La Semana Santa de José María Aznar, entre playa y procesiones

«La violencia no tendrá la última palabra». Esta es la frase que pronunció José María Aznar el 20 de abril de 1995, en rueda de prensa, justo un día después de que el blindaje de su coche le salvara la vida. ETA atentó contra Aznar en la confluencia de las calles Arturo Soria y José Silva de Madrid. Hoy 30 años después lo recuerda desde la playa de Marbella, donde disfruta de unos días de descanso junto a su mujer Ana Botella.

Además de paseos bajo el sol y largas sobremesas, el matrimonio también se une al fervor de las calles con las procesiones. El pasado miércoles, disfrutaron de la salida de la Hermandad de El Baratillo, una de las que mayor expectación genera en Sevilla, desde un balcón. El expresidente estuvo acompañado por el presidente ejecutivo de Konecta, José María Pacheco, y por el abogado y socio del despacho internacional de abogados Ontier en Sevilla, Luis Miguel Martín Rubio, entre otras personalidades.

Un día después, el Jueves Santo, recorrieron algunos de los templos de la capital hispalense. Ambos se dejaron ver, junto a algunas personas de su círculo más íntimo, en la popular basílica de La Macarena.

El expresidente adquirió hace años una vivienda en Marbella, en la exclusiva urbanización de Guadalmina, donde todos los veranos desfruta de las vacaciones junto a su familia. Allí, además de protagonizar jornadas de playa, se le puede también ver por corriendo por el paseo marítimo para mantenerse en forma.