Muere a los 63 años María de Mora, la anfitriona de las fiestas que reunían a las famosas con hombres poderosos
La relaciones públicas atravesó tres cánceres. «Ha sido una luchadora increíble», confiesa su amiga Lola Sopeña
La noticia se conocía a primera hora de esta mañana y teñía de luto el mundo del corazón y la belleza. La empresaria y relaciones públicas María de Mora ha muerto, a los 63 años, a causa de un cáncer que padecía desde hace tiempo. Según ha podido saber El Debate, su despedida se ha organizado en el Tanatorio de la Paz, en Tres Cantos, en la sala 14, a partir de las 11.00 horas. Hasta allí se han desplazado sus familiares y amplio círculo de amigos.
«Ha sido una luchadora increíble. Llevaba desafiando a la muerte desde hace 30 años, que tuvo un cáncer en el que le hicieron una mastectomía y le dieron 2 años de vida. Y hasta aquí ha llegado», ha declarado a este periódico su gran amiga y socia Lola Sopeña.
María de Mora nunca tuvo reparos en hablar de su enfermedad de forma pública. En 2014, se sentó en el plató de Deluxe para contar que volvía a padecer cáncer por tercera vez, todos ellos de mama. «Cuando me dijeron que tenía cáncer, mi primera reacción fue decir 'no me lo puedo creer'. Tuve miedo, mucho miedo. Pensé que no iba a poder superarlo. Creí que no iba a tener fuerzas para afrontar un tratamiento tan agresivo como el que atravesé hace 17 años», explicó. El primero fue a los 36, el segundo a los 38 y el tercero a los 53.
Afable y siempre con una sonrisa, el nombre de María de Mora saltó a la prensa social a inicios de la década de los 2000, gracias a su labor de relaciones públicas. Ella era la organizadora de grandes fiestas en las que ponía en contacto a hombres muy poderosos y mujeres de cierta relevancia social. Se habló de personajes como Malena Gracia, Marlene Mourreau, Ivonne Reyes, Sonia Monroy o María Jesús Ruiz. En cuanto a los hombres, figuran poderosos empresarios, políticos e incluso miembros de la realeza europea. Ella valía más por lo que callaba y siempre quiso mantener la discreción.
Cansada de los focos y la fama, en sus últimos años se reinventó como asesora estética, de la mano de su amiga Lola Sopeña. Aconsejaba sobre diferentes tratamientos de belleza y medicina reparadora: liposucciones, infiltraciones o inyecciones de bótox.