El embajador que evitó dar la mano a la Reina Letizia

El Palacio Real acogió, este jueves, la recepción del Cuerpo Diplomático acreditado en España, en un acto protocolario anual, presidido por los Reyes. Entre los asistentes estuvo el embajador de la República Islámica de Irán, Hassan Ghashghavi, quien, como ya es costumbre desde hace varios años, evitó saludar a la Reina Letizia. Pero, aunque para muchos es una actitud ‘chocante’, esta decisión no fue por desdén ni mala educación, sino que se debe a motivos culturales y religiosos.

La historia es la siguiente. Desde la Revolución Islámica de 1979, los hombres iraníes no pueden dar la mano a las mujeres en público, un principio que se aplica tanto dentro como fuera de su país. Por tanto, el embajador Ghashghavi, tras saludar al Rey Felipe VI con un apretón de manos, se limitó a llevarse la mano al pecho en señal de respeto hacia la Reina, tal y como marcan las normas de su cultura. Aunque el gesto es parte de la tradición de su país, Doña Letizia respondió con una sonrisa y una mirada amable, sin que el incidente causara incomodidad.

Este tipo de saludo es una muestra de respeto por las normas culturales que la Reina Letizia ya conocía, por lo que no le resultó sorprendente. La prohibición de cualquier tipo de contacto físico entre hombres y mujeres, incluida la falta de saludo de mano, está establecida por las leyes iraníes desde la Revolución Islámica y es algo que los diplomáticos de alto rango, como Ghashghavi, siguen estrictamente.

Durante la recepción, los Reyes de España recibieron a otros 125 embajadores residentes en el país y a casi 800 consulados, tanto de carrera como honorarios. Además, otros 49 países están acreditados ante España, pero tienen residencia en otras ciudades internacionales. También estuvieron presentes 42 organismos internacionales con sede en España.

Un dato también muy curioso es que el orden en el que los diplomáticos saludan a los Reyes depende de la antigüedad del embajador en el país, y fue el Nuncio Apostólico de la Santa Sede, Monseñor Bernardito Azua, quien, al ser el de mayor antigüedad, fue el primero en hacerle el saludo protocolario a los Reyes.

Doña Letizia adaptó el protocolo del evento, que dictaba chaqué para los hombres y vestido largo para las mujeres, pero le dio su propio toque moderno. En lugar del tradicional vestido largo, eligió un conjunto de dos piezas, ideal para la ocasión diurna. La falda, de gasa con un corte maxi y cintura alta, fluía elegantemente en un brillante tono azul, un color que marcará tendencia en los próximos meses. Para equilibrar el conjunto, la parte superior fue una sencilla camisa blanca. En cuanto a los accesorios, se puso unos pendientes de zafiros y diamantes en forma de lágrima. No faltó su anillo de Coreterno en la mano izquierda. El Rey Felipe, por su parte, lució impecable con un chaqué negro y una corbata granate.

Aunque invitados deben asistir con traje de gala, muchos embajadores y representantes diplomáticos optan por acudir con el uniforme diplomático o con los trajes nacionales de sus respectivos países. Este fue el caso del embajador de Palestina en España, Husni Abdel Wahed, quien, tras el reconocimiento de Palestina como Estado el pasado 28 de mayo, eligió llevar la kufiya en lugar del esmoquin.