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La Guerra entre Etiopía y Eritrea, mapa de 1998

Primera parte

Etiopía frente a Eritrea, parte I: una lucha por la independencia

La anexión de Eritrea como decimocuarta provincia etíope en 1962 supuso el inicio de una guerra de secesión que duró 30 años

El Cuerno de África es estratégico para el paso del océano Índico al mar Rojo. En ese lugar y su entorno existen Eritrea, Etiopía, Yibuti, Somalia, Sudán y Kenia.

Al inicio de la era cristiana, emigrantes llegados de Yemen fundaron su reino al norte de Etiopía, extendiéndolo hasta el Mar Rojo a partir del siglo IV. Trescientos años después, el Islam se impuso y los aksumitas volvieron a las altas mesetas. Hasta finales del siglo XIX, Eritrea compartió historia con Etiopía; los cristianos dominaban las mesetas mientras que los musulmanes reinaban en las llanuras. 

Antecedentes de la guerra

En el siglo XX, colonos italianos tomaron posesión de parte de Etiopía a la que llamaron «Eritrea» (la roja). En 1939, la modernización económica y la alfabetización que trajeron los italianos confirieron cierta fuerza a Eritrea hasta que, en 1947, Italia renunció a sus derechos sobre esas posesiones. En Eritrea, un 55 % de la población se componía de cristianos y el resto eran musulmanes. Los cristianos se dividían en dos: tigriños (eritreos y parte de etíopes) y amharas (en Etiopía).

Etiopía contaba con recuperar Eritrea, pero los tigriños optaron por la secesión armada. Son los tiempos en que las antiguas colonias obtenían progresivamente su independencia.

La Resolución 390 de Naciones Unidas, en 1950, decidió vincular Eritrea a Etiopía en una unión federal. Reconocía al pueblo eritreo, pero no su independencia. Etiopía recuperó el control y suprimió la bandera eritrea e impuso su derecho y la lengua amhárica. La anexión como decimocuarta provincia etíope, en 1962, supuso el inicio de una guerra de secesión de 30 años. Dos grupos combatían al gobierno: el Frente de Liberación de Eritrea, musulmán y arabista, apoyado por Egipto y Sudán; y el Frente Popular de Liberación de Eritrea (FPLE), creado en 1970 por cristianos socialistas. Tenían un enemigo común: el gobierno de Addis Abeba. En los años 70 y 80 del siglo XX, el FPLE se convirtió en el poder hegemónico.

En 1991, el Frente Popular de Liberación del Tigré, mandado por Meles Zenawi, y el FLPE, liderado por Isaías Afeworki, derrocaron al régimen etíope y Zenawi tomó el poder.

Dos años después se declara la independencia de Eritrea. Isaías Afeworki, compañero de armas de Zenawi, asumió la presidencia, la jefatura del Gobierno y la del partido, que cambió el nombre por el de Frente Popular por la Justicia y la Democracia. En 1994, la nueva constitución etíope reconoció la identidad cultural de las nueve principales nacionalidades del país.  

Eritrea se alinea

En Somalia, la fundamentalista Unión de Tribunales Islámicos (UTI) recibió apoyo de Eritrea, de la Liga Árabe y de la Organización de la Conferencia Islámica. Eritrea apoyó a esa Unión, vinculada a Al-Qaeda, que en 2006 tomaba el control de Somalia. Ese mismo año, el gobierno de la UTI proclamó la yihad contra Kenia y Etiopia.

Respaldada por Washington, Etiopía invadía Somalia para restaurar al Gobierno de Transición que la UTI había derrocado. A pesar de la ayuda procedente de Eritrea, Egipto y Libia, la UTI fue derrotada por el ejército etíope. Los integristas iniciaron una brutal insurgencia. Eritrea dio asilo a los veteranos dirigentes de los Tribunales Islámicos, incluyendo a los jeques Hassan Dahir Aweys y Sharif Ahmed, que constituyeron la Alianza para la Liberación de Somalia, encabezada por Ahmed, quien apoyó la yihad contra Etiopía, Kenia y Occidente. Aweys, por su parte, estaba en búsqueda y captura por EE.UU. por el atentado contra las embajadas USA de Kenia y Tanzania en 1998. El presidente vitalicio de Eritrea, Isaías Afwerki, anunciaba el apoyo de su país a los insurgentes como «una obligación legal y moral».

Eritrea también libraba una guerra contra Etiopía en la región rebelde de Ogaden. Afwerki apoyó a los separatistas del Frente Nacional de Liberación de Ogaden. La región, entre Somalia y Kenia, estaba poblada por somalíes étnicos. El Frente utilizó el terror y el sabotaje contra el ejército etíope y contra los unionistas. En un golpe de mano, los fanáticos del Frente atacaron unas instalaciones petroleras chinas, matando a nueve chinos y 65 etíopes.

Etiopía, por su parte, libró una guerra de contrainsurgencia para restaurar su control sobre la región, algunas organizaciones de derechos humanos la acusaron de violar los derechos humanos en Ogaden a pesar de que Etiopía era el único estado del área que intentaba imponer algo análogo a un estado de Derecho. Ha venido siendo el aliado más estable, militarmente capaz y estratégicamente valioso de Estados Unidos en la región. Washington destacó un mando militar en África por su importancia estratégica para las fuerzas de la yihad global. La mayor base norteamericana en África se encuentra en Djibuti. Desde la perspectiva del Pentágono la región puede convertirse en sede de los yihadistas, proporcionándoles cobertura y lugares de instrucción. 

[Continúa en Etiopía frente a Eritrea, parte II]