Fundado en 1910

El Hotel María Cristina ha sido uno de los lugares más atractivos para veraneantes ilustres de la aristocracia europea

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La historia detrás del hotel María Cristina, la joya de San Sebastián donde se alojan las estrellas de cine

Testigo de una época dorada y atracción turística de primer orden, es uno de los más prestigiosos de España

Cuando el 9 de julio de 1912, el Hotel María Cristina abrió sus puertas, fue la Reina regente del mismo nombre la primera en cruzar sus puertas. Llegó en bellísimo landó de época, acompañada por su dama de compañía y el marqués de Aguilar de Campóo, para admirar el magnífico edificio que llevaba su nombre y se convirtió en el orgullo de la ciudad de San Sebastián. Se había convertido en uno de los lugares más atractivos para veraneantes ilustres de la aristocracia europea, que quedaban cautivados por la incomparable belleza de la península.

Enmarcado por la bahía de la Concha, el paseo de La Zurriola y el río Urumea, para muchos se convirtió en la Perla del Cantábrico. Un paraje sin igual que la Reina comenzó a visitar por recomendación médica para poder darse baños en el mar a bajas temperaturas. Se encontraba, además, cerca de Biarritz, donde la realeza europea veraneaba cada año. Con el tiempo, la inauguración de un balneario y la visitas de la Reina provocaron un trasvase de la población estival, alzándose como destino definitivo para esta época del año.

Por aquel entonces, habían transcurrido diez años desde que en 1902 se constituyera la Sociedad de Fomento de San Sebastián S.A., por parte de destacados miembros de la sociedad donostiarra, siendo su presidente Guillermo Brunet. Su primer objetivo fue la construcción de un gran hotel y un suntuoso teatro que permitiese a San Sebastián satisfacer las necesidades de sus visitantes. Este objetivo tardó varios años en concretarse debido a que el solar propuesto debía estar situado en el centro de la ciudad, junto al paseo de La Concha. Sin embargo, se desechó por considerar que la construcción restaría belleza al paseo.

En 1909, se aprobaron los planos presentados por el arquitecto Francisco de Urcola para el teatro y los del gran hotel elaborados por el arquitecto francés Charles Mewes, autor de los hoteles Ritz. Las obras se completaron en tan solo dos años y, desde que la Reina María Cristina lo inaugurase comenzó a acoger lo más granado de la vida social, económica y cultural del país.

La Infanta Eulalia, Don Alfonso XIII, la Reina de Bulgaria, el Rey Faruk de Egipto, el Príncipe japonés Akihito, los Infantes Don Carlos de Borbón y Doña María de Orleans... Duques, marqueses, presidentes de varias repúblicas y personalidades ilustres de las artes y la cultura han frecuentado durante más de un siglo el hotel. Más tarde, llegó la moda de París a Donostia, convirtiéndose en el hogar de grandes diseñadores como Worth, Jean Patou, Paul Poiret y Coco Chanel.

Una de las habitaciones de lujo del hotel

Sin embargo, fue en 1953, tras la llegada del Festival de Cine de San Sebastián, cuando el hotel pasó de ser una opción de alojamiento de referencia a icono universal. La razón de esa popularidad, además de la atención y el cuidado que el hotel ha ofrecido siempre a sus huéspedes, viene de la mano de ilustres nombres. Directores como Alfred Hitchcock, Federico Fellini, Francis Ford Coppola, Steven Spielberg, Woody Allen o Roman Polanski se han codeado con estrellas de la talla de Audrey Hepburn, Elisabeth Taylor, Sophia Loren, Brad Pitt, Richard Gere o Meryl Streep.

Hace una década, el hotel emprendió un importante proyecto de renovación con un coste de más de 30 millones de euros para seguir albergando a cuantas estrellas pueda. A día de hoy es un exclusivo hotel de cinco estrellas con una decoración moderna, amplias suites, un esmerado cuidado por el detalle.

La exclusividad y elegancia propia del Dry Bar

Decoradas al estilo belle époque y amuebladas con elementos exclusivos, las 136 habitaciones y 28 suites de lujo han sido concebidas con el objetivo de ofrecer el máximo confort posible sin olvidarse de ser la máxima expresión del glamour, combinando impresionantes vistas con el prestigio asociado a la historia del hotel. La magia de la actriz Bette Davis, que pasó sus últimos días en una suite que hoy lleva su nombre, todavía se puede percibir en los elegantes salones y habitaciones.

En cuanto a la gastronomía, cuenta con una de las mejores ofertas de la ciudad con tres restaurantes de lujo: María Cristina Breakfast, con una selección de desayuno exclusivo; Dry Bar, para disfrutar un exclusivo té, y Café Saigon, que ofrece una carta asiática, con especialidades de Indochina, Japón y Vietnam.