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Miembros españoles en la expedición de AnnualJorge Sanz Casillas

Historia

El inexplicado papel del general Navarro en el desastre de Annual

La incógnita está en determinar qué hubiera pasado si hubiera resistido en Dar Drius y hubiera hecho frente a los rebeldes rifeños

Una de las principales incógnitas de lo ocurrido en Marruecos en julio de 1921 está relacionada con el comportamiento militar del general Navarro

Felipe Navarro Ceballos- Escalera, barón de Casa Davalillos, era el segundo jefe de la Comandancia de Melilla que mandaba el general Silvestre. En esos momentos actuaba como presidente de la Junta de Arbitrios de Melilla, una especie de alcalde, más dedicado a la labor de organización de la ciudad que a lo militar. 

Posiblemente Silvestre no le tuviera informado de los detalles de lo que sucedía en el campo exterior. Enterado por telegrama de la evacuación de Annual, se puso en camino y recibió noticias directas entre Zeluán y Monte Arruit por boca del comandante Alzugaray que se dirigía en coche a Melilla con el hijo de Silvestre y el comandante Tulio López, ayudante de Silvestre. 

Conociendo la desastrosa retirada y la muerte del superior, llegó a Dar Drius el 22 de julio y se dispuso a organizar el ejército en desbandada que llegaba desde las posiciones más avanzadas del frente diseñado por Silvestre. Por los llegados pudo hacerse una idea del desastre, del gran número de bajas y de la deserción de parte de la fuerza indígena. Fue organizando las tropas reunidas en la posición, en ese momento se calculaban en dos mil quinientos hombres, y ordenando a los mandos. No tenía una idea clara de lo que se podía hacer, dudaba sobre la acción más conveniente. La primera opción, la de resistir, parecía imponerse sobre el repliegue a puestos más próximos a Melilla. Pero no fue la que a la postre prevaleció.

Dar Drius era un campamento amplio, con agua en abundancia y tenía reservas de armas y munición

Navarro decidió enseguida abandonar Dar Drius hacia Monte Arruit con la esperanza de ser socorridos desde Melilla. Informó al general Berenguer de la decisión y éste le dijo que se mantuviera en Drius, que quería conservar la línea con su cabecera en el campamento. Navarro condicionó entonces la permanencia a recibir refuerzos porque no quería permanecer allí. Sabía que podía quedar sitiado enseguida y que las comunicaciones estaban cortadas con la plaza y con las otras posiciones españolas, ignorando la situación completa del ejército. Dar Drius era un campamento amplio, con agua en abundancia y tenía reservas de armas y munición. Contaba con dos baterías de montaña completas de parte de otra. Las fuerzas concentradas de la circunscripción y los restos de la debacle de Annual, aumentaron hasta casi cuatro mil hombres, aunque ordenó a las fuerzas de policía indígena y a los regulares que siguieran hasta sus cabeceras para ser desarmados. Navarro dudaba sobre seguir hasta Batel-Tistutin, cabecera de un ferrocarril, para garantizarse las comunicaciones con la plaza y unirse allí con la reserva de Dar Quebdani y las tropas de Zoco de Telatza. 

Mapa del desastre de Annual

Sabía que los rifeños se estaban posicionando en su retaguardia, que había atacado a los convoyes de heridos y a las tropas evacuadas y temía que la situación empeorara y se quedara sitiado en el campamento.

La incógnita está en determinar qué hubiera pasado si Navarro hubiera resistido en Dar Drius y hubiera hecho frente a los rebeldes rifeños. Era un punto de referencia al que hubieran podido llegar los supervivientes de otras posiciones y campamentos hasta llegar hasta más de seis mil efectivos, en un cálculo optimista. Podía organizar la defensa, fortificar el perímetro, salir al ataque en vez de defenderse y evitar la huida. En resumen: plantar cara al enemigo como estaba previsto en los reglamentos. En ese momento, la retaguardia no estaba completamente ocupada por el rifeño y la mayor parte de los regulares había permanecido fiel aunque era lógico dudar sobre su lealtad.

En su proceso, alegó que el campamento no tenía buenas defensas frente a un número superior de atacantes que contaban, además, con la artillería capturada en Annual y otras posiciones caídas. También argumentó que carecía de víveres para más de dos días, pero tampoco los iba a encontrar en Arruit y que la tropa estaba cansada, desmoralizada y llena de terror

El general Picasso, que estimaba que Drius era el punto lógico de resistencia, escribió: «Cuando todo un Ejército es acusado de falta de moral por su jefe... la responsabilidad inmensa ante el honor militar y de la Patria… es indudable del jefe».

El enemigo era cada vez más numeroso y atacaba sin piedad

El día 23, con poco tiempo para la reflexión y mucha prisa, el general ordenó la retirada hacia Batel y Tistutín, contraproducente porque provocó un aumento del miedo y el desorden al comprobar los españoles la fuerza de los rifeños. En estos dos campamentos reinaba el caos, faltaban oficiales al mando y las comunicaciones, la esperanza de Navarro, estaban cortadas. 

Llegados al lugar inicialmente marcado, Navarro recibió órdenes de seguir hasta Monte Arruit y pararse allí. En ese momento el mando de Navarro era inefectivo y en la misma puerta del campamento se perdió una de las baterías. El enemigo era cada vez más numeroso y atacaba sin piedad. Pudo haber seguido diez kilómetros más hasta Zeluán, que era defendible en mejores condiciones y tenía agua, además de estar más próximo a Melilla. Quizás pecó de prudencia al comprobar el estado de indisciplina causado por el miedo que imperaba entre los españoles. En estas retiradas fue cuando los escuadrones de Alcántara escribieron su hazaña al proteger hasta la muerte a los que se retiraban.

Al llegar a Monte Arruit el general Navarro supo, por su experiencia, que ya estaba todo perdido. Le faltaba saber cómo y cuándo se produciría el final. Quizás se interrogara íntimamente sobre la decisión de abandonar Dar Drius. Doce días de asedio a Monte Arruit acabaron con las municiones españolas. No fue posible socorrer a los sitiados y, sin otra salida, Navarro es autorizado a rendirse. Lo que pasó después es conocido: una masacre en la que fallecieron casi todos los españoles. Navarro fue procesado por la rendición. Con una excelente defensa de Rodríguez de Viguri salió absuelto. La acusación no fue muy consistente y, seguramente, el tribunal estaba predispuesto a no hacer más leña del árbol caído.