
José Luis López Rodríguez 'El Turronero', en Sevilla
El regreso de El Turronero: «Ya estoy recuperado»
El empresario confiesa que «han sido tres meses en los que he estado desconectado, cuidándome y replanteándome todo»
El 31 de octubre José Luis López, 'El Turronero', emitía un comunicado. «Con gran tristeza, como presidente de la Fundación López Mariscal, deseo comunicaros la cancelación del tradicional almuerzo solidario de Navidad». No era un almuerzo cualquiera, más de mil doscientos invitados. Aristócratas, políticos, artistas, personajes de la televisión, toreros, influencers y por supuesto, vecinos del pueblo natal del empresario, Ubrique, eran desconvocados por sorpresa. El hombre hecho así mismo que comenzó vendiendo turrones en los mercadillos y que hoy es una de las grandes fortunas de Andalucía y amigo de media constelación de estrellas mediáticas estaba mal.
Desconvocaba uno de sus enormes fastos sociales y el motivo era alarmante «se debe a motivos de salud que me afectan y que, por prescripción medica, requieren reposo y de una vida más tranquila y sosegada». Sonaron las alarmas. En seguida Pitingo, Paula Echevarría, El Soro, Bertín Osborne, María Zurita o Miguel Ángel Silvestre comenzaron a enviarle mensajes de apoyo, pero José Luis ya estaba desconectado.
Han pasado tres meses, en los que El Turronero, no le molesta que le llamen así porque no reniega de sus orígenes de los que está muy orgulloso, vuelve con fuerzas renovadas «han sido tres meses en los que he estado desconectado, cuidándome y replanteándome todo».

José Luis López ‘El Turronero’ y David Bisbal
Los médicos le dijeron que tenía que parar, sentarse a reorganizar su vida y sobre todo aprender a decir que no. En ello está y la buena noticia es que regresa pero con más conocimiento de por dónde tiene que centrar sus esfuerzos. Aunque a una persona, como El Turronero, que necesita estar encima de todo y conocer hasta el último detalle, le costará hacer caso a la familia, que le pide que disfrute más de lo que ha conseguido, y a los médicos, que le piden que baje el ritmo de trabajo «pero ya sabes que eso es difícil porque una cosa te lleva a la otra, aunque he aprendido a decir que no y me encuentro recuperado y con ganas». Y como es un hombre de palabra, nos emplazamos a junio para hacer balance de la fuerza que tiene aprender a decir «no».