Guerreros alados: los primeros ases de la aviación
Durante la Primera Guerra Mundial, 188 pilotos y observadores de los países contendientes fueron considerados ases de la aviación consiguiendo más de veinte victorias
Los ases de la aviación, o los pilotos que contaban con más de cinco aviones contrarios derribados, surgieron en la Primera Guerra Mundial: el primer conflicto en el que se desarrollaron las armas modernas. La aviación se encontraba en sus inicios, y sus pioneros se aprestaron a servir a sus países como observadores aéreos. Sin embargo, aquello provocó los primeros combates cuando los pilotos se armaron para derribar a los incómodos espías. Uno de los primeros fue Roland Garros, quien participará en la primera batalla aérea consiguiendo ser el primer piloto en disparar desde un avión a través de las aspas gracias a un mecanismo que acabó en manos alemanas tras ser derribado y encarcelado. Garros logró escapar de la prisión consiguiendo volver a Francia. Más tarde moriría en combate después de conseguir cuatro últimos derribos.
La guerra aérea se hizo muy popular cuando empezó a divulgarse en la prensa como el único sitio donde la guerra conservaba su antiguo espíritu caballeresco. Mientras los soldados morían a miles en las trincheras y la persona se degradaba a un vulgar número, en los cielos, los pilotos vivían una guerra diferente, luchando en épicos combates y distinguiéndose entre enemigos con honores. Aquella excepción convertía a sus componentes en protagonistas natos de una competición mortal, donde se les podía seguir con nombres y apellidos, sus arriesgadas expediciones a territorio enemigo. La prensa los convertirá en héroes, ante la necesidad de la sociedad de poner rostro a aquellos jóvenes intrépidos que morían y cuyas excentricidades los convertiría en los primeros habitantes del olimpo del «famoseo».
Los primeros ases de la aviación
Willy Coppens fue el principal as de Bélgica, con 37 derribos. Su avión azul iba decorado con un sombrero de copa con una ramita de cardo, dejará sus memorias escritas: Flying in Flanders, que servirá de guion para algunas películas. El as italiano, Francesco Baracca, con 34 victorias, se hará famosos por su caballo pintado en su aeroplano, que después, modificado, se convertirá en la imagen de la escudería Ferrari. El primer as austrohúngaro, Godwin von Brumowski, 35 victorias, llevada un Albatros pintado de rojo adornado con calaveras moradas. El as ruso Vasili Yanchenko, con 16 victorias aéreas, sobrevivirá a la Primera Guerra Mundial, partidario de los rusos blancos, huirá del comunismo convirtiéndose en ingeniero en los EE.UU. En cuanto al piloto turco, Ahmet Ali Çelikten, fue posiblemente el primer piloto negro de la historia de la aviación, al ser su madre una esclava africana vendida en el mercado otomano. Aunque el afroamericano de EE.UU., Eugene Jacques Bullard, se hará famoso al volar como mercenario para los franceses, diferente a Pierre Réjon, francés de origen caribeño, como el británico William Robinson Clarke, o el italiano Domenico Mondelli, de origen eritreo, quien llegará a ser el primer general negro del Ejército italiano.
El Barón Rojo: as de ases
No obstante, el más famoso de los ases de la aviación, será el Barón Rojo, quien se convirtió en el modelo de hombre que atrajo a muchos jóvenes a una pasión que siempre ha tenido desde el vuelo de Ícaro, el volar y contemplar la Creación desde el cielo. El barón Manfred von Richhofen, nació el 2 de mayo de 1892 en Breslau, capital de Silesia, actualmente en Polonia. Como joven aristócrata prusiano se educó para la carrera militar ejercitándose en multitud de deportes como la caza, la equitación y la natación. Ingresó en caballería donde llegó a ser teniente de lanceros. Por su espíritu rebelde se negó a servir en un puesto burocrático y solicitó el traslado a un arma en período de formación como era el servicio del aire en mayo de 1915. Manfred se convirtió en un gran observador del frente desde su avión, pero un encuentro con el as Oswald Boelcke, le decidió a pasar a ser piloto de caza. Hasta entonces los aviones volaban solos, pero los aviadores fueron agrupados en escuadrones o Jagdstaffeln de catorce aviones. Boelcke fue el jefe del nº 2 y forjó a sus hombres en el espíritu de equipo, no quería individualidades, la victoria del equipo era lo importante, no quien derribase al enemigo.
Manfred mandó pintar su avión de un rojo que se veía a gran distancia, para que los británicos viesen por donde venía su muerte, siendo conocido como el Barón rojo
Boelcke escribió unas normas de vuelo basadas en su experiencia, pero en octubre de 1916, con cuarenta victorias, el as murió en un accidente por colisión con otro avión. Manfred tenía ocho derribos, pero entonces consiguió derribar, en un duelo espectacular, al comandante Lanoe Hawker, uno de los británicos más prestigiosos, condecorado con la Cruz Victoria.
En enero de 1917, consiguió por su 16 victoria la mayor condecoración alemana, Pour le Merite, más conocida como el Max azul. Este reconocimiento al as vivo con más victorias que les quedaba a los alemanes, le fue reconocido con el mando de su propia escuadrilla, la nº 11. Manfred aplicó a sus hombres las enseñanzas en equipo de su profesor Boelcke y su escuadrilla fue la más famosa, a partir de entonces, Manfred mandó pintar su avión de un rojo que se veía a gran distancia, para que los británicos viesen por donde venía su muerte, siendo conocido como el Barón rojo.
El Barón rojo se convirtió en el as por antonomasia de los hombres del káiser y su derribo sería premiado por lo británicos con 5.000 libras. Sus pilotos para guardarlo de las balas enemigas pintaron sus aviones de color rojo. El resto de las escuadrillas pintaron sus aparatos de los colores más llamativos siendo llamada la unidad el Circo volante. Sin embargo, el fin de los ases se aproximaba, el máximo héroe francés, Georges Guynemeyer fue abatido con 54 victorias, poco después lo era el alemán Werner Voss, con 48, un excéntrico piloto que le gustaba ir bien vestido por si le capturaban, para poder conquistar a las chicas de París. En la última ofensiva alemana, el Barón rojo consiguió su victoria 80, era el más calificado piloto de la guerra, pero en un combate, fue herido de muerte, todavía no se sabe si por un piloto canadiense, o más bien por un disparo fortuito desde una trinchera australiana. El Barón rojo fue enterrado con todos los honores, tenía 26 años.