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Hernán Cortés y los embajadores de Moctezuma

¿Quién mató a Moctezuma?

Existen dos teorías sobre su muerte: una dice que murió a manos de los mexicas, y otra de los españoles

Con la excusa de una novela histórica que estoy escribiendo sobre la batalla de Otumba, participé, recientemente, en el Instituto Cervantes de Praga en una charla con la Embajadora de México, Leonora Rueda y con el hispanista Jiri Chalupa. La embajadora es una excelente diplomática (México tiene, por cierto, un muy buen servicio exterior) y defendió con buenos argumentos el punto de vista mexicano. Incluso coincidí con ella en que algunas de las maldades, perpetradas durante los dos años largos que duró la conquista, fueron un absoluto sinsentido, como la matanza del tóxcatl o del templo mayor, clave en el devenir de acontecimientos que concluirán con la muerte del Huey Tatloani mexica. Sin embargo, en donde no hubo posibilidad de consenso fue a la hora de atribuir culpables.

¿Quién mató a Moctezuma? La respuesta es que no lo sabemos y, de hecho, sigue siendo un gran misterio. Al igual que ocurre con muchos personajes históricos, tomemos a Sir Francis Drake, por ejemplo, la versión de un país o de otro sobre la vida y milagros del individuo puede variar radicalmente, en parte porque cierta querencia nacionalista, inherente a la mayoría, nos impide contemplar la verdad histórica.

Efectivamente no sabemos quién mató a Motecuhzoma Xocoyotzin, más conocido como Moctezuma II, pero podemos enredar un poco y hacer algunas elucubraciones. Existen dos versiones sobre la muerte de Moctezuma. La primera es la que sostienen la gran mayoría de historiadores basándose en las crónicas de los españoles. Es decir, que al salir a la azotea del palacio de Axayacatl para intentar calmar a su pueblo, en gran parte sublevado por la matanza en el templo mayor perpetrada por Pedro de Alvarado durante la ausencia de Cortés, éste fue recibido a pedradas, siendo la herida de una de esas piedras la causante del fallecimiento.

Una segunda teoría plantea que fueron los españoles los que mataron al Emperador mexica, en dos variantes: bien estrangulado o bien con arma blanca. Esta teoría está basada en crónicas indígenas, en el códice Ramírez y en un dibujo del códice de Moctezuma (también llamado códice de Xochitepec), en el que aparece en la terraza el Huey Tatloani amarrado por una soga que sostiene un soldado español. En base a dicho códice, algunos historiadores, fundamentalmente mexicanos, con Eduardo Matos Moctezuma a la cabeza, responsabilizan a los españoles de su muerte. Para este arqueólogo, una vez nombrado ya un nuevo Huey Tatloani, aunque no hubiese sido oficialmente coronado aún, Moctezuma habría perdido todo valor como rehén y se habría convertido en una carga.

¿Por qué personalmente me inclino por la teoría de la lapidación? Varias razones. Aun siendo plausible y respetable la teoría del regicidio hispano, en primer lugar, existe un consenso mucho más mayoritario por parte de los expertos en relación a la primera teoría. En segundo lugar, también creo que existe un consenso mayoritario en conceder a las crónicas españolas contemporáneas un alto grado de credibilidad. Es cierto que la historia la escriben los vencedores, pero no se puede afirmar, como sería el caso, que en estas fuentes se falseen o se oculten hechos trascendentales. En las cartas de relación de Hernán Cortés a Carlos V, por ejemplo, este pretende trasladar una imagen positiva de sí mismo y puede cometer exageraciones o excesos o poner en un lugar secundario la aportación de sus capitanes, soldados y aliados, mientras Bernal Díaz del Castillo, que coincide, con algún matiz, con la segunda carta de relación de Cortés en relación a la pedrada (para Bernal fueron tres y no una), da mucha importancia a la tropa e incluso no escatima elogios a los aliados y resalta la labor colectiva de la conquista. Su crónica serviría de contrapunto a la excesiva importancia que López de Gómara concede al de Medellín.

El resto de cronistas contemporáneos españoles, la mayoría de los cuales basaron sus escritos en testimonios de los europeos que participaron directamente en la conquista, se mueven en términos parecidos. Algunos testimonios podrán ser más o menos favorables a Cortés, más o menos indulgentes con los indígenas, pero no se puede afirmar que actúen de mala fe. El propio Cortés no oculta sus tropelías cuando reconoce que, en las guerras previas a la alianza con Tlaxcala, manda cortar las manos de los espías de Xicotencatl 'El Joven'.

En cuanto al códice de Xochitepec, existen muchos interrogantes: ni siquiera se conoce el periodo en el que fue elaborado. En cuanto al códice Ramírez, es una copia incompleta del manuscrito Tovar. A su vez, este otro códice es obra del jesuita y escritor español Juan de Tovar, y fue escrito en 1585; es decir, 65 años después de la muerte de Moctezuma, y el propio autor había nacido 23 años después de este deceso histórico. Quizás por ello es un códice que incurre en numerosos errores.

Por otra parte, no me parece que, una vez nombrado Cuitlahuac, Moctezuma perdiese totalmente valor como rehén. De hecho, Tcihuacpopoca, Cihuacoatl de Moctezuma, es decir, una especie de primer ministro y segundo en el mando hasta su ejecución en la noche triste (o días posteriores) por orden del nuevo Emperador, era favorable a los españoles, que lo mantuvieron como rehén, junto a otros muy importantes personajes reales. El que parte de que Tenochtitlán estuviese en contra de Moctezuma no quiere decir que otra parte aún le respetase e incluso estuviese a favor de una política de colaboración con los extranjeros en vez de confrontación. De hecho, los españoles mantuvieron a todos los rehenes supervivientes e intentaron huir con ellos en vez de matarlos. Sin embargo, es Cuitlahuac quien ordena el asesinato de los mismos. ¿Por qué el caso de Moctezuma habría de ser diferente, si era precisamente la mayor amenaza a su nueva autoridad? ¿Por qué, siguiendo la teoría de Matos, los españoles no ejecutan a todos los rehenes y solo ejecutarían al más importante?

Por último, hay que tener en cuenta que en la cultura europea, el regicidio, en el siglo XVI, incluso de un rey enemigo, era considerado un crimen abyecto. A Carlos V, por ejemplo, no se le pasa por la cabeza ajusticiar a Francisco I de Francia, encerrado durante un año en la torre de Madrid o torre de los Lujanes. Muy al contrario, algunos historiadores actuales hasta dudan de que estuviese encerrado en dicha torre, y todos coinciden en que fue tratado de manera exquisita.