Fundado en 1910

José de Ribas por Johann Baptist von Lampi el Viejo, 1796. Museo del Hermitage

José de Ribas: un español combatiendo para la Armada Imperial Rusa

Este noble español jugó un papel clave en la expansión del Imperio ruso hacia el este de Europa y el mar Negro a finales del siglo XVIII

Caliente el norte del mar Negro, Rusia vuelve en alguna medida por los fueros del Zar Pedro y Stalin, ahora de la mano de Putin. Puede ser oportuno evocar una de esas curiosas aventuras de la historia, en las que un español combatió, con gran fortuna, en Ucrania.

En la segunda mitad del XVIII –pocos conocidos en occidente– Rusia contó con un dúo militar que compara con los más famosos Nelson y Napoleón. El almirante Ushakov, y el general Suvorov.

El primero hizo realidad uno de los sueños del zar Pedro el Grande: el dominio total ruso del mar Negro (antes lago turco), además de sentar las bases que permitieron expulsar a los otomanos de los Balcanes y Grecia en años posteriores. Canonizado por la iglesia ortodoxa, es ahora santo patrón de la Eskadra de la Cruz de San Andrés. Nos referiremos hoy a uno de sus oficiales, jefe de su fuerza anfibia, que España ha recordado poco.

El secuestro de la supuesta zarina

Muchos extranjeros contribuyeron al crecimiento del imperio ruso: el marino danés Bering, el general escocés Gordon, o el español José de Ribas. Este último nació en Nápoles –muy hispana y borbónica en tiempos de Carlos III– en 1749, y dedicó toda su vida a la carrera militar. De espíritu aventurero, el joven alférez napolitano ayudó al conde Oleksiy Orlov, agente ruso y hermano de Gregory Orlov, uno de los amantes de la zarina, a raptar a la bellísima Tarakanova. Esta se hacía pasar por la supuesta hija de la zarina Elysaveta Petrivna gracias al apoyo de círculos de refugiados polacos. Su supuesto parentesco la convertía en nieta de Pedro el Grande, algo no del todo imposible. En todo caso, fue la época de la rebelión cosaca de Pugatchev, y su reconocimiento implicaría la guerra civil.

Princesa Tarakánova por Konstantín Flavitski (1864)

La flota rusa atracó en Livorno. Orlov fingió hallarse en desgracia ante la zarina Catalina y le pidió la mano y alzarse por ella. Ribas, desenvuelto en el medio local, estuvo presente en la operación para que la supuesta princesa subiese, vestida de novia, al buque que es suelo ruso. El desengaño fue cruel, y llevó a un inmisericorde final en un calabozo de San Petersburgo. Esta colaboración para desarticular el complot le valió a José de Ribas ser invitado a prestar servicios al trono zarista. Era además caballero de Malta, algo que desde Pedro II era muy apreciado en Rusia, pese a la diferencia cismática.

Ingresa en la Flota del mar Negro, que se estaba organizando en la península de Crimea. Como teniente participa en la guerra ruso-turca de 1768-74, retornando a San Petersburgo como capitán. En la batalla de Cesmé, en el Egeo, la flota rusa impuso los usos occidentales de denso fuego sobre la otomana, que buscaba el combate cerrado muy parecido al de dos siglos anteriores en Lepanto, como los piratas berberiscos con nuestro Barceló.

El rosario de posiciones turcas hacia el Danubio fue cayendo. Nuestro rey Carlos, después de que Floridablanca firmase una paz que sustrajo apoyos a la piratería berberisca, envió por aquellos años una expedición a Estambul dirigida por Aristazábal. El informe sobre el Ejército lo haría Moreno, y sobre la Armada, Solano. Ambos reseñan su decadencia; los jenízaros representan un viejo orden que se resiste a la modernización que representaba Selim III con el que se enfrentaban.

Una nueva guerra contra Turquía

Nuestro soldado de Nápoles, de buena estampa, pronto contrae un conveniente matrimonio con Anastasia Becky, dama de compañía de la emperatriz Kateryna II. Su suegro, Iván Becky, era director del Colegio de Nobles Cadetes del Ejército, el más importante centro educativo de la época y del que José de Ribas pasó a ser el subdirector. También se le encargó la educación de Georgy Bobrynsky, hijo natural de la emperatriz de libertina vida privada.

