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La historia del jubilado gallego que sueña con conocer a la Princesa Leonor

Ángel Cortázar escribió una carta el pasado 21 de julio al Palacio de La Zarzuela para solicitar que la Princesa Leonor visitara la residencia de ancianos donde él vive en Marín

El pasado 21 de julio escribió una carta dirigida al Palacio de La Zarzuela para invitar a la Princesa Leonor a que visitara la residencia de la tercera edad donde vive en Marín. No fue un impulso; al contrario, fue un paso muy meditado y estudiado. «Fui a Correos y envié la carta para Madrid, certificada y con acuse de recibo, tal y como me recomendaron en la oficina», explica amablemente Ángel Cortázar a El Debate, cuando le preguntamos por el principio de esta entrañable historia.

Ángel Cortázar, ante la Escuela Naval, con la carta y la foto que recibió como respuesta de la Casa RealCortesía Faro de Vigo | Rafa Vázquez

Durante un tiempo, esperó y esperó pero no obtuvo respuesta. La ansiedad le llevó de nuevo a la oficina de Correos para interesarse por si había alguna novedad al respecto, pero nada. «No había contestación y cuando fui a Correos me dijeron en broma que debían de estar purgándola», recuerda con humor este jubilado pontevedrés, de casi 81 años, que quiere cumplir el sueño de conocer a la Princesa Leonor. Pasó el verano y nada, no hubo ninguna novedad.

Pero finalmente la ansiada sorpresa, llegó. «Un buen día vino a buscarme el ujier de la residencia y me dijo muy nervioso que habían contestado desde el Palacio de la Zarzuela», recuerda Ángel con satisfacción, ese momento inolvidable que ocurrió a finales de agosto. «Me contestaron que estaban muy agradecidos por la invitación que les hice para que la Princesa viniera a visitar la residencia donde vivo en Marín y me dijeron que se lo estaban pensando», cuenta Ángel a El Debate.

«El 31 de agosto me llegó la respuesta. Abrí el sobre, leí la carta y se la enseñé a los amigos que aquí tengo», confiesa con mezcla de alegría y resignación.

Por segunda vez

Una bonita historia, que no le es del todo desconocida en su vida. «Esta es la segunda vez que lo hago, porque mi nieto, que era fan del Real Madrid, quería una camiseta firmada por Raúl y yo un buen día escribí una carta al club blanco para pedírsela y me salió bien. Les pedí una camiseta para mi nieto. Pasaron meses y nada; pero de repente, cuando creí que habían tirado la carta a la basura, porque nadie me respondió, pues resulta que al final llegó la sorpresa y a principios de diciembre apareció la camiseta del Madrid con la firma de Guti, de Raúl, de Casillas y de Salgado. Y, ¡claro!, mi nieto se puso como loco», confiesa muy emocionado de su logro. «Mi nieto con el tiempo se cambió de equipo, pero la camiseta firmada no me la quiso devolver nunca», recuerda con sinceridad.

Sus memorias

Ángel es muy amable y le gusta mucho conversar, porque dice que sufre de vez en cuando de «soledad». Y busca, de alguna manera la forma, de entretenerse. «Estoy escribiendo mis memorias. Fui director de banco durante unos años, luego dejé banco y me fui a Málaga a trabajar con una constructora. Gané bastante dinero. Pero, mis socios me estafaron y se largaron con el dinero y yo tuve que volver a empezar», avanza Ángel, contando algunos datos de su apasionante vida a El Debate.

«Luego, volví a Pontevedra y me puse a trabajar con contenedores de basura; después fui a una fábrica de muebles, y ahí un camión un fatídico día me dio un tortazo en la carretera y estuve 60 días en coma y siete meses en recuperación», comenta. Tiene una memoria prodigiosa.

A sus 80 años, va camino de 81 que cumple el mes de enero. «Pero nadie me los echa, ¡eh! –bromea–; la verdad es que llevé buena vida, aunque trabajé duro».

Un sueño

Repasa, antes de concluir la charla, cómo se le ocurrió cursar la invitación a la Princesa de Asturias. «Aprovechando que la Princesa venía para Marín, pues se me ocurrió que quizás podría visitarnos algún día, igual que hicieron los niños de los colegios de la zona esta Navidad, que nos alegraron mucho. Pensé que además contando con algo de ayuda de la alcaldesa, pues no sería difícil...», confiesa esperanzado.

Así empezó a rondarle la idea por la cabeza y se puso manos a la obra. «Ojalá viniera. Sin ninguna intención más, me encantaría verla; aunque a decir verdad, también me gustaría que me diera una entrada para ir a los Premios Princesa de Asturias», reconoce.

«Se lo enseñé a mis jefes de la residencia, y me dijeron que era cosa mía...», sin más. «Ojalá la Princesa diga que se va a acercar, aunque solo sea para conocerme a mí», sueña Ángel. La carta va dirigida a mí, Ángel Cortázar Miguelez. «Tengo idea de sí que vendrá, la corazonada de que va a venir.»