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28/9/24 - 9ª Regata Rey Juan Carlos - El Corte Inglés Máster, 2024©SailingShots by Maria Muiña

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Por qué el Rey Juan Carlos confía en periodistas extranjeras para escribir sus memorias

Este detalle no es baladí porque eso es puede ser un plus para entender la idiosincrasia de una Institución que se hereda en la misma familia y ocupa la Jefatura de un Estado

Para que le grabase un biopic costumbrista, el Rey Juan Carlos, eligió a una periodista inglesa. Casualmente, la joven era amiga de su cuñado, Constantino de Grecia, y nacida en un país monárquico al cien por cien. Este detalle no es baladí porque eso es puede ser un plus para entender la idiosincrasia de una Institución que se hereda en la misma familia y ocupa la Jefatura de un Estado.

Don Juan Carlos, «para que no le roben su historia», en palabras suyas recogidas por su última biógrafa, elige otra vez a una mujer joven que no conoce, ni ha tratado a su familia y que más bien podría dar sensación de ser una groupie. Ella misma ha reconocido haber crecido admirando al Rey Juan Carlos al que conocía por las fotos que iba acumulando, a lo que se añade el plus de ser francesa, por tanto, nacida en una república alejada de esa aceptación monárquica, por nacimiento, que podía tener la periodista inglesa, quizás para compensar el sesgo de la temprana admiración por la figura del Rey Juan Carlos. Nacida en una república, joven, hijas de revolucionarios, pero admirado de un rey y con dos libros ya publicados a la mayor gloria del biografiado. Todo son ventajas.

Don Juan Carlos no duda. Le abre la mansión de Abu Dhabi, no sabemos si traspasa la verja del monte del Pardo, pero sí se le abre el refugio de Sanjenjo, se la invita a navegar con ellos y se le abren las reuniones familiares para que respire el buen rollo existente porque no les conoce ni en las distancias cortas, ni en las largas.

Elegir mujeres extranjeras para plasmar la historia que el Rey Juan Carlos quiere contar de sí mismo, no obedece a que las periodistas españolas no le hayamos pedido grabarle en esas escenas cotidianas o entrevistarle, y lo afirmo rotundamente porque sí lo hemos pedido desde hace décadas. La respuesta siempre ha sido la negación y, cuando han ayudado, ha sido con la condición de mantenerlo en secreto. En mi caso concreto, en deferencia, dejé que leyeran un manuscrito de un libro, y tan solo me pidieron que evitase decir que la reina Sofia se quejaba de agujetas «ella nunca se ha quejado de nada».

Ahora resulta que la joven francesa, acompañada por su marido y su teléfono, con el que hace las fotos, sin que el equipo de seguridad de la Casa Real le pongan impedimento y que es algo que los periodistas españoles no podemos hacer. A nosotros se nos asignan lugares concretos de los que no podemos movernos, pero tanto su actual biógrafa francesa, como la anterior inglesa, utilizan ese lugar privilegiado y aceptado por el Rey Juan Carlos y su familia, para ilustrar los artículos que ahora Laurence escribe y que esta semana, por ejemplo, se puede leer en la revista Hola.

Si se trata de escribir loas, también en España hay periodistas que las escribirían, si se trata de que a uno no le roben su historia, creo que habría que jugar en otra liga. Qué historia se quiere dejar.

Por cierto, permitir que la periodista inglesa, Selina Scott, entrase a vivir cotidianamente en la familia real para grabar su biopic costumbrista fue un error que aún se paga. Ella iba de paquete en la moto con el rey y ahora, la francesa, Laurence Debray, hija de revolucionarios, navega codo con codo con la Infanta Elena. Lo de Selina ocasionó una crisis en el palacio en todos los sentidos, con el que era Jefe de la Casa Real en esos momentos, Sabino Fernández Campo y con la prensa, algo que no se ha perdonado nunca.