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Grozny, 6 de febrero de 2000

Conflictos postsoviéticos

Sangre en el Cáucaso: la segunda guerra de Chechenia

La población chechena empezaba a ver en Rusia una oportunidad para abandonar la inestabilidad y criminalidad en la que se había sumido la región del Cáucaso desde 1990

A finales de los años noventa con una crisis constitucional rusa más o menos solucionada, pero con un país cogido con alfileres, una economía que intentaba salir adelante con fórmulas occidentales que no terminaban de dar frutos más allá de la oligarquía nacida alrededor del poder y una Rusia heredera de la URSS intentando retener poder en el este de Europa a base de trabados (Tratado Rusia – OTAN de 1997 o la Declaración de Estambul de 1999), entre otros. La realidad era que el gobierno de Moscú no lograba mejorar la situación.

Dos conflictos hechos uno

Chechenia, ya un problema enquistado y peligroso, había cruzado el límite de lo tolerable para Moscú. Frente a la ingobernabilidad interna, cuyo gobierno era simplemente nominal ya que el territorio estaba gobernado por clanes, grupos terroristas y milicias islamistas; el intento de invasión del Daguestán, las relaciones con el wahabismo de línea más dura y las vinculaciones de los islamistas chechenos con los islamistas albanokosovares o afganos convertían Chechenia en un auténtico avispero.

Dos hitos en esta guerra: la Guerra del Daguestán, única victoria rusa de Yeltsin frente a los separatistas/yihadistas chechenos y la campaña de atentados en Moscú del 4 al 16 de septiembre de 1999 y que dejaron casi trescientos muertos, atentados reivindicados por Ibn al Jattab aunque pocos días después el propio líder terrorista se desdijera.

La segunda Guerra de Chechenia (1999-2009) se solapa con el final de la Guerra del Daguestán, de hecho algunos historiadores y analistas (como un servidor) sostienen que ambas guerras son una sola y que la Segunda Guerra de Chechenia, que se hubiera dado más adelante, tiene en la guerra que ya hemos visto su casus belli.

La situación en este momento implicó la toma de posiciones rusas a lo largo de la línea fronteriza de la República de Chechenia para encapsular a los milicianos dentro de su territorio y evitar nuevas incursiones mientras que en paralelo comenzarían los ataques aéreos para demoler las infraestructuras y facilitar la penetración terrestre, todo esto con Vladimir Putin como Primer Ministro de Rusia.

La incapacidad de los chechenos de hacer frente la nueva estrategia rusa hizo que estos decidieran ir hacia el sur

Del 26 de agosto de 1999 hasta mayo del año 2000 las fuerzas rusas, tras la campaña aérea, fueron logrando tomar posiciones y penetrar en el territorio cercando Grozny en Navidad y tomando la ciudad en febrero. La incapacidad de los chechenos de hacer frente la nueva estrategia rusa hizo que estos decidieran, al perder los núcleos urbanos y muchos núcleos rurales debido al cansancio de la población chechena que empezaba a ver en Rusia una oportunidad abandonar la inestabilidad y criminalidad en la que se había sumido la región del Cáucaso desde 1990, ir hacia el sur.

La batalla por la Cumbre 776

Los milicianos se retiran de las actividades militares ofensivas ya que habían perdido la iniciativa de la guerra, por lo que la nueva estrategia militar, a la defensiva, implicaba el inicio de incursiones, emboscadas y terrorismo. En paralelo a esto Rusia, ya en mayo de 2000 y con los milicianos en las regiones del sur, cada vez más radicalizados y con vinculaciones más peligrosas a nivel internacional, comienzan a restablecer el dominio de Moscú sobre el territorio.

