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Irene Montero, en la presentación de su libro 'Algo habremos hecho'GTRES

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La gran vida de Irene Montero, la nueva casta: salario de lujo, mansión en Galapagar y tertuliana estrella

La exministra parece haberse alejado de los ideales de humildad y cercanía que antes promovía

Es difícil creer que aquellos mismos líderes que entraron a la política como iconos de la austeridad y la proximidad a las clases populares hoy luzcan en Bruselas y Madrid con un aire mucho más refinado, pulido y, hay que decirlo, un poquito pijo. Irene Montero y Pablo Iglesias, quienes se forjaron en el ideario colectivo como representantes de una España de «camiseta y vaqueros», ahora nos sorprenden con estilismos que hasta los «Cayetanos» aplaudirían.

Desde el pasado noviembre, Irene Montero dejó su puesto en el Ministerio de Igualdad, pero no su lucha por el feminismo hegemónico. Aunque ya no desde la primera línea, sigue peleando… pero desde Bruselas, con un sueldo de 124.529,16 euros al año (10.377,43 al mes) y publicando en TikTok e Instagram para 123 y 351 mil seguidores respectivamente.

Sus cuentas están repleta de «momentazos» donde comenta la actualidad y resume sus intervenciones, alcanzando más de 2,2 millones de «me gusta». Y si muchos podrían pensar que se trata de un cambio de trincheras, algunos no pueden evitar preguntarse si los ideales de Montero están evolucionando al mismo tiempo que su peinado, ahora corto y moderno (sí, como el de Tamara Falcó, porque al final todos seguimos las modas).

Pero si el «glow-up» de Montero es notable, la transformación de Iglesias es casi digna de un artículo propio. El que fuera el abanderado de las camisetas básicas y la coleta que ya forma parte de la historia política de España, sorprendió hace unos meses con una camisa «preppy» de la marca Silbon. ¿Su precio? Unos módicos 65 euros. Para algunos es solo una camisa, para otros, un símbolo de su adaptación a los estándares de aquellos que, antaño, él mismo criticaba como representantes de la «élite» y el consumismo. Al parecer, el atuendo de supermercado ha quedado en el olvido.

Pero hablemos del libro, porque Montero también ha debutado como autora. Algo habremos hecho (precio: 19,95 euros), es una especie de memorias políticas en las que repasa su trayectoria y reflexiona sobre su papel en el feminismo y en la política de Unidas Podemos. Aunque también trae su dosis de controversia, como cuando califica de «error político» haber apoyado a Yolanda Díaz como candidata electoral.

Pablo Iglesias e Irene Montero

La presentación del libro, que tuvo lugar el pasado lunes en una exclusiva sala de Madrid, fue más que un evento literario: fue una declaración pública de amor. Iglesias, como siempre, estaba en primera fila, aplaudiendo y sonriendo orgulloso, mientras Montero dialogaba con la escritora Joana Bonet. Y no faltaron los gestos románticos; al terminar, Iglesias se acercó al escenario para felicitarla con un cariñoso beso y abrazos.

Para la ocasión, Montero eligió un look relajado de vaqueros y camisa blanca con detalles en encaje, mientras que Iglesias se decantó por un jersey negro y jeans, ambos estilismos sencillos pero impecablemente cuidados. Sin embargo, su «sencillez» tenía un matiz diferente: ya no se trata del look de «hijos del barrio», sino de un estilo que podríamos llamar «pijo-casual». Resulta que, según parece, ambos han adoptado un estilo cada vez más cercano al de la élite que antaño criticaban.

De Vallecas a la sierra madrileña

Irene Montero vive ahora entre Bruselas y su casa en la Sierra de Guadarrama. Ahí, en Galapagar, disfruta de una vida familiar junto a su pareja, Pablo Iglesias, sus tres hijos, y sus tres perros adoptados. ¿La residencia en cuestión? Un chalet de segunda mano, de unos 615.000 euros, con 268 m² construidos sobre una parcela de 2.000 m², chimenea, jardín con huerta, zona zen y hasta un pequeño chamizo para invitados. Tranquilo y discreto, pero más cerca de la «calidad de vida» de las élites que del estilo de los barrios que representaban en sus inicios.

La noticia de la compra de la casa ha sido tan comentada porque Pablo e Irene cimentaron su fulgurante carrera política precisamente criticando a los que vivían este estilo de vida. En su discurso inicial, el concepto de «la casta» era una categoría infamante que dirigían hacia cualquier figura de la política o el poder que consideraban alejada del ciudadano común. Ellos, en cambio, venían de barrios populares, defendían el alquiler, la austeridad, y lo demostraban con su estética de camisetas y vaqueros. Así que, ¿qué ha cambiado?

Pablo Iglesias e Irene Montero, el pasado 28 de mayo, en un colegio electoralRafael Bastante / Europa Press

Durante una charla con el streamer Ibai Llanos, Montero no esquivó la cuestión. Cuando Ibai le preguntó si no temían ser considerados «de la casta» por la compra de su casa, Montero respondió: «Ser de izquierdas no es tener un iPhone. Yo con el dinero que tengo y con el dinero que tiene mi pareja, legítimamente ganado, podemos tomar las decisiones que queramos... decidimos crear un espacio de seguridad.». Y añadió que para ellos, dada su notoriedad, «no es tan fácil salir a cualquier sitio». Esto de nuevo generó críticas, pues la compra del chalet fue vista por muchos como el final de su discurso original de igualdad y proximidad con el pueblo.

Nueva tertuliana en televisión

La última noticia que ha causado revuelo es el fichaje de Irene Montero como colaboradora de Todo es mentira, el programa que presenta Risto Mejide. Con el entusiasmo que le caracteriza, Mejide anunciaba: «La semana que viene se incorpora a esta mesa la exministra de Igualdad, eurodiputada y secretaria política de Podemos». Marta Flich respondía con entusiasmo, mientras que Alfonso Serrano, al otro lado de la mesa, no lograba disimular su cara de asombro, como quien piensa «lo que nos faltaba». Mejide no dudó en lanzar una indirecta, despidiéndose con un tono jocoso: «Le damos la bienvenida y, por supuesto, la esperamos con los brazos abiertos, para debatir con Serrano, que mira la ilusión que le ha hecho».

Montero, que ya ha conquistado las redes con sus resúmenes en TikTok e Instagram, da ahora el salto al plató de televisión, siguiendo los pasos de su pareja, Pablo Iglesias. Desde marzo, el exlíder de Podemos es colaborador de Mañaneros, un programa que mezcla entretenimiento, actualidad política y social, y que parece diseñado a la medida de su estilo de análisis. Iglesias, además, cuenta con su propio medio, Diario Red, desde el que también comenta la actualidad con el estilo crítico que lo caracteriza.