Fundado en 1910

Firma del tratado, el 4 de junio de 1920, en el Palacio del Gran Trianón de Versalles, y la llegada de los dos signatarios, Ágost Benárd y Alfréd Drasche-Lázár

Hace 100 años en El Debate

22 de enero de 1922: cuando se habló sobre el Tratado Trianón, un acuerdo que arruinó a Hungría

Tras la Gran Guerra, los Aliados y el antiguo reino de Hungría firmaron el tratado de paz de Trianón el 4 de junio de 1920, por el que se establecía la nueva situación de Europa con los Estados que habían remplazado el reino de Hungría: Rumanía, el reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos, y Checoslovaquia. 

Este tratado fue devastador para Hungría, ya que supuso la pérdida de la mitad de su población y dos tercios de su territorio con respecto a antes de la Primera Guerra Mundial. Las nuevas fronteras que se establecieron rompieron límites fronterizos históricos y además muchos de sus pueblos magiares quedaron fuera de su territorio nacional. 

Antes de este tratado, en 1918 se produjeron diversos levantamientos. En Budapest tuvo lugar la llamada Revolución de los Crisantemos, que supuso la independencia de Hungría y la proclamación de la República separándose del Imperio austrohúngaro dejando el nuevo gobierno al conde Mihály Károlyi, quien buscó un armisticio con los Aliados (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Reino de Italia y Japón). 

Mihály Károlyi dirigiéndose a la multitud desde la escalinata del Parlamento tras la proclamación de la república, el 16 de noviembre de 1918

Esta escisión marcaría el rumbo del tratado que se firmaría dos años más tarde, pues con esta separación los pueblos vecinos aprovecharon para entrar en territorio húngaro, en particular Rumania. De esta manera, los rumanos de Transilvania pactaron unirse al Reino de Rumania a finales del año, mientras que los eslovacos rompieron con Budapest y se unieron a los checos para formar una nueva nación: Checoslovaquia. Por su parte, los serbios, con ayuda francesa, ocuparon el sur de Hungría y más tarde acabarían uniéndose a los croatas y otras etnias para levantar un nuevo país: Yugoslavia. 

Ante estas amenazas, la recién independiente Hungría tuvo que tomar de manera urgente decisiones, por lo que el conde Károlyi, con la idea de querer instaurar un sistema federal, otorgó amplias cotas de autonomía a las minorías para frenar el ataque de los Aliados. Sin embargo, no tuvo la respuesta esperada. Es más, los Aliados exigieron a Budapest aceptar las nuevas fronteras provisionales.

Nuevas fronteras de Hungría a principios de 1919

Al no poder cumplir con lo que le exigía, el conde Károlyi dimitió en marzo de 1919. Tras su renuncia se proclamó una República soviética húngara compuesta por socialistas y comunistas. Al frente de este nuevo gobierno se encontraba Béla Kun, quien instauró el comunismo e impulsó elementos de un fuerte carácter represivo contrarrevolucionario. Sin embargo, su gobierno no duró mucho y al cabo de dos meses terminó cayendo, dejando el control del país a las fuerzas contrarrevolucionarias, que instauraron un «Terror blanco» de corte anticomunista. La oligarquía regresó, dejando al almirante Miklós Horthy como regente del Reino de Hungría. 

Tras este período de caos, una delegación húngara realizó una propuesta para mantener la integridad territorial del país. Y el 20 de febrero de 1920 presentaron a los Aliados un proyecto dirigido a las minorías (serbios, croatas, eslavos, rumanos, etc.) por el que estas se organizarían en «minorías culturales». Pero el tratado que finalmente se firmó no tuvo nada que ver con esta propuesta, pues el destino de Hungría ya había sido decidido por las grandes potencias. 

Ilustración en el que se representa la repartición del territorio húngaro tras el Tratado de Trianón

El Tratado de Trianón se firmó el 4 de junio de 1920 bajo unas condiciones que condenaron a Hungría. En primer lugar, el Estado húngaro tuvo que ceder amplios territorios a sus países vecinos: Transilvania y Banato pasaban a manos de Rumanía, la Hungría septentrional y Rutenia se integraron a Checoslovaquia, mientras que la región de Voivodina y los condados de Medimurje y Prekmurje pasaron a formar parte de la nueva Yugoslavia (unión de Croacia y Eslovenia). Por otro lado, la zona de Brugenland pasaría a formar parte de Austria y, además, una franja de los antiguos condados de Ávara y Szepes pasó a manos de Polonia. Para rematar la gran pérdida de sus territorios, Hungría perdió su salida al mar, al separar el puerto de Fiume, integrándose en 1924 a Italia. 

Además de la gran pérdida de territorios, los Aliados obligaron a Hungría a pagar unas elevadas indemnizaciones económicas, reducir los efectivos del ejército a 35.000, e incluso se les prohibió la construcción de artillería pesada, aeronaves militares o aviones civiles.

En El Debate del 22 de enero de 1922, este diario hacía de altavoz para informar de la situación entre los Aliados y Hungría después de dos años tras la firma del tratado: 

«La conferencia de Embajadores ha acordado encargar a los representantes de los Gobiernos aliados cerca del Gobierno de Hungría que le recuerden la estricta observancia de las cláusulas militares del Tratado del Trianón, la supresión del servicio militar obligatorio y el licenciamiento de los guardas forestales. Los representantes aliados insistirán por última vez cerca de dicho Gobierno para que acate estrictamente las decisiones de la comisión de control».