En esta huida se produce un hecho militar de gran importancia: la batalla por la Cumbre 776 (29 de febrero y 1 de marzo de 2000) en la cual la milicia chechena al mando de Ibn al Jattab, en retirada hacia el sur es cercada por tropas rusas entre Ulus-Kert y Selmentausen, las tropas rusas estaban conformadas por las Tropas Aerotransportadas Rusas, Spetsnaz GRU y la brigada Vympel del FSB (unos 90 soldados) frente a los murides chechenos y muyahidines extranjeros (1600-2500 islamistas).

Soldados de la 98ª División Aerotransportada en Chechenia

El objetivo era cercar a los chechenos, evitar que pasasen por la garganta de la Cumbre 776, refugiándose al sur, y eliminarlos. Pero tras una serie de escaramuzas los chechenos, que habían tomado la delantera, lanzaron una ofensiva total y rápida que rodeó a las tropas rusas que intentaban rodearles a ellos mismos. La batalla terminó con los rusos derrotados, el cerco roto y solo seis supervivientes.

La nueva administración no recaería sobre un gobernador ruso sino en los chechenos prorusos ya por conveniencia en la Segunda Guerra de Chechenia (como los Kadyrov) o sinceramente leales a Moscú como Alu Aljanov.

Chechenia se convirtió en un Estado libre asociado, que actuaba como un feudo estable y en constante desarrollo en manos de los Kadyrov

Esto iba unido al plan ruso para Chechenia que implicaba una amplia autonomía, la integración de milicias y milicianos prorusos en la infraestructura de seguridad de la región, la capacidad de tener ejército propio, pero todo dentro de la federación, hizo que, en términos reales, Chechenia se convirtiera en un Estado libre asociado que actuaba como un feudo estable y en constante desarrollo en manos de los Kadyrov.

El presidente ruso Vladimir Putin y el jefe de la administración chechena Akhmad Kadyrov discutiendo un plan de acción para reconstruir ChecheniaWikimedia Commons

La ayuda de Estados Unidos y el terrorismo

En este contexto, la inestabilidad siguió siendo una constante y las montañas del sur de Chechenia fueron santuarios para los terroristas que resistían el avance ruso. Georgia de hecho tuvo que lanzar una campaña antiterrorista para asegurar su frontera, pero eso no bastó. La campaña georgiana (la denominada Crisis de la Garganta del Pankisi) fue una operación conjunta de Rusia, Estados Unidos y Georgia por acabar con los islamistas del noreste del país.

Los santuarios chechenos se habían reforzado en estas regiones y Georgia temía perder el control de esta zona también (tras sus luchas en Abjasia y Osetia del Sur) por lo que, a pesar de las malas relaciones entre Moscú y Tiblisi, los georgianos decidieron intervenir. Además, la campaña (de febrero de 2002 hasta junio de 2003) se produjo en plena efervescencia de la guerra contra el terrorismo lanzada por George Bush y en el contexto del inicio de las guerras de Afganistán e Irak.

La ayuda de la CIA y del FSB fue de vital importancia para los georgianos, así como el apoyo en la frontera norte de las tropas rusas y chechenas. Los Estados Unidos, que estaba intentado estrechar lazos con Georgia por cuestión estratégica, lograron una gran victoria diplomática en este conflicto la cual inició una campaña de entrenamiento militar que desplegó a 200 soldados de las Fuerzas Especiales de USA desde 2002 hasta 2007 en el país. Al final el Presidente Eduard Severnadze, en 2003, declaró que Georgia había logrado restablecer el control de la región y expulsar a los milicianos aunque se dieron algunos episodios violentos, los islamistas acabaron por retirarse del país.

Entrenamiento de las fuerzas georgianas en octubre de 2002Edward D. Holzapfel

Por otro lado, los atentados fueron una constante: masacre del teatro Duvrovka en 2002, asesinato de Ahmat Kadyrov en 2004, el secuestro de la escuela de Beslan en 2004, atentado de Domodedovo en 2011.

