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La guerra en Ingusetia fue el epílogo de la sangrienta guerra de Chechenia

Conflictos postviéticos

La Guerra de Ingusetia: el terrorismo separatista islamista contra Moscú

Una guerra olvidada que entre 2007 a 2015 se convirtió en la más peligrosa del país: opositores separatistas e islamistas hostigaron a las fuerzas locales y del gobierno federal hasta su derrota

Como estamos viendo en esta serie, tras las guerras de Chechenia (1994-96 / 1999-2009) y Daguestán (1999) debemos sumarle otro conflicto al Cáucaso norte: Ingusetia. Esta es una región enclavada entre Georgia al sur, Chechenia al este y Osetia del Norte en sus fronteras oeste y norte. Esta región fue la más afectada por la Segunda Guerra de Chechenia, más que el Daguestán. Enclavada en las montañas, la situación local se hizo cada vez más inestable por la confluencia de islamistas radicalizados que habían ido esparciéndose, como vimos en el anterior artículo, por las regiones montañosas.

Pero al mismo tiempo, un grupo opositor a Murat Zyazikov (ex general del KGB) fue haciéndose cada vez más activo a niveles sociales, especialmente entre la población joven que había vivido el empobrecimiento y la corrupción del gobierno central y de la república federada; en este contexto y con una crisis humanitaria por la oleada de refugiados, las tensiones fronterizas con Georgia y los islamistas chechenos, la situación se hizo insostenible.

Oposición al Gobierno ruso

El hostigamiento checheno coincidió con un levantamiento en armas que desde grupos de la oposición, de amplio espectro, se unió contra el detestado presidente por sus métodos autoritarios. El movimiento de oposición (definido como una «revolución de color») se tornó rápidamente en un movimiento separatista que aumentó sus actividades tras el asesinato en custodia policial del activista Magomed Yevloyev en 2008.

Yevloyev era el propietario de la web ingusetia.ru desde donde criticaba tanto al gobierno regional como al gobierno central, por estas actividades fue detenido y murió en dependencias policiales, lo cual generó un movimiento de protesta contra el gobierno de Zyazikov y el Gobierno ruso, de hecho el rechazo llegó a afectar a los ingusetios prorusos y los rusos de Ingusetia.

En este contexto; año 2008, esta región era la más peligrosa de todo el país. Las fuerzas de seguridad lograron desmantelar a los grupos opositores apenas un año después, pero eso no afectó a la conflictividad en la zona, ya que la iniciativa de las hostilidades recayó en las milicias islamistas, grupos armados con mucha experiencia, y en células radicalizadas de espectro urbano.

Sin embargo, en este sentido, los objetivos de este alzamiento en armas de los opositores y la aparición de los yihadistas no se centró en el control de amplios territorios o en el tejido de redes de asistencia, apoyo y reclutamiento social, sino que el objetivo fue un terrorismo selectivo que buscaba atacar no solo a los policías y las fuerzas de seguridad rusas y locales en Ingusetia sino también a los altos oficiales y funcionarios.

El presidente ruso Dmitry Medvedev y el presidente ingusetio Murat Zyazikov, agosto de 2008

A pesar de que el Presidente ruso Medvedev destituyó al impopular Zyazikov y lo sustituyó por un leal, pero más moderado Yunus-Bek Yevkurov en 2008, los asesinatos del ministro de construcción, el vicepresidente del Tribunal Supremo de Ingusetia y el ex Viceprimer ministro –todos asesinados a tiros en 2009 y siendo Yevkurov gravemente herido en un atentado suicida aunque sobrevivió a sus heridas– hizo que la situación fuera tomada en serio por Moscú.

Respuesta rusa

Sin embargo, el despliegue masivo de tropas rusas en el territorio, que desde 2007 hasta 2010 tenía una estabilidad creciente con los años de plomo en la región de Chechenia y la Guerra de Osetia del Sur de 2008 que trataremos más adelante, hizo que las redes opositoras e islamistas se debilitaran. Incluso la proclamación del Emirato Islámico del Cáucaso a su rama Ingusetia le sirvió de poco, sobre todo, tras la caza de los líderes herederos del temible Doku Umarov. En este contexto, la insurgencia en esta pequeña república rusa del Cáucaso (de no más de 500.000 habitantes) perdió de forma dramática su fuerza.

No obstante, la situación de la guerra (2007-2015) hay que dividirla en dos arcos: 2007-2010 como años de plomo y de 2010 hasta 2015 el debilitamiento progresivo y la normalización con algunos breves rebrotes de violencia en la forma de atentados yihadistas. De hecho, la aparición de DAESH fue una pequeña inspiración para estos grupos, pero la presencia estable de la Chechenia de Kadyrov y la inversión en inteligencia, policía y servicios de seguridad hizo que el rebrote no llegara a más fechándose el fin de la guerra en el año 2015 aunque con pequeños incidentes con células terroristas.

En los duros años de plomo, los continuos asesinatos de líderes, además de las emboscadas a policías y soldados, así como los atentados contra ellos, desangraron y convirtieron esta república en una auténtica bomba de relojería. Esto hizo que Rusia invirtiera no solo dinero, sino un creciente interés y planes de desarrollo administrativo para reforzar instituciones y evitar cualquier tipo de vacío de poder. Además, en paralelo a la campaña militar-policial, desde el espectro político y normativo se desarrolló el arco legal de la república y se reforzaron sus instituciones rusas, evitando la penetración de estructuras de Estado paralelo (como ocurrió en Chechenia u ocurriría en otros lugares) que sustituyeran a las legítimas administraciones locales.

Esta guerra (de 2007 a 2015) forma parte de ese arco de postguerra que fue la insurgencia en el Cáucaso Norte de 2009 a 2017 y en la que el Ingush Jammat (facción ingusetia de Al Qaeda del Cáucaso, posterior Emirato Islámico del Cáucaso) formó parte, por lo que el conflicto fue doble: un conflicto local propio entre opositores y fuerzas gubernamentales ingusetias solapado con el conflicto entre el gobierno ruso y los gobiernos federales contra la insurgencia islamista.