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Ataque de Pearl Harbor

Primera parte

Tora, Tora, el ataque a Pearl Harbor: las sanciones que condenaron Pearl Harbor

Cuando Washington decretó sanciones y bloqueo total de Japón tras la alineación de este con las naciones fascistas que campeaban en Europa significó la condena de Pearl Harbor

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Antecedentes al ataque

Japón y Reino Unido disfrutaban de una alianza (1902-1923) que erosionó Estados Unidos en 1921. Churchill negaba que Japón fuera una amenaza: «No creo que exista la más mínima posibilidad en el curso de nuestra vida. Los japoneses son nuestros aliados. No pueden amenazar de ningún modo nuestra seguridad vital». Pero el presidente Roosevelt era agresivo en Asia y ya en diciembre de 1937 propuso a Gran Bretaña el bloqueo total de Japón.

La economía japonesa crecía muy veloz y su población aumentaba vertiginosamente. En 1930, Japón tenía 64 millones de habitantes y era una potencia industrial. En 1940, la población llegó a 73 millones, con un enorme déficit alimentario. Los diferenciales de la producción de Estados Unidos y Japón eran así: acero, veinte a uno; petróleo, cien a uno; carbón, diez a uno; aviones, cinco a uno; barcos, dos a uno; fuerza de trabajo, cinco a uno; total, diez a uno. Japón carecía de recursos naturales y su población crecía a gran ritmo.

El Ejército tenía un gran poder en Japón. De 1927 a 1932, obligó a dimitir a varios primeros ministros y asesinó a otros dos por intentar reducir las fuerzas armadas. Los oficiales querían expandirse hacia China, ocupando Manchuria en 1931, Taiwán, Corea y apoderarse de los valles fluviales. Por su lado, la Armada anhelaba un imperio en el sur, arrancando las ricas colonias de manos de holandeses, franceses y británicos, en busca de materias primas y petróleo. Hicieron las dos cosas. 

El pacto del Eje

Tras derribar al primer ministro Mitsumasa Yonai, opuesto al pacto Roma-Tokio-Berlín porque predecía, como así ocurrió, que llevaría a la guerra con los anglosajones, en septiembre de 1940 las tres potencias firmaron el Pacto Tripartito al que se unieron posteriormente Bulgaria, Rumanía, Yugoslavia, Hungría, y la República Eslovaca. Tokio se alineaba con las naciones fascistas que campeaban en Europa aunque Hitler esperó en vano un ataque japonés contra la URSS por el Este.

En 1941 Japón ocupó Indochina, y el 28 de julio Washington decretó sanciones y bloqueo total, congelando los activos japoneses en EE.UU., cortando las importaciones niponas de petróleo, exigiendo la retirada inmediata de Japón de todos los territorios y el abandono del Pacto Tripartido con alemanes e italianos. Tokio consideró un ultimátum los duros términos de la Nota Hull, así llamada por el nombre del secretario de Estado norteamericano. Hideki Tojo habló ante el parlamento japonés calificando las sanciones económicas impuestas por Washington como «un acto agresivo y hostil equivalente a un conflicto armado». El propio secretario de Estado Hull admitió que no pensaba «seriamente que Japón aceptaría nuestra propuesta». Japón se lanzó sobre las Indias Orientales holandesas para disponer del crudo que necesitaba desesperadamente.

Tojo adquirió poder, ministro de Guerra desde 1940, se convirtió en ministro del Interior, de Relaciones Exteriores y primer ministro sucesivamente. Era la cabeza del partido de la guerra. Ocultaba sus planes a la Armada que, a su vez, no le informó del proyecto para atacar Pearl Harbor hasta ocho días antes. El 26 de noviembre de 1941, la flota imperial japonesa zarpó en secreto desde las islas Kuriles para destruir la flota del Pacífico de Estados Unidos en la base de Pearl Harbor. El 2 de diciembre, tras un Consejo Imperial, el almirante Isoroku Yamamoto ordenó definitivamente el ataque mediante un mensaje radiado al vicealmirante Chūichi Nagumo, quien ostentaba el mando de esa escuadra que navegaba en secreto: «Escalen el monte Niitaka». Pearl Harbor quedaba condenado.

[Continúa en Tora, Tora, el ataque a Pearl Harbor. Parte II]