de algo más grande que ella misma.

Therese Jamaa, en una imagen compartida por Cruz Roja

Durante la pandemia, vivió una experiencia especialmente significativa. Se dedicó a ayudar con la Cruz Roja, enfrentándose al desafío de mantener el anonimato bajo la mascarilla, pero sintiendo una conexión profunda con quienes compartían la misma motivación de dar y ayudar a otros. «Era una experiencia de anonimato colectivo, donde todos estábamos allí por la misma razón: contribuir, lo cual nos brindaba una felicidad compartida», recordó.

En su tiempo libre, Jamaa valora enormemente estar rodeada de su familia y amigos, ya que esa compañía le brinda una gran tranquilidad. Tras finalizar su jornada laboral, prefiere dar paseos al aire libre, una actividad que le resulta más placentera y relajante que el ejercicio en un gimnasio. Además, su amor por el jazz y el canto se manifiesta como una forma efectiva de manejar el estrés. Antes de enfrentar momentos de alta presión, como conferencias o entrevistas, encuentra en la música y el baile una vía para liberar tensiones y prepararse para el desafío que tiene por delante.