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La historia detrás del Salón de Gasparini donde se hicieron los retratos de los Reyes
Los retratos de los Reyes forman parte de la exposición La tiranía de Cronos, organizada por el Banco de España
En el imponente marco del Palacio Real de Madrid, el Salón Gasparini se convierte en el escenario perfecto para los nuevos retratos oficiales de los Reyes Felipe VI y Letizia, realizados por la célebre fotógrafa estadounidense Annie Leibovitz. Estos retratos, encargados por el Banco de España por 137.000 euros, no solo celebran 20 años de matrimonio y 10 de reinado de los monarcas, sino que también son un reflejo del equilibrio entre modernidad y tradición. Las imágenes, que forman parte de la exposición La tiranía de Cronos, se podrán visitar en el Banco de España hasta el próximo 29 de marzo de 2025, en un horario de martes a sábado de 11:00 a 14:00 y de 16:00 a 20:00 horas, con entrada gratuita mediante reserva previa.
Elegido por Leibovitz para la sesión, el Salón Gasparini es uno de los espacios más icónicos del Palacio Real de Madrid. Diseñado durante el reinado de Carlos III por el pintor de cámara y decorador italiano Mattia Gasparini, este salón combina influencias italianas, españolas y alemanas en una obra maestra del barroco tardío. Aunque el diseño comenzó en 1760, ni Carlos III ni Gasparini vivieron para verlo completado.
Sería Fernando VII quien supervisaría su finalización, haciendo del Salón Gasparini una sala única en Europa, reconocida por expertos como Pilar Benito, jefa de Conservación de Patrimonio Nacional, quien lo califica como «el mejor conjunto rococó que existe en Europa». Las paredes, decoradas con bordados de hilos de plata y seda, son un trabajo excepcional que resalta la opulencia y el detalle artesanal de la época.
Cada rincón del salón, desde sus espejos con marcos dorados hasta su impresionante araña central, cuenta una historia de lujo y majestuosidad. Durante el reinado de Carlos III, las paredes cambiaban su decoración según la temporada: en invierno lucían tapices de la Real Fábrica, y en verano, obras de Velázquez, Murillo y Tiziano, entre otros maestros.
Annie Leibovitz, quien recibió el Premio Príncipe de Asturias en 2013, había expresado su deseo de retratar a los Reyes desde hace más de una década. Para este proyecto, contó con absoluta libertad artística, desde la elección del escenario hasta el vestuario de los monarcas. El Salón Gasparini fue seleccionado tras días de evaluación por su riqueza histórica y estética, destacando como el entorno perfecto para conectar la tradición monárquica con una visión contemporánea.
Además conserva detalles que fascinaron a Leibovitz y su equipo. La lámpara de araña, los espejos y las consolas decoradas con bronces del Taller Real proporcionaron un fondo majestuoso. Por otro lado, el mármol estilo rococó del suelo y el papel pintado único en el mundo, diseñado exclusivamente para la sala, sumaron una dimensión de sofisticación inigualable.
Estilismos históricos
La sesión fotográfica, realizada el 7 de febrero de 2024, fue descrita como «larga e intensa» por Yolanda Romero Gómez, conservadora del Banco de España. Duró cinco horas y contó con un equipo reducido de cinco personas, creando un ambiente íntimo que permitió a los Reyes mostrarse cómodos y naturales. En su retrato, Felipe VI aparece con el uniforme de gala de capitán general del Ejército de Tierra, rodeado de elementos clásicos del retrato monárquico: una mesa, un reloj, un espejo y cortinas abiertas. Estos detalles refuerzan su rol como jefe de Estado y heredero de una tradición que mezcla lo solemne y lo simbólico.
La Reina Letizia, en cambio, rompe con la tradición. Leibovitz la retrató con un enfoque hollywoodense, luciendo un vestido negro de tul de seda plisado y una capa fucsia de Cristóbal Balenciaga, piezas únicas cedidas por la Fundació Antoni de Montpalau. El chal frambuesa fue confeccionado por el diseñador para la boda de Juan Carlos y Sofía en 1962.
Además, Letizia luce joyas históricas como el collar de chatones y los pendientes de Alfonso XIII que fue uno de los regalos que le hizo a Victoria Eugenia de Battenberg el día de su boda, y su anillo favorito de la firma Coreterno, grabado con la frase de La Divina Comedia: «El amor que mueve el sol y las otras estrellas». Según Vanitatis, Letizia trabajó junto a su estilista Eva Fernández durante meses para encontrar el look adecuado. Finalmente, se optó por piezas de Balenciaga, diseñador vasco que marcó un antes y un después en la Alta Costura. Estas prendas, cargadas de significado, son una elección que combina glamour, historia y elegancia atemporal.