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Gennaro Sangiuliano

La amante despechada de un exministro italiano le rajó el cráneo con las uñas

Gennaro Sangiuliano recibió 13 puntos de sutura como consecuencia de las heridas

La opinión pública italiana esperaba revelaciones en relación con el culebrón desatado a finales del pasado verano a raíz de la dimisión del ministro de Cultura, Gennaro Sangiuliano, cuando se descubrió que había iniciado los trámites para contratar como asesora para «grandes eventos» a su amante, la exuberante influencer Maria Rosaria Boccia. Esta, previamente, había filtrado los servicios que había prestado representando al ministerio. De nada sirvió que Sangiuliano, pese a haberla hecho trabajar para él, nunca hubiera formalizado un contrato de trabajo para ella: el 6 de septiembre sucumbió a la presión mediática, completada por la de sus «amigos» políticos, y presentó su dimisión a la jefa del Gobierno, Giorgia Meloni, que la aceptó de inmediato.

Mas este acto no agotó, ni mucho menos, el caso. Desde hacía varios días, el conocido presentador Sigfrido Ranucci, conductor del programa de investigación Report, emitido por el tercer canal de la Rai, venía indicando a sus televidentes que estuvieran preparados de cara a la edición del pasado domingo: habría aportaciones novedosas. Las hubo en forma de sórdidas y espectaculares fotografías del cráneo rajado de Sangiuliano, al que los médicos de tuvieron que ponerle 13 puntos de sutura.

Maria Rosaria Boccia con el exministro Sangiuliano

La agresión perpetrada por Boccia sirviéndose de sus largas y afiladísimas uñas se produjo el pasado 16 de julio en una habitación del Hotel Nazionale de San Remo, donde la pareja adulterina pernoctaba. El arrebato de Boccia estuvo motivado por el anuncio que le acababa de hacer Sangiuliano, según hizo constar en su denuncia ante la Policía: ya no se daban las circunstancias para oficializar su se disponía a dar por terminada la relación porque pretendía volver, y sin dobleces, con Federica Corsini, su mujer de siempre, «la que lo es todo para mí en esta vida».

Fue Corsini, por cierto, a quien acudió con las heridas aún en carne viva. Pero Sangiuliano, en un primer momento, le mintió según se desprende de la web especializada en prensa rosa Dagospia. Este medio sostiene que el todavía ministro le contó que había tropezado con una desafortunada alfombra de la habitación del hotel y se había resbalado y golpeado con la cabeza el borde afilado de una mesita. La misma patraña que contaría más tarde a sus allegados. Eso sí, tuvo suficiente temple como para fotografiar sus heridas y apoyar su denuncia con pruebas fehacientes.

El ministro de Cultura de Italia, Gennaro Sangiuliano, junto a su mujer Federica Corsini

Según otras fuentes, cuando le vio en semejante estado, Corsini concertó una cita con un cirujano plástico, que cosió la cabeza de Sangiuliano con 13 puntos de plástico, es decir, de los que se reabsorben, haciendo casi desaparecer la cicatriz. Así las cosas, durante quince días el político se paseó con un esparadrapo del color de su piel, casi invisible a ojos de las personas con las que coincidía. Pero la estratagema se desmoronaba según pasaban los días, y en paralelo a su caída política. Por eso las revelaciones de Report no han hecho sino confirmar lo que ya circulaba de forma insistente por los mentideros políticos de Roma.

En cuanto a Boccia, su futuro judicial se complica: por la denuncia de Sangiuliano, obviamente, y también por la presunta estafa inmobiliaria en la que está involucrada, relacionada con la compraventa de un edificio en Nápoles destinado a convertirse en restaurante.