
El Rey Felipe, en una imagen de archivo
El viaje del Rey Felipe VI a Gran Canaria para asistir a la boda de un buen amigo
El Rey se alojó, este fin de semana, en el hotel Santa Catalina a tan solo cinco minutos a pie del puerto deportivo de Las Palmas
Felipe VI viajó Gran Canaria, el sábado 5 de abril, para ser testigo de la boda de su amigo, Fernando León Boissier, regatista olímpico en cuatro ocasiones, con su prometida Miriam. En esta ocasión, el Rey disfrutó de la ceremonia en solitario, sin la compañía de la Reina Letizia, como ya ha sucedido en otras ocasiones donde ambos han optado por asistir a eventos de forma individual.
El Rey se alojó en el hotel Santa Catalina a tan solo cinco minutos a pie del puerto deportivo de Las Palmas. Este alojamiento, rodeado de amplios jardines, es conocido por su lujo y distinción, ofreciendo una variedad de servicios como piscina al aire libre, tres restaurantes, bar en la azotea y conexión wifi gratuita. Entre sus comodidades, destaca el centro de bienestar, que incluye bañera de hidromasaje, baño turco y tratamientos de belleza. Además, cuenta con un centro de fitness gratuito y un spa, disponible por un suplemento. Este establecimiento ha sido reconocido con la primera Llave Michelin en la isla, y las suites tienen un precio que supera los 260 euros por noche.
Como siempre, el Rey actuó con discreción y sigilo, ya que nunca hace ruido y prefiere mantenerse en segundo plano. La ceremonia de boda, celebrada en la histórica finca Casa Quintanilla, situada en la Costa de Bañaderos, en el municipio de Arucas, fue un evento íntimo al que solo asistieron personas cercanas. Esta finca, una antigua residencia familiar construida a finales del siglo XIX, se encuentra a solo 15 minutos de Las Palmas de Gran Canaria. Rodeada de centenarios cultivos de plataneras y con el océano Atlántico como telón de fondo, ofreció el escenario perfecto para una celebración cargada de emociones. Allí, Felipe VI compartió risas y anécdotas tanto con los novios como con varios invitados de renombre, entre los que se encontraban medallistas olímpicos de vela. Según medios locales, por razones de privacidad, los asistentes fueron instruidos a dejar sus teléfonos móviles a la entrada, asegurando así un ambiente exclusivo y reservado.

Jardines de Quintanilla