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Cari Lapique confiesa qué le ayuda a superar la muerte de su marido y su hija: «Me tiene distraída»
La viuda de Carlos Goyanes confiesa en exclusiva cómo se encuentra tres meses después de la muerte de su marido y su hija Caritina
Cari Lapique se ha quedado sin fuerzas, las que consigue reunir son para sus nietos. Desde que nació el primero de ellos, Pedro, 14 años, al que la familia llama Pedrito, Cari decidió autodenominarse «abuelona feliz». Ni yaya, ni Cari, ni otros cortafuegos para evitar la palabra que a tantas personas le hacen sentir mayor. Abuelona y punto. Enseguida me rectifica la edad de Pedrito «siempre le ponen trece años. Le molesta un montón cuando le quitan uno. Imagínate, con lo que nos gusta a los demás que nos lo quiten».
Y precisamente por ellos hizo su primera salida después del peor verano de su vida, al Santiago Bernabéu para que cumpliesen un deseo que tenían desde hace tiempo. Los nietos quería salir al campo de la mano de un futbolista y su abuelona se lo consiguió.
«Tu sabes lo que disfruté viéndoles tan felices. Por eso les acompañé al estadio, ellos me dan la fuerza que no tengo». Y se enterneció cuando el pequeño de los nietos, que salió al campo de la mano de Dani Carvajal, se sintió culpable cuando el jugador, a pocos minutos de acabar el partido, se lesionó. Al finalizar el encuentro, Beltrán, 5 años, lloraba desconsoladamente, tanto que días después recibió un mensaje del propio Carvajal tranquilizándole.
Cari se ha ganado a pulso las reacciones cariñosas que recibe. Como la afluencia masiva de amigas y clientas, que acudieron a su llamada, cuando las hermanas gemelas Yowe, Beli y Yolanda López, abrieron su showroom efímero de primeras marcas de ropa en Madrid, Joseph, Aspesi, Forte-forte, Mantu, Victoria Beckham, Missoni o Marni. «Necesito trabajar, ingresar dinero. Soy autónoma y tengo gastos que tengo que afrontar todos los meses, como todo el mundo. Llevo toda mi vida trabajando y especialmente ahora, nada me gusta más que trabajar para cuidar mi salud mental, me tiene super distraída cuando estoy trabajando y no le doy tantas vueltas a las cosas».
Sí, Cari hizo su segunda salida «social», al margen de acudir a misa los domingos o recoger a los nietos del colegio, porque tiene que ingresar. Las mujeres facturan y para ello tienen que trabajar. Y ella lo hace desde siempre y no sólo con su hija Carla en la inmobiliaria, también diversifica fuentes de ingresos. Su extensa agenda telefónica, le respondió, pero lo lleva haciendo desde que las Yowe, vinieron por primera vez a Madrid «a yolanda y a Bely las quiero y las adoro con locura. No sabes cómo se portan conmigo».
Las gemelas tienen, desde hace 40 años, dos tiendas exquisitas en Santander y León, con ropa muy especial y difícil de encontrar en España. Dos veces al año, y ya van 16, se instalan en Madrid. Al principio iban al hotel Adler, luego pasaron al Santo Mauro y finalmente a un local en el barrio de Salamanca. Su primera clienta fue Ana Rosa y la persona que acompañaba a la periodista, les recomendó a las Yowe que contratasen a Cari Lapique, la mejor relaciones públicas de Madrid. Ellas siguieron el consejo y hasta hoy.
Tenían que haber abierto su tienda efímera en septiembre, pero la muerte del marido y de la hija mayor de Cari, les supuso a todos un tremendo dolor. Se quedaron sin fuerzas y sin ganas de convocar a nadie, pero hay que trabajar, hay que ingresar y pagar facturas. Con el corazón encogido, ajustaron con ella una nueva fecha y a finales de octubre, Lapique se enfundó en su traje de chaqueta laboral y con su dolor dentro, sin fuerzas, pero con resiliencia comenzó a recibir una afluencia masiva de respuestas. Han batido un récord de ventas. Todos se han volcado y aunque tenía en la puerta una custodia permanente de periodistas, ha sido incapaz de hablar más allá de dar las gracias, por eso que hoy me dedique un tiempo tengo que reconocerlo públicamente con agradecimiento.
Las Yowe le han ayudado, como lo vienen haciendo desde hace dieciséis años, y lo mismo que proveen el fondo de armario de media sociedad madrileña, le han ayudado a distraer su mente. Entre percheros de ropa he coincidido con Elena Cue, Carla Pereyra, Macarena Rey, Miriam Lapique, Carmen Martínez Bordiu, Nuria González, Carmen Navarro y por supuesto, Ana Rosa Quintana, ellas le han dado fuerzas, ánimo e ingresos a una mujer que es puro amor y ahora está precisamente consumida por él, al faltarle en la tierra parte de sus puntales. Y dadas las horas, tenemos que dejar de conversar porque Cari tiene una cita ineludible, cenar con sus nietos, a los que oigo distraer y acaparar la atención de la súperabuelona.