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Austera y pintada de verde: la habitación privada de Isabel II, al descubierto
Nadie, excepto el duque de Edimburgo y unos pocos selectos miembros de la familia real, podía cruzar el umbral de este espacio sagrado
Es fascinante pensar en cómo duerme y dónde una Reina, especialmente una figura tan emblemática como Isabel II. Desde tiempos antiguos, los monarcas han tenido la costumbre de dormir en habitaciones separadas, cada uno en su propia alcoba, lo que refleja tanto la tradición como la necesidad de mantener la privacidad.
Isabel II no era la excepción a esta regla, que se remonta a siglos atrás, cuando el ceremonial y la imagen pública de la realeza eran de suma importancia. Según Angella Kelly, su asistente personal y mano derecha, los únicos hombres autorizados para entrar en los aposentos de la Reina eran el duque de Edimburgo, su marido, y otros miembros de la familia real, pero nunca el personal.
Esta práctica subraya el nivel de privacidad que se mantenía en la vida cotidiana de la madre de Carlos III. En su libro The Other Side of the Coin, Kelly revela que la vida diaria de Isabel II se desarrollaba en una suite de seis habitaciones. Esta suite incluía un dormitorio, una sala de estar, un vestidor, un cuarto de baño, la sala de audiencias y la sala Imperio, que servía como sala de espera. A pesar de la grandiosidad del palacio, Kelly destaca que estas habitaciones «no eran enormes y tenían muy pocos muebles, el típico armario o cajonera».
Sin embargo, el misterio en torno a la decoración y el ambiente del dormitorio de Isabel II ha intrigado a muchos. ¿Cómo es realmente el espacio donde descansa una figura de tan alto prestigio? Este misterio se ha desvelado parcialmente gracias a Kevin McCloud, un diseñador que tuvo la oportunidad de ver la habitación en primera persona . Durante una visita al Palacio de Buckingham para entrevistar a Felipe de Edimburgo, en el año 2009, McCloud se encontró en un pasillo que daba a los aposentos de la Reina del Reino Unido.
Recuerda en exclusiva para Hello! que al asomarse observo la habitación y vio que era «pequeña, y creo que estaba pintada de verde». Los muebles eran de caoba de estilo Regencia, «elegantes y pulidos», y la decoración era «muy sencilla». McCloud la describió como una estancia «austera» y «nada ostentosa», una auténtica declaración de modestia en un palacio tan grandioso. Este contraste entre el lujo del Palacio de Buckingham que fue construido en 1703 y originalmente diseñado para el duque de Buckingham, se transformó a lo largo del tiempo en la residencia oficial de varios miembros de la realeza británica, incluyendo a Jorge IV, la Reina Victoria y Eduardo VII.
Este majestuoso edificio cuenta con aproximadamente 775 habitaciones, entre las que se incluyen 19 salas de estar, 52 habitaciones reales, 188 habitaciones para el personal, 78 cuartos de baño y 92 oficinas. Curiosamente, a pesar de su tamaño, solo seis de estas habitaciones conforman el hogar de la Reina en Londres. La mayoría de los espacios están dedicados a oficinas, cuartos de baño y dormitorios del numeroso personal que trabaja en el palacio.
La historia del Palacio de Buckingham está impregnada de eventos significativos. A menudo se piensa que este emblemático palacio es propiedad de la Reina, pero en realidad pertenece a la nación. Eso sí, en sus salas, Isabel II dio a luz a sus dos hijos, el Príncipe Carlos y el Príncipe Andrés. Es importante destacar que el interés por la vida privada de la realeza no solo proviene de la curiosidad general del público, sino que también plantea preguntas sobre el equilibrio entre la vida personal y las responsabilidades públicas. Isabel II, que reinó durante más de 70 años, mantuvo su compromiso con la monarquía mientras cultivaba un entorno familiar y privado que parecía alejado de las expectativas del mundo exterior.