Pablo Nicolás Urdangarin
Gente
El deseo y el apoyo de Pablo Urdangarin para Valencia
«Les mando mucha suerte y espero que estén todos bien», ha declarado el sobrino del Rey
La imágenes de los Reyes de España consolando a los castigados por la peor DANA de la historia este domingo dieron la vuelta al mundo. No es para menos.
Aguantando estoicamente los reproches pertinentes de los ciudadanos afectados, Felipe VI y Doña Letizia, intentaron dar consuelo a los habitantes de Paiporta que perdieron todo, menos sus vidas. Son afortunados, en ese sentido porque esta terrible DANA, que golpeó la Comunidad de Valencia principalmente, de momento ya se ha cobrado más de 200 víctimas mortales.
Mucha suerte
El sobrino del Rey que vive en Barcelona, Pablo Urdangarin, y es deportista profesional, no ha querido dejar pasar la ocasión de solidarizarse con los más castigados por esta tragedia y ha mandado un mensaje de ánimo.
El joven ha expresado su tristeza en declaraciones a Europa Press: «Me sabe fatal y espero que estén todos bien, y que les mando mucha suerte», ha señalado a los periodistas.
Pablo Undargarin
El hijo de la Infanta Cristina no ha querido pronunciarse más al respecto, y no quiso entrar a valorar, como sí que hizo su prima Victoria Federica. La hija de la Infanta Elena explicó en redes sociales su opinión sobre la impecable actuación del Rey en su visita a Paiporta este domingo y la comparó con la postura esquiva de Pedro Sánchez. Una visita controvertida donde los Reyes recibieron empujones, les salpicaron con barro y escucharon quejas de los vecinos compungidos. Las impactantes montañas de coches convertidos en chatarra y los ríos de barro acumulado por las calles valencianas, con la gente desesperada y pidiendo ayuda al pie de sus casas, sobrecogen cada día que pasa aún más.
Mientras los ciudadanos tratan de recuperar el aliento, los políticos se pierden en discursos que flaco favor hacen para paliar el dolor de los afectados por esta terrible tragedia, una intensa riada, que arrasó con parte de la provincia valenciana. Nadie puede mirar para otro lado, en una situación así.
