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La Copa Dunvegan, la Bandera de las Hadas y el Cuerno de Sir Rory Mor son reliquias de los Macleods de Dunvegan

La Copa Dunvegan, la Bandera de las Hadas y el Cuerno de Sir Rory Mor son reliquias de los Macleods de Dunvegan

Picotazos de historia

Una prueba de valía a instancias de Isabel II: beber del cuerno de sir Rory MacLeod

En el castillo de Dunvegan se encuentran las tres más valiosas y apreciadas reliquias familiares son: la bandera de las hadas, la copa Dunvegan y el cuerno de sir Rory Mor. Bebiendo este último se demostraba la valía de la persona

El castillo de Dunvegan se encuentra situado en el extremo noroccidental de la isla de Skye que, a su vez, está en la costa noroccidental de Escocia en lo que se denominan las Hebridas interiores. Skye es un lugar de pintorescos paisajes que sobrevive gracias al turismo, la agricultura y la destilación de whisky. También son las tierras del clan escocés MacLeod, cuyos jefes residen en el castillo desde el siglo XIII.

Dunvegan contiene numerosos recuerdos y pertenencias de los anteriores jefes del clan a lo largo de la historia y las tres más valiosas y apreciadas reliquias familiares son: la bandera de las hadas, la copa Dunvegan y el cuerno de sir Rory Mor. El primero es una bandera de seda amarilla, probablemente del siglo XV o XVI, a la que se atribuyen todo tipo de poderes y actuaciones milagrosas. El segundo es un vaso ceremonial de madera con decoración de plata del año 1493 que fue encargado por un rey irlandés y el tercero es un cuerno de buey (¿Qué habían creído ustedes?) para beber que se asocia a la persona de sir Rory Mor MacLeod, 15º jefe (o Mor en gaélico) del clan. El cuerno tiene decoración de plata con lazada céltica y su datación es incierta, bailando esta desde el siglo X al XVI, pero es uno de los principales atributos del clan y los herederos han de probar su valía bebiendo el contenido del cuerno.

En agosto de 1956 la Reina Isabel II del Reino Unido realizó una visita por las islas occidentales de Escocia. Tras ser recibida por las autoridades de la isla almorzó en el castillo de Dunvegan. En ese tiempo era el 28º jefe del clan la dama Flora MacLeod, quien recibió a la soberana, a su marido el Duque de Edimburgo y a la Princesa Margarita. Tras el almuerzo, que fue copioso y bien regado con las botellas de la bodega del castillo, les mostró las diferentes dependencias y, por supuesto, las famosas reliquias de los MacLeod mientras les relataba las historias de cada una. Isabel II, viendo las dimensiones del cuerno se volvió a la castellana y le preguntó con candidez.

–¿Todavía tiene que beberlo de un trago el heredero para mostrar su valía?

Flora MacLeod no le respondió, en vez de eso ordenó a un criado que llenara el cuerno con clarete y a otro que trajera a su nieto John, quien había sido designado por ella su heredero y contaba con veintidós años de edad. Cuando llegó el muchacho, que como todos, acababa de almorzar hacía poco, se encontró con su abuela y el trio real frente al cuerno de sir Rory. Todos le miraban fijamente.

–John –dijo dama Flora MacLeod– bébelo.

Sin dudarlo cogió el cuerno y se bebió todo el contenido, equivalente a botella y media (a pesar de que un antepasado previsor puso un tapón de plata en el fondo para hacer más llevadero el asunto), lo más rápidamente que pudo. Las historias dicen que tardó 57 segundos.

–Muy bien –le dijo su abuela– ahora vete a dormir.

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