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Cayetano Martínez de Irujo

Las sevillanas de Cayetano Martínez de Irujo y los ricos que compran pura sangre española

El hijo de la duquesa de Alba llegaba a Sevilla, con aires de jinete, acompañado de su novia Bárbara

Cómo en tan pocos metros, los que caben en dos campos de fútbol, se puede reunir tanta fortuna económica, empresarial y social. Pues en Sevilla se puede. Durante los seis días que dura el Sicab, el Salón Internacional del Caballo, en Sevilla, lo más ricos del mundo, aficionados a los caballos de pura raza española, PRE, se han reunido y han comprado lo más grande.

Sergio Ramos se ha paseado por el recinto con intenciones de enriquecer su yeguada SR7. El futbolista, que no encuentra equipo, ya cuenta con Yucatán de Ramos, el caballo de un millón de euros. Lástima que no coincidiera con el delegado del Atlético de Madrid, Miguel Ángel Gil Marin, porque nunca se sabe dónde pueden llegar las sinergias. Se empieza hablando de caballos y se termina fichando. El empresario Gil, además de heredar de su padre la estela de aquel caballo Imperioso blanco, él, por sí mismo, ha enriquecido los pura raza en su finca de Valdeolivas en Ávila . No es fácil de ver pero el hijo de Carlos Slim, Patricio, que encima es guapo y apuesto, también se pasea al galope y al trote por estos lares sevillanos. Esto sucede durante el día, pero al caer el sol. La vida se vuelve color albero.

La sorpresa de una de estas noches del Sicab, ha tenido lugar en el hotel doña María. Llegaba feliz Cayetano Martínez de Irujo, con aires toreros (aunque él me corrige «mejor de jinete») del brazo de su novia Bárbara. La joven hace honor al nombre porque es Bárbara y encantadora. Y tan gentil que me prestó sus pieles porque hacia relente esa noche, hasta que el duque jinete, al segundo toque del flamenquito, sin decir nada, se levanta, se acerca al grupo y les pide unas sevillanas. Se acabó el relente. Cayetano se yergue, se ajusta el jersey de lana y señores y señoras, se marca unas sevillanas de libro. «Sólo me dieron unas clases de pequeño, para aprender los pasos. Lo demás lo he aprendido yo, bailando». No había video suficiente para inmortalizar esta arrancada ducal. Olé y olé.

Hasta la madrugada hubo fiesta, pero ellos se fueron cuando en la catedral daban las doce y media «tenemos media hora de coche hasta llegar a la finca». Para entonces, también Gloria Camila, que está felizmente soltera, ya se había perdido por la noche sevillana «hay que darlo todo cuando se viene a Sevilla» y por cierto, su padre, el gran Ortega Cano, se recupera divinamente y aunque ella no ha visto el video del metro, donde sufrió la caída el maestro, «quiero pensar que se cayó y nadie le empujó. Se recupera bien y ya le duele menos y la suerte es que no tendrán que operarle».