El terrorismo motivado por el control ruso sobre Chechenia se expandió por todo el país aunque las regiones más castigadas fueron las regiones del Cáucaso, será; sin embargo la lucha interna entre separatistas chechenos lo que debilitará aún más a estos grupos. Ahmat Zakaev, exiliado en Londres y acusado de terrorismo, se opuso a la proclamación del Emirato Islámico del Cáucaso propuesto por Doku Umarov en 2007, asesinado por tropas rusas en 2013 y confirmado tanto por el FSB como por Ramzam Kadyrov en 2014.

La situación fue que mientras estos grupos, cada vez más acosados y debilitados por la caza que se les estaba dando por parte de los rusos, georgianos y los kadyrovskys (que disolvieron el propio servicio secreto ruso-checheno, el Gorets) se expandieron por Daguestán e Ingusetia donde con el tiempo acabaron siendo eliminados o detenidos.

La región chechena no tiene derecho a separarse de Rusia ni derecho de autodeterminación

La situación implicó que militarmente los rusos lograron tomar el control de la situación en poco tiempo y supieron establecer lazos de apoyo para una administración prorusa en el territorio en la forma de una autonomía amplia en manos de una administración chechena atendiendo a la singularidad de esta región; la implicación rusa, los millones entregados en ayudas al gobierno checheno y la capacidad diplomática tanto de Rusia sobre Chechenia y del propio líder Ramzam Kadyrov, estrechando lazos con países del golfo y siendo un puente para Moscú que refuerza la imagen rusa en el mundo islámico hizo que la región lograse avanzar.

Pacificación de Chechenia

La pacificación de Chechenia se hizo durante diez años de «sistema especial» que implicó una gran contundencia en los métodos de investigación, detención y una gran severidad a la hora de juzgar a los miembros de estas redes. En este periodo de grave inestabilidad, con amplia criminalidad y terrorismo, estos métodos lograron controlar la situación, ofreciendo una mayor seguridad en el entramado social lo que junto a las labores de reconstrucción de infraestructuras, casas y ampliación de los parques industriales, aumentando el trabajo y con ello la mejora social, con un canal de televisión propio y una gran inversión en educación (especialmente en universidades), hizo que el fantasma de la inestabilidad fuera desapareciendo.

De hecho, a partir de 2014 una sombra recorrió el territorio de Chechenia cuando se detectaron grupos de captación y envío de terroristas a Siria, hecho que no pasó desapercibido para las autoridades y que supieron y pudieron eliminar satisfactoriamente de una forma mucho menos dura. El periodo de «chechenización militar» había servido para crear una futura estructura civil donde depositar la autoridad y la potestad para sobrellevar la situación, de ahí que las instituciones militares ruso-chechenas fueran dando paso a instituciones civiles.

Ramzan Kadyrov, líder checheno

Esto hizo que, curiosamente, la red de apoyo social que los milicianos habían ostentado durante casi una década se rompiera y perdieran no solo el territorio sino el apoyo popular. La mejora de la vida en Chechenia ha hecho aparecer un nuevo tipo de oposición a Kadyrov muy lejos de las tesis islamistas o separatistas, la nueva oposición se da en términos de derechos civiles debido a la aparición de una clase media urbana que vivió la guerra en su infancia temprana y el resto de su vida ha ido viviendo en una continua mejora.

En definitiva, la Segunda Guerra de Chechenia, a pesar de las bajas, es uno de los grandes éxitos militares rusos con la pacificación de la región y la construcción administrativa del territorio reintegrado en la federación debido a la necesidad de proteger y mantener la integridad territorial, ya que los chechenos no tienen derecho de autodeterminación porque no son un pueblo colonizado (en términos de colonización a la africana), ni tampoco Estados en proceso de independencia (como los Estados postsoviéticos), sino que la independencia de Rusia implica la de la región chechena y esta no tiene derecho a separarse de Rusia. Es más, las campañas militares rusas en Chechenia estaban legitimadas por el Derecho Internacional Público en términos de mantenimiento de la integridad territorial y legítima defensa del territorio.