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La cara menos conocida de Cayetana Álvarez de Toledo: marquesa, madridista y su gran amiga de la realeza
Marquesa por linaje y política por convicción, Cayetana Álvarez de Toledo combina el peso de su noble ascendencia con una carrera marcada por su fuerte carácter
Cayetana Álvarez de Toledo, una de las figuras políticas más controvertidas del panorama español, vuelve a estar en el centro de la polémica. Esta semana, la diputada popular y marquesa de la Casa Fuerte dejó una contundente declaración en el Congreso que resonó más allá de los muros parlamentarios: «Solo hay algo peor que un criminal, un criminal de alquiler». Sus palabras, dirigidas al abogado Gonzalo Boye, quien defendía a líderes independentistas en la Subcomisión de Igualdad, han reavivado el debate sobre el procés, y el papel de ciertos actores en la política nacional.
Pero, ¿quién es Cayetana más allá de sus virales intervenciones? Su nombre, vinculado a la nobleza y a una trayectoria académica y política destacada, también esconde diversas facetas.
Orígenes aristocráticos y triple nacionalidad
Nacida en Madrid el 15 de octubre de 1974, Cayetana lleva en su ADN una mezcla de culturas y tradiciones. Su padre, Juan Illán Álvarez de Toledo, XII Marqués de Casa Fuerte, le dejó en herencia el título que hoy ostenta, mientras que su madre, Patricia Peralta Ramos, le transmitió raíces argentinas. La infancia de Cayetana estuvo marcada por el ir y venir entre Madrid, Buenos Aires y Londres, lo que la llevó a adoptar un acento característico y a obtener tres nacionalidades: española, argentina y francesa.
A los siete años, su familia se estableció en Argentina, donde estudió en el prestigioso colegio Northlands, conocido por formar a futuras figuras internacionales, como Máxima Zorreguieta, actual reina de los Países Bajos. Su relación con Máxima, más que un recuerdo escolar, se mantiene viva en una amistad de décadas.
Trayectoria entre Oxford, el periodismo y la política
Con un currículo académico envidiable, Cayetana estudió Historia Moderna en la Universidad de Oxford, donde también obtuvo un doctorado. Su tesis sobre el obispo Juan de Palafox marcó el inicio de una carrera que alternó entre el análisis histórico y el debate político. En el año 2000, comenzó como redactora en El Mundo, destacándose en las secciones de Opinión y Economía, antes de saltar a la arena política con el Partido Popular.
Pasión por el ajedrez y su lealtad al Real Madrid
Lo que pocos saben es que Cayetana es una ávida jugadora de ajedrez, una pasión que desarrolla en su tiempo libre como forma de relajarse y que ha compartido en sus redes sociales. Además, en su cuenta de Instagram dejó claro su lealtad al Real Madrid, compartiendo una fotografía en el Santiago Bernabéu.
Una vida de contrastes
Divorciada del conde Joaquín Güell en 2017 tras 17 años de matrimonio, la marquesa mantiene una relación cercana con sus hijas, Cayetana y Flavia, aunque prefiere mantenerlas lejos de los focos mediáticos.
A pesar de su desahogada situación económica, con inversiones que superan el millón de euros, su estilo de vida compagina el equilibrio de conducir un modesto Volkswagen Polo de 2014 con el lujo y la contención, entre la tradición aristocrática y su moderno activismo político.
La cara cálida detrás del discurso contundente
Mario Vargas Llosa, su íntimo amigo, la describió como una mujer de «convicciones firmes, pero con una calidez y sentido del humor que pocos conocen». Y es que detrás de su imponente presencia en la política, se encuentra alguien que, según amigos cercanos, sabe disfrutar de una buena charla, un café y una partida de ajedrez.
Cayetana Álvarez de Toledo, con su triple nacionalidad, su pasión por el ajedrez y el Real Madrid, y sus orígenes aristocráticos, demuestra que la política no es su única dimensión.