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El tenista Rafael NadalGTRES

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La hucha secreta de Rafa Nadal para su jubilación

El pasado día 10, el titán del tenis anunciaba su retirada del deporte profesional

El 10 de octubre nos sacudió una noticia que, aunque se veía venir, nos dejó a todos con el corazón encogido: Rafa Nadal, el titán del tenis, anunciaba su retirada del deporte profesional. Con los ojos luchando por no derramar ni una sola lágrima, el mallorquín dejaba caer la bomba en redes sociales, despidiéndose tras 23 años de pura gloria.

Ahí están sus 22 títulos de Grand Slam, incluyendo 14 Roland Garros, donde prácticamente estableció su segunda residencia. Ahora, con 38 años, se despide de las pistas de tenis, y surge la inevitable pregunta: «¿De qué va a vivir Rafa ahora?». Nadal es un campeón universal y tiene recursos.

Inversiones

Aunque muchos pueden pensar que su vida financiera dependía de las raquetas y los trofeos, el deportista lleva años diversificando sus intereses. El hombre no solo sabe golpear derechazos, también tiene mano para los negocios. Su famosa Rafa Nadal Academy, en su natal Manacor, no solo forma a futuras estrellas del tenis, sino que también es un éxito comercial. Y si esto no fuera suficiente, Nadal ha mostrado su faceta como productor en series como Soy Georgina y Tamara Falcó: La Marquesa, ambas de Netflix. Pero la cosa no queda ahí. Ha entrado en el sector inmobiliario, se ha aliado con una farmacéutica para crear NDL Pro-Health, y tiene acciones en Mabel Capital, una empresa de inversiones.

Y como si todo esto no fuera suficiente para asegurar su futuro, sí, también tiene un plan de jubilación. Aparte de los premios millonarios y los patrocinadores que lo han seguido durante toda su carrera, también está cubierto por el plan de jubilación de la ATP, que comenzará a recibir a los 50 años. Esto le garantizará un cómodo retiro económicamente hablando.

Plan de jubilación para tenistas

La ATP (Asociación de Tenistas Profesionales, por sus siglas en inglés: Association of Tennis Professionals) es la entidad que organiza y gestiona el circuito profesional de tenis masculino a nivel mundial. Pues bien su plan de jubilación, es como un colchón mullido hecho de puntos ganados y horas de juego. Los jugadores de élite del tenis tienen la oportunidad de contribuir a su propio fondo de retiro gracias a un sistema que la Asociación puso en marcha allá por 1990. Desde entonces, este plan se ha convertido en una de las ventajas más sólidas del tenis profesional.

El truco está en permanecer en la élite. Tal y como detalla la web del BBVA, para que un jugador como Nadal se gane un lugar en este plan debe haber estado entre los 125 mejores en individuales o los 40 mejores en dobles durante al menos cinco años. Así, no es simplemente un club al que se entra con una victoria aquí o allá; hay que mantenerse en la cima para poder ver los frutos de este plan a largo plazo. Y si no llegas a esos cinco años, ¡tranquilo!, que hay un plan alternativo como si estuvieses ahí durante tres años.

Cada año, los torneos en los que los jugadores sudan la camiseta generan ingresos, no solo por los premios en metálico, sino también por derechos de televisión y licencias. Una parte de estos ingresos se destina al plan de jubilación. Es decir, cada vez que Nadal hacía uno de sus icónicos saltos de alegría en la Philippe Chatrier tras ganar Roland Garros, no solo estaba aumentando su cuenta bancaria con millones, sino que también, a largo plazo, estaba asegurando su futuro post-raqueta.

Cada jugador que califica para este plan tiene una cuenta personal, algo así como su propia hucha de retiro, y puede seguir su evolución a través de una plataforma web. Aquí viene lo bueno: a partir de los 50 años, los jugadores comienzan a recibir las prestaciones de su plan de jubilación durante 20 años. Así que Nadal, ya retirado y disfrutando de su academia, de series de Netflix o de negocios inmobiliarios, podrá contar con este «extra» que lo seguirá acompañando mientras se dedica a otras pasiones.

Por si fuera poco, Nadal, como cualquier ciudadano de a pie, también tiene derecho a la pensión de la Seguridad Social. Eso sí, necesitará haber cotizado al menos 15 años para poder recibirla. A sus 38 años, puede que no llegue a los 36,5 años de cotización necesarios para obtener el 100%, pero con su plan de jubilación de la ATP y sus otras inversiones, no parece que vaya a perder el sueño por esto.