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Béatrice de Andía, en su château de la Chatonnière, ubicado en Azay-le-Rideau

Gente

La aristócrata que triunfó en París y en cuya esquela figuran títulos falsos

Gran amiga de los Chirac, Beatriz González de Andía y Elío ostenta un ducado y un marquesado que no existen y un condado que no ha sido rehabilitado

La dama hispanofrancesa Beatriz González de Andía y Elío, nacida en Madrid en 1933, conocida como Béatrice de Andía en los círculos sociales galos, fallecida el pasado 16 de octubre en su château de la Chatonnière, ubicado en Azay-le-Rideau —municipio que también acoge a uno de los más espectaculares castillos del Loira—, destacó durante años como una intrépida viajera —se calcula que dio cuatro veces la vuelta a la tierra— y, sobre todo como gestora cultural de alto nivel.

Su competencia en la materia hizo que Jacques Chirac, a la sazón alcalde de París, la nombrase delegada general de Acción Artística de la capital, cargo que desempeñó durante años. Bien es cierto que quien más adelante sería elegido presidente de la República no tuvo que esforzarse mucho para localizarla: Béatrice de Andía era una de las grandes amigas de su mujer Bernadette. Ambas se conocieron a mediados de los cincuenta en los bancos del Instituto de Ciencias Políticas de París, uno de los viveros de las élites francesas. En todo caso, sería injusto servirse de la proximidad con los Chirac para negarle méritos: su balance profesional está fuera de toda duda, de modo especial en el ámbito de la salvaguarda del patrimonio histórico.

Más sorprendente resulta el uso que hacía de su condición aristocrática, tal y como se desprende de la esquela publicada hace unos días por ABC, en la que figura como «Doña Beatriz González de Andía y Elío, duquesa de Salinas del Rosío, marquesa de Villamor y condesa de Torre Cuellar». Un poco más adelante: «Su esposo, Excmo. Sr. duque de Salinas de Rosío, Grande de España, marqués de Villamor, conde de Torre Cuellar», sin precisar su identidad civil. En realidad, se trata del ciudadano Rodrigo de Villamor y Soraluce, nacido en 1971 según su página web, por lo que es 38 años más joven que su esposa.

Mas como precisa a El Debate José Miguel de Mayoralgo y Lodo, conde de los Acevedos y jurista especializado en asuntos nobiliarios, «los títulos de duque de Salinas de Rosío y marqués de Villamor sencillamente no existen... más que en la imaginación del marido de la difunta. Por supuesto, la Grandeza de España que el ‘duque’ dice tener es igualmente inexistente». Por partes: «No hay que confundir», según el conde de los Acevedos, «el título de marqués de Villamor que esgrime ese sujeto con el de conde de Villamor, que existe, concedido a un Alvarado Velasco en el siglo XVII y que hoy ostenta legalmente el conde de Santa Coloma, Grande de España».

Sí que consta, en cambio, la existencia del condado de Torre Cuéllar, «pero no lo lleva nadie ni tampoco esos señores, cuyo parentesco con la última poseedora legal no consta. A la última señora que ostentó legalmente este título le despacharon la Real Carta de sucesión en 1864 y creo que murió en 1885 u 88. Desde entonces nadie lo ha poseído, aunque en el siglo XX ha existido algún intento de rehabilitarlo, que no prosperó, pero no por parte de esa familia Villamor».

Acevedos señala, asimismo, que «estos sujetos Villamor de la esquela tienen una página web delirante, en la que remontan su más que improbable genealogía al siglo IX, y a cuyos ascendientes en el árbol genealógico que publican los llaman Hilario I, Fulano III, etc, como si fuera una dinastía real». En la citada página web, los Villamor alegan que el ducado de Salinas y el marquesado de Villamor les fueron concedidos por Fernando VII en 1814, año en que Fernando VII regresó de su cautiverio en Francia. «Concesiones de la que no existe la menor constancia», según el jurista.

Este basa su argumentación en que las concesiones de títulos durante el Antiguo Régimen, y mucho más las de duque y Grande de España, estaban reservadas a importantes personajes, entre los cuales no se cuenta el Sr. Villamor de la época. Los falsarios no caen en la cuenta de que para falsificar la historia hay que saber mucha historia para no caer en errores”. Más claro, el agua.

Seguidores del carlismo

El conde de los Acevedos también señala que «El Sr. Villamor dice en su página web que es carlista de la rama de don Sixto de Borbón-Parma y que sólo reconoce como válidos los títulos concedidos por los reyes cuya potestad es «de origen divino», es decir, de los reyes absolutos y de los carlistas, pero no de los liberales. ¡Lo que hay que leer!».