Portazo y adiós: el día en que la mujer de Guardiola se marchó de casa

En el desangelado complejo de apartamentos City Suites, en Salford (al este de Mánchester), la noticia de la separación de Guardiola no ha sorprendido. Hace ochos años, el entrenador compró aquí, por 2,7 millones de libras, la que convertiría en su vivienda. En lugar de adquirir una enorme mansión rodeada de jardines, a las afueras, en Cheshire, optó por algo más ostentoso, pero impersonal. Su apartamento está situado en un área privada de un hotel de 16 pisos, y cerca de tiendas de diseño, exquisitos restaurantes y vinotecas. Siempre se comentó que el apartamento de Guardiola no resultaba demasiado familiar o acogedor, sino más bien un lugar de solteros adinerados.

Y realmente, Guardiola llevaba haciendo una vida de soltero, desde 2019, hace cinco años. Concretamente desde el día en que su esposa Cristina Serra dio un portazo y se marchó a vivir a Barcelona, con una maleta llena de recuerdos amargos en Mánchester. En principio, se comentó que la mudanza respondía a su intención de hacerse cargo de su negocio de moda en España, pero también de alejarse del hombre con el que ahora negocia su divorcio. El hombre que no podía pasar más de 20 minutos sin pensar en fútbol y que este sábado cumple 54 años.

La clave de esta ruptura, después de tres décadas juntos, habría sido la renovación de Pep Guardiola con el Manchester City por dos años más, según El Periódico. Se afirma que la ruptura no tiene nada que ver con terceras personas o escarceos. La vida de un entrenador de la Premier League no resulta fácil ni estable y puede pasar factura a un matrimonio, aunque no se pueden atribuir los problemas del City a esta ruptura. Quizá tenga más que ver el carácter impulsivo del entrenador, que incluso, apareció con magulladuras en la calva y un arañazo en la nariz, con la sangre aún reciente, en una rueda de prensa. «Quiero hacerme daño», llegó a decir, siendo criticado por hacer apología de la autolesión, después de que el City hubiese empatado 3-3 con el Feyernoord.

El equipo comenzó la temporada con la tercera plantilla más vieja de la Premier League, incluidos 12 jugadores de 29 años o más. Y encadenó derrotas, así como lesiones en sus hombres. Atrás quedaron las seis Premier conquistadas en sus siete años triunfales.

Su mujer tampoco pareció adaptarse del todo a su vida en Inglaterra. «Al principio, Mánchester parecía tener atractivos para Cris, como la llama su marido. Comidas en la trattoria de Salvi en el antiguo Corn Exchange, uno de los favoritos de su marido, y Tast, el restaurante de tapas en el que invirtió, frente a las vigas de estilo medieval catalogadas de Grado II de la joyería Boodles en la céntrica King Street», comenta Ian Herbert, en el Daily Mail.

Pero nunca tuvo tanta presencia pública como en Múnich, una ciudad en la que parecía feliz, durante los tres años que su marido entrenó al Bayern. Había algo de la vida en Mánchester que no le acaba de cuadrar. Se desconoce si de alguna manera influyó el atentado terrorista en el concierto de Ariana Grande, en el Manchester Arena. En las gradas se encontraba Cristina con sus hijas, María y Valentina, aunque por suerte, abandonaron el estadio antes de que estallara la bomba.

Durante años, Cris se convirtió en la única que sabía a la perfección cómo llevar a un hombre extremadamente complejo. Ella le infundía estabilidad, tranquilidad y un apoyo en los momentos difíciles, de ahí que se refiriera a ella como su roca. Jugaban al golf juntos. Lo ayudó cuando se desencadenó el escándalo tras dar positivo por nandrolona en un control antidopaje, cuando estaba en Brescia en 2001.

La familia Guardiola se distribuye hoy por el mundo. El mayor, Marius, vive en Abu Dabi. María, influencer de moda, se mudó a Londres. Valentina, que aún es menor de edad, está en Barcelona con su madre. La última vez que fotografió al matrimonio fue en Wimbledon el pasado julio.