Seis Estados fantasmas que conforman el mapa de la Europa secreta

Podemos pensar que conocemos todos los países del viejo continente. Sí, los países que todos conocemos están en los mapas con sus fronteras bien delimitadas, lindes apacibles producto de tratados internacionales tras sangrientas guerras o accidentes geográficos en forma de muros montañosos o caudalosos ríos, pero ¿realmente Europa es así? No, existen en Europa diversos países que no figuran en los mapas, estados fantasmas que de iure no existen pero de facto están ahí, tienen su identidad e instituciones todas nacidas de conflictos sin resolver.

República Turca del Norte de Chipre

En la isla de Chipre tras la independencia de Reino Unido venía ya gestándose la guerra intercomunitaria entre griegos y turcos y ese conflicto étnico era también político: los griegos querían una isla completamente independiente bajo parámetros helenos (los más nacionalistas) mientras que los panhelénicos querían la enosis, es decir, la unión con Grecia siguiendo el patrón de Creta; los turcos querían el taksim, la partición de la isla en dos zonas diferenciadas étnicas y culturalmente. Los más nacionalistas querían un Estado propio y los más «proturcos» querían unirse a la República de Turquía.

Los choques derivaron en una guerra civil que terminó con las injerencias de Turquía y Grecia en la isla. Turquía en 1974 lanzó la Operación Atila y tomó el tercio norte de la isla hasta 1983, cuando declaró la independencia de la zona turca bajo el nombre República Turca del Norte de Chipre, en el periodo entre 1975-1982 fue un estado federado unido a Ankara.

Debido al conflicto se desplegaron tropas de la ONU y se trazó una línea verde junto con las tropas británicas acuarteladas en la isla. El conflicto, aunque reducido a protestas fronterizas, no ha llegado a más, se ha enquistado y ha provocado problemas por la soberanía de las aguas.

República de Abjasia

Abjasia es una república independiente que ocupa la región occidental de Georgia, pero en la que existen dos grandes comunidades étnicas y culturales: georgianos y abjasios. Los abjasios, en el momento de la caída de la URSS temieron que con la independencia del Estado soviético y la transformación en un Estado nuevo y nacionalista eso condujera a la «georgianización» de Abjasia por lo que se intentó convertir a Abjasia en una República Socialista Soviética a fin de lograr ser miembro de pleno derecho de la URSS y obtener el derecho de secesión, limitada por la doctrina de Brezhnev de «soberanía limitada».

La guerra que siguió a la caída de la URSS se desarrolló en términos étnicos por parte de los abjasios de la misma forma que se desarrolló en términos nacionales por parte de los georgianos que pretendían reunificar su territorio nacional sin lograrlo ni en la primera (1992-93) ni en la segunda guerra de Abjasia de 1998. A día de hoy es un estado independiente de facto.

República de Osetia del Sur

El caso de Osetia del Sur es parecido al de Abjasia y se da en el mismo contexto: la caída de la URSS que, como se ve, no fue pacífica. En este momento en Osetia del Sur había tres grandes etnias: osetos, rusos y georgianos. En el proceso de independencias los osetos y rusos querían la unión con Rusia ya que tanto los rusos como los osetos (que tienen parte de su etnia en la vecina Osetia del Norte en la Federación rusa) temían la georgianización de su territorio.

La declaración tan clara de deseo de formar parte de Rusia hizo que el gobierno de Yeltsin apoyara las aspiraciones osetas, lo que hizo que el gobierno de Tiflis mirara hacia otro lado cuando los rebeldes chechenos y avares se asentaban en los santuarios de las montañas de Georgia.

Tras el acuerdo de Dagomis entre Rusia y Georgia que puso fin a la guerra de 1992 se desplegaron tropas de paz para vigilar que no volviera a estallar la guerra, momento en el que Osetia del Sur desarrolló instituciones políticas y militares. En 2008 Georgia intentó reunificar su territorio anexando Osetia, pero fue repelida por tropas nacionales y Rusia, que acabó declarando la guerra.

República de Artsaj

Nagorno Karabaj es un enclavo armenio dentro del territorio de la extinta República Socialista Soviética de Azerbaiyán y tenía el estatus de Oblast (provincia). Con la caída de la URSS y el caos reinante el gobierno de Bakú fue incapaz de retener el territorio, que cayó rápidamente bajo dominio de milicianos armenios apoyados por la población local y el gobierno de la recién independizada Armenia. La guerra duró de 1988 hasta 1994 y acabó con la victoria de las fuerzas armenias que aunque no anexaron el territorio sí crearon un estado independiente: la República de Artsaj, que se fue consolidando institucional, política y militarmente.

De todas las guerras postsoviéticas de reunificación de fronteras la de Nagorno Karabaj de 2020 tuvo un éxito parcial con la victoria de Azerbaiyán sobre las fuerzas armenias de Artsaj al lograr anexarse de nuevo la mitad del territorio en disputa. 

República de Transnistria

En Moldavia se produjo otro hecho similar. El país Moldavo estaba dividido étnicamente entre rumanos, la mayoría de la población, y eslavos. Tras la caída de la URSS los eslavos de la República Socialista de Moldavia temían ser desplazados del territorio y del poder debido a que habían sido la élite gobernante debido a las sospechas que sobre los rumanos cayeron de ser posibles simpatizantes del gobierno de Çeauçescu.

Esto provocó el temor entre los eslavos, que temían una rumanización de la república una vez independizada o la unificación con Rumanía en un momento en el que el nuevo gobierno rumano postcomunista era abiertamente otanista y europeísta frente a la minoría eslava, fuertemente comunista.

La guerra duró de 1990 hasta 1992 y terminó con la independencia de facto de Transnistria, convertida en una República Socialista cerrada al mundo exterior al más puro estilo soviético.

República de Novorussia

Tras el conflicto del Euromaidán en Kiev durante el 2014 se produjo la anexión de Crimea por parte de Rusia a través de un referéndum en el cual se esgrimieron títulos históricos, étnicos y culturales. En el este de Ucrania, sin embargo nació un nuevo estado: Novorussia, compuesto de rusos étnicos y cosacos y una mezcla entre socialismo soviético, nacionalismo y un movimiento identitario que logró la independencia de Lugansk y Donetsk y la federación de ambas entidades en el Estado de Novorussia.

La guerra, aún en curso, ha hecho que en la región se haya pasado de una época de señores de la guerra a una en la cual se han ido asentando instituciones políticas, administrativas y militares que han consolidado a esta región como un país real, que existe aunque no es reconocido. Fuertemente apoyado por Rusia no ha sido, sin embargo, anexado y se ha convertido en un Estado tapón que protege la frontera rusa de la expansión de la OTAN y la UE hacia su frontera pero también se ha convertido en un problema diplomático para Moscú.