Ana Obregón vuelve a hacer caja posando con su nieta en Navidad: «Me llama mami»
La actriz se lucra, una vez más, vendiendo a una revista las fotos con Ana Sandra
Desde que Ana Sandra nació en abril de 2023, mediante un vientre de alquiler, Ana Obregón ha convertido las exclusivas en ¡Hola! en una forma de hacer caja que no quiere interrumpir. Desde aquella primera portada en la que la actriz presentó públicamente a su nieta, hasta los posados en Mallorca durante el verano, Obregón ha estado dispuesta a compartir cada momento de su «nueva felicidad» junto a la pequeña. Sin embargo, esta continua exposición mediática no ha estado exenta de críticas. En cada exclusiva, además de mostrar su vida familiar, la actriz no duda en añadir frases de gran carga emocional, como: «Esta fue la última voluntad de mi hijo Aless, quien falleció en 2020, de traer un hijo suyo al mundo», o «Lo que me ha permitido seguir viviendo cada día es cumplir esta misión».
Y ahora, con la Navidad a la vuelta de la esquina, no podía faltar el posado de rigor. ¿Y qué mejor manera de hacerlo que con un árbol de Navidad resplandeciente, luces brillantes y nieve artificial? Todo perfectamente colocado, claro, para transmitir esa felicidad tan genuina y desbordante que Obregón no duda en mostrar. Con una sonrisa de catálogo y un aire de cuento navideño perfectamente armado, no solo comparte la alegría de estar con Ana Sandra, sino que también nos deja entrever sus reflexiones más profundas. Todas ellas, claro, con un claro acuerdo económico detrás. «Lo primero que dijo fue ‘papá’. Cuando veía una foto de su padre, yo siempre le decía: ‘Este es papá’. Hay un álbum aquí que vemos constantemente. Y yo se lo enseñaba de bebé, porque ya le encantaba pasar las hojas desde los ocho meses. Y yo decía: ‘Es papá, es papá’. Pero Anita no hablaba. Y de repente, un día, dice muy bajito, pero con una voz preciosa: ‘Papá’».
En cuanto al carácter de su nieta, Ana también revela: «Anita es un pedacito de mi Aless. Es su sangre y son sus genes. Es lo que tengo vivo aquí, en la tierra. ¿Cómo no la voy a abrazar?». Y, además, se atreve a hacer algunas predicciones sobre el futuro de la niña, asegurando: «Va a ser top model. Aless medía 1,96. Ya me ha dicho el pediatra que ella medirá 1,77.»
Pero también comparte sus miedos y preocupaciones sobre su rol como abuela. «Tengo un cuidado con Anita exagerado. Tengo muchísimos miedos que no tenía antes. Es que antes no era consciente de que, de repente, en la vida, de un día para otro ya no estás, y que la gente que quieres, de repente, de un día a otro ya no está». Por otro lado, también explica cómo es su vida cotidiana con la niña: «No hago nada más que estar 24 horas con Anita. No paro, no paro. Yo me levanto a las seis y media para darle al biberón y luego a las siete me pongo ya a hacerle el puré para cuando coma. ¡Y se hace la hora de comer y sigo en pijama!».
Estas citas, que parecen dar detalles profundos de la vida de Ana Sandra, no solo revelan el profundo amor y dedicación de Obregón, sino también el grado de exposición al que la niña está siendo sometida desde una edad tan temprana. Y es aquí donde entran las reflexiones sobre la contradicción de su comportamiento, dado que Ana Obregón ha sido una de las figuras más destacadas en la defensa de la imagen de los menores en los medios de comunicación.
Si echamos la vista atrás, recordamos que en los años 90 la ex de Alessandro Lequio fue una de las figuras clave en la lucha para proteger a los menores de la exposición mediática, impulsando un movimiento que culminó con la creación de una ley que obliga a los medios a pixelar las caras de los niños. Sin embargo, irónicamente, hoy es la misma Ana quien, en cada oportunidad, expone la imagen de su nieta a través de exclusivas y publicaciones en sus redes sociales. Esta contradicción ha desatado reacciones de expertos en la protección infantil, entre ellos Javier Urra, quien fue Defensor del Menor en la Comunidad de Madrid entre 1996 y 2001.
«Me sorprende y me duele su actitud ahora, concediendo exclusivas con la niña. Tuve el honor de ser el primer Defensor del Menor. Ana vino a la institución, como lo hizo Isabel Gemio, Marta Robles o muchísimas personas conocidas, para que se respetase la imagen de sus hijos. Creo que debemos respetar la imagen de los niños». Además, Urra advirtió sobre las posibles repercusiones a largo plazo de esta exposición mediática en la vida de la niña: «Entiendo su alegría, su cariño, sus ganas de compartir. No quiero creer que haya intereses económicos por una revista. No seré yo quien vaya a juzgarle como persona. Pero lo que sí le diría, con todo el cariño y humildad, es que no transmita a la niña que sustituye a un padre que no va a conocer en el futuro».
Como era de esperar, la bióloga respondió con firmeza a las críticas. «Por supuesto que fui la que más luchó en defensa del menor. Por eso he conseguido que los medios de comunicación tengan que pixelar la cara de los menores. Pero lo que decida una madre o un padre hacer con sus hijos, no veo el delito en que lo haga.» La actriz continuó: «Llevo tres años compartiendo mi dolor a través de las redes y me ha ayudado mucho toda la compasión de las personas. Creo que ahora mis seguidores también se merecen compartir el rayo de luz que ha entrado en mi infierno.»
En un giro más personal, en la entrevista también ha revelado que está vendiendo su casa en Mallorca, un paso que simboliza su deseo de avanzar. Según sus declaraciones, está buscando una nueva casa en el norte de España, entre Cantabria y Asturias, en un intento por encontrar un nuevo lugar donde continuar su vida.