La Reina Camila se ausentó de la bienvenida oficial por su infección respiratoria, pero no faltó a la cena de gala. Una cita en la que deslumbró con un impresionante vestido de terciopelo rojo y las joyas más espectaculares de la corona inglesa. En la cabeza, la tiara Kokoshnik, una de las favoritas de Isabel II y que Camila no había portado hasta ahora.