Día de la Victoria: ¿Qué significa el 9 de mayo para Rusia?
Esta fecha conmemora el triunfo de la Unión Soviética sobre la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial
Moscú celebra con gran entusiasmo cada 9 de mayo en el que la Plaza Roja se viste con sus mejores galas para celebrar una fecha con los mayores ecos de grandeza en la historia de Rusia. Ese día se conmemora la victoria sobre la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial. Un día con gran simbolismo que puede marcar el rumbo de la actual guerra de Ucrania, detonada con el pretexto de combatir el nazismo. Esta efeméride conocida como Día de la Victoria se recuerda el 77 aniversario de la victoria de las tropas soviéticas sobre el Ejército de Adolf Hitler.
Este día de exaltación militar se hace un alarde, y este año tal vez con mayor propósito, de su arsenal de misiles balísticos, tanques, aviones y soldados al mundo. Pero, ¿qué sucedió aquel 9 de mayo de 1945 ?
Rendición incondicional nazi
La Segunda Guerra Mundial estaba a punto de llegar a su fin en el escenario europeo. El Ejército Rojo pretendía tener bajo su control Berlín el 1 de mayo para cargar aquel día de los trabajadores de mayor simbolismo, pero la ciudad se rindió el segundo día del mes, aunque los combates de resistencia continuaron. El mando nazi que aún quedaba en pie firmó la rendición incondicional a las 22:43 del 8 de mayo, hora central europea en la ciudad francesa de Reims. Debido al huso horario, en Moscú ya eran las 00:43 del 9 de mayo, una de las razones por la que Rusia celebra el fin de esta guerra en el escenario europeo un día después que en Occidente.
Sin embargo, cuando Joseph Stalin supo que Alemania había firmado la capitulación incondicional de todos sus soldados en Reims, se enfureció. Según el mandatario soviético, la URSS había sacrificado más soldados y civiles durante la guerra y por ello debía ser su comandante militar más importante (el mariscal Georgi Zhúkov, quien se encontraba en Berlín) el que aceptase la rendición de Alemania y no el oficial soviético que había sido testigo de la firma en Reims. Stalin también se opuso a la localización de la firma pues sostuvo que, como Berlín había sido la capital del Tercer Reich, la capital debía ser el lugar de rendición.
Además, hubo una tercera objeción del dictador ruso. Este argumentó que permitir que Alfred Jodl, que no era el oficial militar de mayor rango del país, se rindiese en nombre de Alemania podría abrir la puerta a otro mito de puñalada por la espalda de la misma manera que sucedió en el armisticio de la Primera Guerra Mundial, ya que Dönitz, un jefe de estado civil, había delegado en él. Preocupados por que el Ejército alemán pudiera volver a insistir en que su rendición era ilegítima si alguien que no fuera el mariscal de campo Wilhelm Keitel, comandante supremo de las fuerzas alemanas, firmaba personalmente el documento, los aliados decidieron reorganizar la capitulación.
Por lo tanto, se organizó otra ceremonia al finalizar el 8 de mayo a las afueras de Berlín, cuando ya era 9 de mayo en Moscú, el mariscal Keitel presentó la capitulación de la Wehrmacht (nombre de las fuerzas armadas unificadas de la Alemania nazi) al mariscal ruso en el cuartel general del ejército soviético en Berlín-Karlshorst.
Desfile de la Victoria de Moscú de 1945
46 días después de la capitulación alemana, Stalin ideó una exhibición militar para mostrar al público de Moscú así como a la prensa extranjera el poderío militar de la Unión Soviética en la que participaron las tropas del Ejército Rojo y algunas unidades de la marina de guerra.
Gueorgui Zhúkov, al ser el comandante militar soviético más importante de la Gran Guerra Patriótica (término que utilizó la URSS para referirse a la guerra contra la Alemania nazi) y la persona que recibió personalmente la capitulación alemana del 9 de mayo, encabezó el desfile sobre un simbólico caballo blanco, mientras que el mariscal Konstantín Rokossovski, quien había sido el segundo general soviético más distinguido, además de haber sido protagonista en la Batalla de Berlín, iba tras Zhúkov en un alazán negro. Por su parte, Stalin observó el desfile desde el Mausoleo de Lenin junto a otros altos jerarcas del régimen como Viacheslav Mólotov.
La prensa soviética ni siquiera informó de la rendición de Reims hasta un día después, lo que sugiere, según algunos observadores, que la segunda capitulación que tuvo que llevar a cabo la Alemania nazi fue un movimiento propagandístico orquestado para que Stalin pudiera atribuirse más mérito por poner fin a la guerra.