
La bodega Heras Cordón
La historia de las dos mil botellas de vino que van de La Rioja al Vaticano
Una relación que comenzó hace casi 20 años con Juan Pablo II y que sigue vigente hasta el día de hoy
El Vaticano, con su peculiar estatus como el país con el mayor consumo de vino per cápita del mundo, alcanza los 54 litros por persona al año. Este alto consumo no es casual, sino que se debe en gran parte a su uso durante las misas y otras ceremonias litúrgicas, donde el vino es un componente esencial.
Entre los pocos proveedores autorizados por la Santa Sede se encuentra una bodega española que ha alcanzado una distinción única: Heras Cordón, de La Rioja, cuya producción de vino exclusivo es la única permitida en el Vaticano.
Este honor, que comenzó en tiempos del Papa Juan Pablo II, ha perdurado con la bendición de Benedicto XVI y Francisco I, el Papa que ha fallecido este lunes 21 de abril a los 88 años, tras un ictus cerebral que lo llevó a un coma y posteriormente a un fallo cardiocirculatorio irreversible.
A pesar del dolor por la muerte de Francisco I, Heras Cordón sigue firme en su esperanza de renovar su licencia con el próximo Papa. Como señaló un portavoz de la bodega en una entrevista con El Confidencial: «Confiamos en continuar y esperaremos el tiempo que haga falta».La bodega confía en que tras el cónclave, que debe celebrarse en las próximas semanas, se resolverá la incertidumbre, permitiendo que la tradición continúe y que sus preciadas botellas sigan viajando hacia el Vaticano.
La Rioja
Heras Cordón produce cerca de un millón de botellas al año, de las cuales unas 2000 están destinadas exclusivamente a Roma.
Estas botellas no son un simple vino, sino piezas de gran exclusividad, selladas con el escudo papal, personalizadas con el nombre del Papa vigente y marcadas con la frase: «Cantaré eternamente las Misericordias del Señor», un extracto del Salmo 88, en latín. Estas ediciones limitadas son sinónimo de prestigio y tradición.
La producción de estas botellas, las que viajan directamente al Vaticano, es tan limitada que no está disponible para el público en general. Este vínculo entre la Santa Sede y las bodegas riojanas comenzó en 2001, cuando la influencia de Benigno Polo y la periodista Paloma Gómez Borrero hizo posible que el Vaticano se abriera al mundo de los vinos de Rioja.

El vino del Vaticano
Fue entonces cuando los hermanos Heras Cordón, con su bodega recién establecida en un pueblo de poco más de tres mil habitantes vieron como su vino era el acompañante perfecto para las comidas más importantes dentro de la Santa Sede. Aunque no es el vino de misa, sí tiene un simbolismo especial, pues es el que acompaña los momentos más solemnes, como las reuniones en el Cónclave.
La bodega Heras Cordón, fundada en 1995, se distingue por su profundo respeto a las raíces familiares y su compromiso con la calidad. Con una bodega y un viñedo de 52 hectáreas en las mejores zonas de Rioja Alta y Rioja Alavesa, los vinos de esta familia son un homenaje a la tierra que los vio crecer. Las uvas son cosechadas manualmente, con rendimientos bajos y una estricta selección para garantizar la calidad.