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La batalla de Glenshiel, por Peter Tillemans, 1719

¿Desembarcó el Ejército español alguna vez en Escocia?

España intentó reponer a los Estuardo y al catolicismo en el Reino Unido con este penúltimo desembarco extranjero en las costas de Escocia, en 1719, fracasando una vez más por una tormenta y por la desorganización de los clanes escoceses

En 1714 fue coronado el primer Rey británico de la casa de Hannover, Jorge I, como sucesor de la Reina Ana Estuardo. Ni la Reina Ana, ni su hermana y predecesora en el trono, la Reina María, dejaron herederos, provocando que hubiera que saltar a 50 candidatos católicos para llegar hasta el citado Jorge I de Hannover. Este nuevo Rey era alemán, protestante y primo segundo de ambas reinas.

Sin embargo, continuaba vivo el hermano varón de las difuntas reinas Ana y María, Jacobo Estuardo (Jacobo III para sus partidarios «jacobitas»), el cual era el heredero legítimo. Al iniciarse la guerra de la Cuádruple Alianza (1717 a 1720), que enfrentó de nuevo a España con el Reino Unido, las autoridades españolas volvieron a apostar por Jacobo III con el objetivo de dividir y debilitar a los británicos.

En este contexto, en 1719 se produjo una más de las revueltas jacobitas, con fuerte presencia en Escocia, cuna de la casa de Estuardo. El Gobierno español de Felipe V quiso aprovechar la situación para desestabilizar el Reino Unido. Los jacobitas contaban con fuerte apoyo en Escocia por ser los Estuardo su casa real tradicional desde la Edad Media; además contaban con el apoyo de los católicos, relativamente numerosos en todo el Reino Unido, ya que Jacobo III Estuardo lo era; también tenían una gran implantación en Irlanda.

El plan español consistió en enviar una flota a la costa de gales, bajo el mando del duque de Ormonde, con una fuerza española de unos 5.000 hombres y armamento para organizar un Ejército jacobita en la región. Al mismo tiempo se realizaría un desembarco en Escocia de una fuerza más reducida de unos 300 españoles, junto a armamento para organizar una revuelta con ciertos clanes escoceses. El objetivo de esta segunda fuerza expedicionaria era distraer recursos del sur de Inglaterra, facilitando las operaciones hacia Londres del Ejército que se debía formar en Gales tras el desembarco español.

En marzo de 1719, tras zarpar de Cádiz la flota del duque de Ormonde, con cinco barcos de guerra, unos treinta barcos de transporte y 5.000 hombres, sufrió un fuerte temporal a la altura de Galicia, que desbarató la escuadra, obligando a los barcos a atracar, con diversas averías, en varios puertos de la costa cantábrica. Las tripulaciones se habían visto obligadas a arrojar cañones, caballos y mercancías al mar, para mantener los barcos a flote. Una vez más, el océano Atlántico frenaba las aspiraciones españolas contra los ingleses.

Desbaratamiento de la Escuadra del Duque de Ormonde, según Rafael del Castillo, 1878.

Sin embargo, la pequeña fuerza expedicionaria, desconocedora del desastre de la escuadra de Ormonde, zarpó desde San Sebastián hacia Escocia. Esta expedición constaba de dos fragatas que trasladaban 307 soldados de infantería del Regimiento de Galicia, bajo el mando del teniente coronel Bolaño y armamento para los clanes escoceses.

Durante la primera quincena de abril de 1719 la fuerza española desembarcó y se estableció en el castillo de Eilean Donan, en la costa occidental escocesa, quedando bajo el mando del conde de Tullibardine, jefe del clan escocés de los Murray. Sin embargo, algunos de los clanes, escarmentados de anteriores fracasos, rechazaron armarse al conocer las noticias de la malograda flota española bajo el mando de Ormonde.

El conde de Tullibardine decidió dejar junto al castillo el armamento y las municiones traídas por los españoles destinadas a los escoceses, marchando tierra adentro, quedando en el castillo cincuenta hombres del Regimiento Galicia.

En mayo, una flotilla de tres fragatas inglesas se presentó frente al castillo de Eilean Donan, donde permanecía la reducida guarnición española que custodiaba el depósito de armamento. Los españoles explosionaron los almacenes de armamento, cercanos al castillo y, tras sufrir un prolongado bombardeo sin defensa alguna (carecían de artillería), se rindieron con escasas bajas. 42 hombres del Regimiento Galicia se entregaron, habiendo tenido solo ocho bajas (algunos historiadores citan erróneamente 43 muertos españoles).

Armas del Regimiento Galicia en el Siglo XVIII, según el Conde de Clonard. 1851-1859

Después de algunas semanas, el teniente coronel Bolaño tuvo la confirmación de que España no iba a enviar ninguna flota de apoyo, a pesar de lo cual decidió continuar junto a los jacobitas.

Los españoles fueron los últimos en abandonar ordenadamente el campo de batalla

A primeros de junio, el comandante en jefe de las fuerzas británicas en Escocia, el general James Wightman, salió de Inverness en búsqueda de los rebeldes, encontrándolos en la cañada de Glenshiel (hoy llamada The Pass of the Spaniards). Los escoceses se desplegaron sobre dos colinas a los dos lados del río Shiel, dejando en el centro junto al río, donde se esperaba el ataque inglés, a las fuerzas españolas. Tullibardine disponía de unos 1.350 hombres contando con unos 260 españoles. Los ingleses, con unas fuerzas cercanas a los 1.300 hombres, atacaron primero, en contra de lo previsto, las colinas laterales defendidas por los clanes escoceses, desbaratándolos y dejando solos a los españoles. Durante el ataque a las colinas, parece que Bolaño tuvo la intención de cargar contra los británicos desaconsejándoselo los propios escoceses por su enorme inferioridad numérica.

Finalmente, según las fuentes británicas, los españoles fueron los últimos en abandonar ordenadamente el campo de batalla, tras la retirada desordenada de los escoceses. El día siguiente, Bolaño optó por capitular a los ingleses ante la opción de vagar sin provisiones ni cobijo por los campos de Escocia, quedando finalmente un total de 273 españoles cautivos en el Castillo de Edimburgo, para ser trasladados a España posteriormente.

En 1688, Guillermo III de Orange (esposo de María Estuardo) había desembarcado con más de 15.000 soldados holandeses, derrocando a Jacobo II de Inglaterra (su suegro) e imponiendo el protestantismo oficialmente. España intentó reponer a los Estuardo y al catolicismo en el Reino Unido con este penúltimo desembarco extranjero en las costas de Escocia, en 1719, fracasando una vez más por una tormenta y por la desorganización de los clanes escoceses. Los franceses realizaron un último intento de desembarco en Escocia, en 1759, fracasando de nuevo, del mismo modo que otros intentos franceses en Gales e Irlanda al final del siglo XVIII, por lo que hoy la Reina de Inglaterra, Isabel II, es protestante y descendiente directa de la Casa de Hannover.