Irene Montero, la feminista que baila el reguetón de Bad Bunny contra las mujeres
La exministra de Igualdad defiende los derechos de las mujeres, pero al mismo tiempo apoya y disfruta de música que las degrada
Los gustos musicales de Irene Montero, exministra de Igualdad y actual eurodiputada, son sorprendentes, especialmente si los comparamos con su imagen como defensora de los derechos de las mujeres. Ha dicho en varias entrevistas, como en 'La Playlist' de RTVE, que su lista de reproducción es muy variada. Le gustan desde Silvio Rodríguez hasta Karol G, Residente y C Tangana, y también incluye canciones infantiles para sus hijos. Sin embargo, lo que más llama la atención es su gusto por el reguetón, un género que, aunque muy popular, no siempre refleja los valores que debería defender la que fue ministra de Igualdad.
Montero misma ha admitido en entrevistas que disfruta de «el perreo”, y que lo ve como «una buena forma de disfrutar entre compañeras feministas». Así, parece que la ministra ha encontrado en la música de Bad Bunny (El conejo malo), uno de los exponentes más populares de este género, un refugio de diversión. No obstante, este gusto por este género musical se vuelve paradójico cuando se observa más de cerca el contenido de las letras de este tipo de música. Canciones como «Weltita» o «DtMF», que la eurodiputada ha llegado a compartir en sus redes sociales, son un claro ejemplo de lo que se está promoviendo.
La letra de «Weltita» incluye frases como: «Te dejo mojaíta, el sol te va a secar, sí, te va a quemar, tú eres mi canción favorita y en repeat te voy a tocar». Estas palabras refuerzan la objetivación de la mujer. Por otro lado, «DtMF» es un canto al desamor, con letras que dicen: «Debí tirar más fotos de cuando te tuve, debí darte más besos y abrazos las veces que pude... Y si hoy me emborracho, pues que me ayuden». La canción también incluye una referencia explícita a «nudes», un término que se refiere a fotos íntimas enviadas con fines eróticos, en el marco del sexting, es decir, el intercambio de mensajes sexuales a través del teléfono móvil. La letra dice: "Y que tú me envíes más nudes”, lo que subraya cómo las mujeres son reducidas a meros objetos sexuales, cuya función es satisfacer los deseos del hombres.
Pero esto no es todo, las letras de Bad Bunny, por ejemplo, están plagadas de frases que refuerzan estos estereotipos. En su álbum «Nadie sabe lo que va a pasar mañana», se incluyen canciones como «Baby nueva», donde canta: «Por más que te esmeres, las tetas y el culo te operes, no hay forma que tú me recuperes. Tú eres una bruja». Y también se ha jactado en sus composiciones de conductas misóginas, como en la frase «clavarse a las putas de tres en tres» o en otras donde presume de tener «muchas novias», como en la canción que dice: «Hoy tengo a una, mañana otra, pero no hay boda».
Las letras
Así las cosas, el apoyo de Irene Montero a estos artistas no es solo un desliz personal, es una contradicción política profunda dado que la música es una buena herramienta de cambio cultural, y es lamentable que alguien en su posición no utilice esa influencia para promover algo más constructivo.
Es cierto que algunas canciones de Bad Bunny han sido vistas como una muestra de apoyo a la libertad y autonomía de las mujeres. En «Andrea», por ejemplo, canta: «Ella no quiere una flor, solo quiere que no la marchiten. Que le den respeto y nunca se lo quiten. Porque ella es jefa, es patrona».
Pero, al final, la música de cantante de Puerto Rico es un claro ejemplo de contradicción, ¿verdad? Es un poco como cuando Irene Montero y Pablo Iglesias criticaban duramente los chalets de lujo de los demás, esos «casoplones» que ella decía que representaban todo lo que estaba mal con la élite.
Sin embargo, no pasó mucho tiempo hasta que ambos se mudaron a un «casoplón» de 600.000 euros en Galapagar, dejando atrás ese modesto piso de barrio en el que, según ellos, «se sentían tan a gustito» en Vallecas.