'El mundo de Stonehenge': la ambiciosa exposición del British Museum
El objetivo de la muestra es enseñar cómo era el estilo de vida de los primitivos europeos que poblaron el continente hace entre 5.000 y 3.500 años
A 120 kilómetros al oeste de Londres, en las colinas gredosas del sur de Inglaterra se encuentra el Stonehenge, el sitio prehistórico más famoso de Europa, un conjunto de piedras estructurados de forma semicircular que atrae a miles de personas por la magia que le rodea y los misterios que esconde.
Sin embargo, lejos de esas «capas de especulación y folklore» que han estimulado mitos y leyendas en torno a este monumento, el British Museum ha querido con El mundo de Stonehenge revelar los secretos del sitio prehistórico «arrojando luz sobre su propósito, poder cultural y las personas que lo crearon».
En dicha exposición, los visitantes podrán disfrutar de objetos con un gran valor como hachas de piedra de los Alpes del norte de Italia, joyas de oro y diversos ejemplos de trabajo en metal antiguo, incluido el disco celeste Nebra, de 3.600 años, posiblemente el mapa de estrellas más antiguo del mundo. Tiene una dimensión de 31 centímetros y realizada en bronce recubierta de un color verde azulado. Esta pieza representa el firmamento con símbolos dorados que evocan las estrellas, el sol, la luna y hasta los solsticios.
Fue descubierta en 1999 cerca de Nebra, en Alemania oriental, y ha sido presentado por el Museo de la Prehistoria de Halle para exhibirse fuera de su país por primera vez en 15 años.
Otro de los objetos que componen esta exposición es un círculo de madera de 4.000 años de antigüedad llamado Seahenge descubierto en la playa de Norfolk al este de Inglaterra. Consiste en una especie de réplica del crómlech de Stonehenge compuesta por un gran tronco de árbol rodeado de 54 postes de madera con diferentes alturas (algunos alcanzan los tres metros de altura), dispuestos en un círculo de aproximadamente siete metros de diámetro y que será presentada al público por primera vez.
Sin embargo, uno de los grandes protagonistas junto con el Stonehenge es una pequeña escultura de 5.000 años de antigüedad tallada en roca de tiza en forma de pequeño tambor que el British Museum ha calificado como el descubrimiento de arte prehistórico «más importante» del último siglo en el Reino Unido. Descubierto en 2015 en Burton Agnes, en el noreste de Inglaterra, es considerado uno de los objetos antiguos más importantes que han aparecido en la isla.
Más de 430 objetos del Neolítico y la Edad de Bronce procedentes de 35 instituciones del Reino Unido e internacionales que arrojarán luz sobre el origen de las antiguas civilizaciones europeas. «Uno piensa que Stonehenge es un monumento inglés y británico, y cuando empieza a mirar, ve que los tentáculos se extienden por toda la isla y a través de Europa», explica Neil Wilkin, arqueólogo y uno de los comisarios de la exposición.
Por ello el British Museum subraya el nuevo enfoque con el que quieren presentar esta construcción megalítica. Huyendo de los mitos druídicos, a gigantes petrificados e, incluso a la leyenda artúrica que atribuye su construcción al mago Merlín, para centrarse en la verdadera historia del Stonehenge y la «sofisticación de su cultura» que, como asegura Jennifer Wexler, comisaria de la exposición junto con Wilkin, romperá los esquemas mentales de los visitantes.
Construcción y función del Stonehenge
Situado cerca de Amesbury, en el condado de Wilshire, Inglaterra, el Stonehenge ha sido asociado a religiones ancestrales, a sacrificios humanos y a rituales funerarios. Además, constituye uno de los misterios más interesantes para la arqueología y la astronomía, campos que han permitido, a través de estudios, desvelar alguno de esas incógnitas.
Stonehenge surgió a finales del Neolítico como un círculo en el terreno se fue revistiéndose de diferentes estructuras de madera, para luego ser sustituidas por piedra. Tras restauraciones y modificaciones se llegó a la estructura actual. Su primera fase (3100-2900 a. C.) se atribuye a un grupo de cazadores-recolectores seminómadas del neolítico que formaron una porción circular de terreno delimitado por dos terraplenes y un foso de unos 110 metros de diámetro. Le siguió, una segunda fase (2900-2600 a.C.) con la construcción de estructuras de madera en el interior del terraplén. Para terminar con la tercera fase constructiva, entre 2600 y 1600 a.C., cuando se levantaron los grandes bloques de piedra que le confieren su aspecto singular formado por cinco partes.
En primer lugar, un círculo exterior de 30 metros de diámetro con 30 bloques de piedra arenisca (sarsen) de unos 4 metros de altura coronados por dinteles. En segundo lugar, las piedras azules dispuestas en un círculo formado por 57 piedras. La tercera parte la conforma un medio círculo en forma de herradura compuesta por cinco trilitos (construcción que consta de dos grandes piedras verticales –postes– que soportan una tercera piedra horizontalmente en la parte superior llamada dintel) de sarsen abierta hacia el noreste y en su interior otra estructura similar. En cuarto lugar, se encontraba la Piedra del Altar, en el centro; y por último, la Piedra del Sacrificio y la Piedra Talón al este del conjunto.
El monumento sirvió como un centro ritual prehistórico alineado con el movimiento del sol. No solo sirvió para celebrar el solsticio de verano y de invierno, pues al ser agricultores, era importante saber los cambios de estación para saber cuando podían cultivar; sino que también tuvo una gran importancia espiritual pues utilizaban Stonehenge a modo de calendario para recordar a los muertos, ya que gracias a investigaciones se sabe que las personas enterraron alrededor de 150 de sus muertos cremados en el monumento. También existen hipótesis que asocian las piedras del monumento con características curativas, un símbolo de paz y unidad indicado en parte por el hecho de que en el momento de su construcción la gente del Neolítico británico pasaba por una unificación cultural.
Los estudios del ADN
Tanto Wexler como Wilkin reconocen la revolución que han supuesto los avances técnicos, en especial en los análisis de ADN para avanzar en el entendimiento del contexto histórico en el que vivían estos primitivos prehistóricos.
Con los estudios realizados a través del ADN que se ha extraído del conjunto megalítico, se ha podido determinar que los antepasados de las personas que construyeron Stonehenge «venía desde Europa continental, recorrían distancias enormes y algunos de ellos iban y venían», explica Wexler.
Estos primeros agricultores británicos tenían un gran parecido a las personas del Neolítico de Iberia (actual España y Portugal) que a su vez, estos últimos descendían de gente que había viajado por el Mediterráneo. Aunque Gran Bretaña estaba habitada por un grupo de cazadores-recolectores occidentales cuando los agricultores llegaron alrededor del año 4000 a.C., el ADN muestra que los dos grupos no se mezclaron mucho. Sin embargo, con el paso del tiempo se produjo un reemplazo casi completo por los agricultores del Neolítico.
Hacia finales de este periodo, alrededor del 2450 a. C., los descendientes de los primeros agricultores fueron nuevamente reemplazados casi por completo cuando una nueva población denominada Campaniforme emigró de Europa continental. De forma que Gran Bretaña sufrió dos cambios genéticos extremos en el espacio de unos pocos miles de años. Uno de los investigadores que ha podido analizar las muestras del ADN, explica que estos cambio «en última instancia, se redujeron a factores ‘económicos’ sobre qué estilos de vida eran los más adecuados para explotar el paisaje».