La dura consecuencia de la victoria de Trump para el Príncipe Harry
El pasado marcado por las drogas del duque de Sussex podría poner en riesgo su residencia en California
La relación entre Donald Trump y el Príncipe Harry y Meghan Markle ha sido cualquier cosa menos amistosa. Desde que la pareja decidiera abandonar la familia real y trasladarse a California, la tensión entre ellos y el mandatario estadounidense ha ido escalando, generando una serie de comentarios mordaces, acusaciones de traición y toda una saga de críticas públicas. Ahora, con Trump nuevamente en la Casa Blanca, el panorama para Harry y Meghan en Estados Unidos podría tornarse aún más complicado.
Trump ha sido especialmente duro con Harry, acusándolo públicamente de «traicionar» a la Reina Isabel II y de «falta de lealtad» al dejar atrás sus deberes reales y establecerse en territorio estadounidense. Para Trump, el hecho de que Harry decidiera apartarse de la monarquía es simplemente imperdonable, una falta de respeto hacia la institución que, en sus palabras, representa la estabilidad del Reino Unido.
Esta visión se ha intensificado tras la publicación del libro Spare, en el que Harry revela detalles personales y familiares que Trump y sus simpatizantes no han tardado en utilizar como munición. Pero el Presidente no se ha quedado ahí. Aprovechando las revelaciones de Harry sobre su consumo de drogas en su juventud, tanto Trump como organizaciones conservadoras como Heritage Foundation han alzado la voz, cuestionando el estatus migratorio del hijo del Rey Carlos III. Según estas voces, mentir en los formularios de inmigración estadounidenses sobre el consumo de sustancias es motivo de deportación, y Trump ha insinuado que no tendría problemas en «hacer cumplir esa ley» y poner en riesgo la residencia de Harry.
Por otro lado, el desprecio de Trump hacia Meghan Markle también ha sido evidente. En múltiples entrevistas y declaraciones, el Presidente ha llamado a Meghan «desagradable» y la ha culpado de «arruinar» la relación de Harry con la familia real. Para Trump, la ex actriz es una figura desestabilizadora que solo ha traído problemas a la vida del príncipe, y no ha dudado en expresar su rechazo hacia sus opiniones políticas y su postura hacia la monarquía británica. En una entrevista con Piers Morgan, Trump insinuó que Meghan podría «dejar a Harry cuando ya no le convenga», sugiriendo que la relación es más bien una cuestión de conveniencia para la actriz, lo cual ha alimentado rumores y especulaciones sobre la estabilidad de la pareja. No solo Trump ha arremetido contra ellos. Su hijo, Eric Trump, se unió a las críticas al calificar a Harry y Meghan de «manzanas podridas», expresando que ambos son una influencia negativa tanto para la familia real británica como para la imagen de Estados Unidos.
Además, cabe recordar que cuando Harry y Meghan se mudaron a California, el magnate neoyorquino fue rápido en declarar que Estados Unidos no cubriría los costos de su seguridad, una declaración que, aunque innecesaria, dejó claro el nivel de animadversión que sentía hacia la pareja. Sin embargo, esta relación hostil entre Trump y Meghan tiene un trasfondo que se remonta a 2016, cuando Meghan calificó al entonces candidato a la presidencia de «misógino» y «divisivo». Desde entonces, Trump no ha ocultado su desagrado hacia ella, criticando su influencia sobre Harry y sugiriendo que ha contribuido a desestabilizar su vida y su relación con la familia real. Ahora, con Trump de vuelta en la Casa Blanca, la situación para los duques de Sussex en Estados Unidos es incierta. Las declaraciones y posturas rígidas de Trump en cuanto a las leyes de inmigración y la posición de Harry podrían significar que el príncipe no tenga un futuro seguro en suelo estadounidense.
En 2016, Meghan Markle no tuvo reparos en expresar, en una entrevista en The Nightly Show with Larry Wilmore, su opinión sobre Donald Trump durante su campaña presidencial , calificándolo abiertamente de «misógino» y «divisivo». Como actriz estadounidense, sus palabras fueron vistas en ese momento como un acto de valentía por algunos, mientras que otros lo interpretaron como una provocación hacia el entonces candidato presidencial. De hecho, estos comentarios iniciales de Meghan marcaron el inicio de una relación tensa y sin filtros con Trump.
Y en 2020, ya como duquesa de Sussex, Meghan y el Príncipe Harry aparecieron en un video durante el especial Time 100 de la cadena ABC, instando a los estadounidenses a votar y a rechazar el discurso de odio y la desinformación. Aunque no mencionaron a Trump directamente, el mensaje fue ampliamente interpretado como una referencia al entonces presidente, conocido por su retórica divisiva y su uso controvertido de las redes sociales.