Fundado en 1910

Miembros del Gobierno provisional de la Segunda República 

¿Está España en un trance similar al del Pacto de San Sebastián de 1930?

Los políticos y sindicalistas conspiradores no tenían casi nada en común, tenían visiones muy distintas de cuál debía ser el futuro de España, su único punto de unión era su odio al monarca

El final de la dictadura de Primo de Rivera supuso el golpe de gracia para el reinado de Alfonso XIII. El Rey había tenido el dudoso honor de lograr reunir en su contra a políticos de primera, segunda y de tercera que parecía que nunca se habrían podido poner nunca de acuerdo en nada.

El 17 de agosto de 1930 se reunían en San Sebastián representantes del republicanismo español para conspirar y trabajar unidos para terminar con la monarquía en España. Entre ellos estaban el PSOE y la UGT que, hasta hacía sólo unos meses, eran uno de los más firmes pilares de la dictadura de Primo de Rivera.

Iban a arrastrar a España a una de la etapas más oscuras de su historia

Indalecio Prieto, el 25 de abril de 1930, había dicho que «era una hora de definiciones... Hay que estar con el rey o contra el rey». Unos días antes Niceto Alcalá Zamora, exministro monárquico, se había pasado a las filas del republicanismo al igual que Maura. Los políticos y sindicalistas conspiradores no tenían casi nada en común, tenían visiones muy distintas de cuál debía ser el futuro de España, solo confluían en su odio al monarca y en sus ambiciones personales, sin darse cuenta de que iban a arrastrar a España a una de la etapas más oscuras de su historia, la hoy ponderada 2ª República Española.

La reunión se celebró en el domicilio social de Unión Republicana de San Sebastián, bajo la presidencia de Fernando Sasiain, presidente del Círculo Republicano local y luego alcalde de San Sebastián. Asistieron a la reunión Alejandro Lerroux por el Partido Republicano Radical y Manuel Azaña por el Grupo de Acción Republicana. Los radical-socialistas Marcelino Domingo, Álvaro de Albornoz y Ángel Galarza. Por la Derecha Liberal Republicana Niceto Alcalá Zamora y Miguel Maura. Acción Catalana envió Manuel Carrasco Formiguera acompañado por Macia Mallol de Acción Republicana de Cataluña. Estat Català envío a Jaume Aiguader y la Federación Republicana Gallega a Santiago Casares Quiroga. A título personal estuvieron en San Sebastián el socialista Indalecio Prieto, Felipe Sánchez Román y Eduardo Ortega y Gasset, hermano del filósofo. Gregorio Marañón no pudo asistir, pero envió una entusiasta carta de adhesión.

Los conspiradores no suelen dejar testimonios escritos, desgraciadamente, de sus conspiraciones

Poco sabemos de lo que allí se habló. Los conspiradores no suelen dejar testimonios escritos, desgraciadamente, de sus conspiraciones. Por lo poco que transcendió, el punto de mayor fricción entre los asistentes fue el futuro de Cataluña cuando llegase la república, «(...) el problema referente a Cataluña, que es el que más dificultades podía ofrecer para llegar a un acuerdo unánime, quedó resuelto en el sentido de que los reunidos aceptaban la presentación a unas Cortes Constituyentes de un estatuto redactado libremente por Cataluña para regular su vida regional y sus relaciones con el Estado español», para luego proclamar el «café para todos» con un acuerdo que se hacía extensivo a «todas aquellas otras regiones que sientan la necesidad de una vida autónoma».

Una vez más un grupo de políticos se erigían en portavoces de la voluntad popular de los catalanes. Se abría una cuestión que, casi 100 años después, sigue siendo uno de los mayores problemas que atenaza el futuro de España.

En San Sebastián se creó un comité revolucionario integrado por los republicanos de todo pelaje Niceto Alcalá Zamora, Miguel Maura, Alejandro Lerroux, Diego Martínez Barrio, Manuel Azaña, Marcelino Domingo, Álvaro de Albornoz, Santiago Casares Quiroga y Luis Nicolau d'Olwer, más Indalecio Prieto, Fernando de los Ríos y Francisco Largo Caballero por los socialistas.

El fracaso del comité revolucionario fue total. Parte de sus miembros fueron detenidos y otros tuvieron que huir al extranjero

Los conspiradores, faltos de fuerza, fracasaron en su intento de realizar una huelga general para tirar la monarquía. Sin los anarquistas nada se podía hacer. La CNT no quería saber nada de los amargados e insignificantes burgueses republicanos y menos de sus verdugos socialistas durante la dictadura. El pronunciamiento militar de diciembre de 1930 de los capitanes Fermín Galán y Ángel García Hernández en Jaca se cerró con un estrepitoso fracaso. Estos hechos se conocen como Sublevación de Jaca y los dos capitanes insurrectos fueron juzgados y fusilados inmediatamente.

La sublevación del aeródromo de Cuatro Vientos de Madrid siguió al fracaso de Jaca. Sus promotores, el general Queipo de Llano (sí, el que se sublevó en Sevilla contra la República el 18 de julio de 1936) y el comandante de aviación Ramón Franco (hermano de Francisco Franco) lograron huir a Portugal y luego a Francia. El fracaso del comité revolucionario fue total. Parte de sus miembros fueron detenidos y otros tuvieron que huir al extranjero. Estos hechos se produjeron durante la dictablanda del general Berenguer, en el último periodo del reinado de Alfonso XIII. Poco después, en febrero de 1931, Alfonso XIII ponía fin a la dictablanda nombrando presidente del Gobierno al almirante Aznar, que formó gobierno con los monárquicos de siempre, los viejos líderes de los partidos liberal y conservador: el conde de Romanones, Manuel García Prieto, Gabriel Maura Gamazo, hijo de Antonio Maura, y Gabino Bugallal.

El Gobierno convocó elecciones municipales el 12 de abril con la idea de luego convocar elecciones a cortes constituyentes. En las municipales triunfaron los candidatos monárquicos, salvo en las grandes ciudades que lo hicieron los republicanos. Esta victoria parcial municipal, muchos quisieron interpretarla, sin serlo, como un plebiscito a favor de la república. El general Sanjurjo, dolido con el Rey, decidió que la Guardia Civil, de la que era jefe, no saliese a la calle para defender la monarquía. Los republicanos detenidos salieron de la cárcel para hacerse cargo del gobierno. Comenzaba su andadura la 2ª República española. Pero eso ya es otra historia.