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Firma del Tratado naval de Washington

Hace 100 años en El Debate

5 de febrero de 1922: Estados Unidos suspendía la construcción de barcos de guerra

En El Debate del 5 de febrero de 1922 se informaba sobre la aprobación definitiva por la Conferencia de Washington del Tratado relativo a la limitación de los armamentos navales. Y el presidente estadounidense Warren G. Harding daba la orden se suspender la construcción de todos los barcos de guerra americanos que se encontrasen en aquel entonces en los arsenales y que no estuviesen comprendidos en la lista de navíos concedida a los Estados Unidos por dicho Tratado.

El Tratado fue firmado por el Imperio británico, Estados Unidos, Francia, Reino de Italia y el Imperio japonés, así como por representantes de los dominios de la Commonwealth británica. En este tratado se estipulaba el tonelaje total de buques de guerra del que podría disponer cada país firmante, así como de las características de los mismos. Con anterioridad, el Tratado de Versalles de 1919 ya había prohibido a Alemania a poseer marina de guerra, a Austria-Hungría fue separada y sus naves de flota de guerra, entregadas al Reino de Italia o al recién Reino de Yugoslavia; por otro lado, la antigua flota imperial de Rusia desapareció por lo que la Armada Soviética estaba muy debilitada para ser invitada al Tratado.

En el acuerdo se estipuló la distribución de acorazados (el buque de guerra más importante en aquella época) que podían tener las potencias quedando de la siguiente manera: el Imperio británico podría tener 22 buques, Estados Unidos, 18; el Imperio japonés, 10 al igual que Francia y el Reino de Italia.

El secretario de Estado de Estados Unidos, Charles Evans Hughes convocaba en este día hace 100 años, la última de las sesiones plenarias de la Conferencia y tras estas últimas reuniones, al día siguiente, el 6 de febrero se firmaba el primer tratado de desarme del mundo.

Los firmantes del tratado renovaron los acuerdos en el Tratado Naval de Londres de abril de 1930, donde se pactó límites a la artillería a bordo de las naves, diferenciando entre cruceros «pesados» y «ligeros» según el calibre de sus cañones. También se dispuso una limitación para los «cruceros pesados» y se reguló a los submarinos como iguales a las naves de superficie.

Sin embargo, Japón decidió en 1934 no renovar los acuerdos que se efectuaría en el segundo Tratado Naval de Londres de 1936 pues consideraba que estas limitaciones impedían a la Armada Imperial japonesa crecer al ritmo que lo hacía la Royal Navy británica y la Armada estadounidense. Japón necesitaba ese crecimiento pues en esos momentos estaba comenzando la segunda guerra entre China y Japón.