A pesar de que su situación social le brindaba muchas satisfacciones, su espíritu aventurero no lo deja en paz. En 1787, estalló una nueva guerra con Turquía con derrotas iniciales para Rusia al punto de que Potemkin, el famoso privado de la zarina en aquel entonces y que en la historia del cine da nombre al acorazado del célebre motín filmado por Einsestein en 1925, pensaba en abandonar Crimea. Pero Kateryna ordenó a sus tropas conquistar Ochakiv para cerrar a los turcos el acceso al Dnieper y al Bug desde el mar Negro. Lo conseguiría el ya general Ribas, que fue puesto al frente de un destacamento de cosacos ucranianos, que además de célebres jinetes eran unos estupendos –en lenguaje actual– infantes de marina a bordo de flotillas sutiles: los famosos Zaporosky.

Sitio de Ochákiv en 1788, por January Suchodolski

De Ribas asume el mando de la Flotilla del Lyman, de botes a remo. Los cosacos fueron más saqueadores de frontera que fuerzas regulares y se diferenciaban poco de las tribus turcomanas (cristianos que bebían vodka, pero mantenían la pólvora seca). Hacerse obedecer y respetar por ellos, siendo doblemente extranjero y convencer a los atamanes, jefes de clan y coroneles hereditarios, para atacar robustas fortalezas no fue menor hazaña que expugnarlas luego. Realizó incursiones contra puertos turcos del mar Negro, apoderándose de varios barcos.

La toma de la fortaleza turca de Jadzhibey

Pero su hazaña más recordada fue la toma de la fortaleza turca de Jadzhibey (actual Odesa), que implicó la caída de la región de Jedisan, que pasó a llamarse Gobernatura General de Jersón.

Ribas comenzó entonces la organización de otra flotilla a remo para brindarle apoyo a la Flota del mar Negro de Usahakov. En las victorias del Dnieper (1788) y Tendra (1790), Ribas reflota algunos lanchones turcos. Por entonces contaba con 34 navíos a remo y 48 botes cosacos llamados chaikas, (gaviotas) por su ligereza y poco calado. Los primeros bloqueaban y los segundos asaltaban. Asedia Izmail, actualmente la rumana Sulina, y mediante un asalto desde el delta del Danubio logra la fortaleza.

Rusia otorga el mérito de la conquista de Izmail al general Suvorov, a pesar de que fue ante José de Ribas que los turcos rindieron sus armas. Sus acciones anfibias dieron a Rusia la puerta de dos de los principales ríos de Europa. Mérito de ambos fue también lograr que pueblos seminómadas y escurridizos, vasallos de los turcos de la región del Kubán, aceptasen batalla, donde la mejor disciplina rusa se impondría, dando a Rusia una victoria que no siempre se obtendría en al oriente del Caspio. Los éxitos son tales que el Almirantazgo británico llega a temer, infundadamente, que los rusos accedan al mar Rojo para sus operaciones contra el turco.

Jadzhibey por Ladyzhensky G. A (1899)

En 1793 Ribas es contralmirante y comandante de la Flotilla a remo del mar Negro. Ese mismo año, en colaboración con el ingeniero francés Bolan, planificó sobre las ruinas de Jadzhibey una ciudad, destinada a ser centro comercial del mar Negro. En 1794 la zarina aprueba el proyecto. Desde 1795 la ciudad comenzó a llamarse Odesa (en ruso Odessa), en memoria de la colonia griega Odissos, existente en ese lugar en la antigüedad. Evoca el nombre heleno de Ulises, Odiseo, y su Odisea. José de Ribas vivió en Odesa hasta 1797, dirigiendo la construcción del puerto en su bahía. En su honor, la principal arteria de la ciudad es llamada Deribasivska.

El nuevo zar Pablo I, de vuelta a San Petersburgo, le otorgó más honores y responsabilidades. Miembro del Consejo del Almirantazgo, obtuvo el rango de general comisario de guerra, inspector general de la flota, y la jefatura del departamento de bosques; lo forestal se subordinaba a los astilleros. En 1799 fue ascendido a almirante, y en 1800, siendo ayudante del vicepresidente del almirantazgo. Dirigió la construcción de la fortaleza de Kronstadt, centro de la historia naval de Rusia. Murió de un ataque cardíaco el 2 de diciembre de 1800. Su fundación, la ciudad de Odesa, es hoy el puerto más importante de la, por ahora, independiente Ucrania.