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El mayor general John A. Lejeune, jefe de los Marines, junto al general Smedley Butler en el campamento de Frederick, Maryland, en 1922Bettmann Archive

El mayor general Butler era, según él mismo, «gánster y extorsionador»

Tras 33 años de servicio en el ejército, Smedley Butler reconocía que detrás de las guerras solo había motivos económicos

El mayor general Smedely Butler se alistó en 1898 en los marines, con solo 16 años, combatió contra España en la guerra de Cuba y luego contra los insurgentes filipinos que se oponían a que las Filipinas pasasen de manos españolas a norteamericanas. Formó parte del contingente enviado a China para vencer al movimiento nacionalista antioccidental Yijetuam, conocido por los occidentales como los bóxers. Luego combatió en Centroamérica en las muchas guerras que los Estados Unidos iban a desencadenar en el patio trasero de su casa.

Consiguió dos medallas al Honor del Congreso de los Estados Unidos: la primera por la toma de Veracruz en México en 1914, en el contexto de la Revolución Mexicana; otra, durante la ocupación de Haití durante la represión de la resistencia Caco en 1915.

En la Primera Guerra Mundial mandó en Francia el 13º Regimiento. Su paso por Europa le reportó una medalla de Servicios Distinguidos, la medalla de la Marina por Servicios Distinguidos y la Orden de la Estrella Negra de Francia.

Para sus contemporáneos, Butler era el prototipo de soldado todoterreno especialmente apto para las guerras bananeras. Se retiró tras 33 años de servicio en 1931 para escribir en 1935 su famoso libro La Guerra es un apaño, en el que denunciaba cómo los banqueros, especuladores, fabricantes de munición, de uniformes, etcétera, apoyados por el gobierno de Washington, sometidos a la voluntad del capitalismo, habían desatado guerras y más guerras por motivos económicos, lejos de los intereses de los americanos de a pie, para su propio beneficio, siendo los soldados los que habían tenido que afrontar todos los males de estos conflictos:

«He pasado por todos los grados, desde subteniente hasta mayor general. Y la mayor parte de todo esto tiempo (33 años y 4 meses) no he sido más que un matón con clase a sueldo de la gran empresa, Wall Street y la banca. Dicho en pocas palabras: he sido un extorsionador, un gánster del capitalismo.

En 1914 contribuí a que México y, en especial, Tampico, se convirtieran en un lugar seguro para el petróleo americano. Luego ayudé a que Cuba y Haití fueran sitios tranquilos donde los chicos del National City Bank pudiera recaudar su dinero. Ayudé también a destruir media docena de repúblicas centroamericanas por el bien de Wall Street. (...) Entre 1909 y 1912 colaboré en la purificación de Nicaragua en beneficio del banco internacional Brown Brothers. Saqué brillo a la República Dominicana en 1916 en aras de los intereses americanos en el azúcar y en China hice todo lo posible para que la Standard Oil trabajase sin que nadie la molestase...

A lo largo de estos años, y como dirían los chicos de la trastienda, hice unos buenos apaños. Pensándolo bien, me da la sensación de que podría darle unos cuantos consejos a Al Capone. Al fin y al cabo, él montó un tinglado en tres barrios. Yo, en tres continentes».

Para defender los dólares del Tío Sam en América, los poderes económicos y políticos de Estados Unidos exigieron la intervención de su Ejército de forma constante en apoyo de gobiernos corruptos, dictaduras militares contra los movimientos nacionalistas locales; unas guerras que, a partir de la Segunda Guerra Mundial, pudieron ganar la carta de limpieza de sangre (al erigirse en defensores de la libertad y la democracia) gracias a los intentos de Moscú y de sus amigos locales para arrebatar el pastel que, casi en exclusividad, disfrutaban los yanquis.

Tropas americanas en otros países

En el primer cuarto del siglo XX, Estados Unidos envió tropas a Honduras (1903, 1907, 1911, 1912, 1919, 1924 y 1925), a Cuba (1906, 1912 y 1917), a Nicaragua (1907, 1910 y 1912), a la República Dominicana (1903, 1914 y 1916), a Haití (1914), a Panamá (1908, 1912, 1918, 1921 y 1925), a México (1914) y a Guatemala (1912), llegando incluso a ocupar estas naciones por prologados periodos de tiempo para así poder afianzar sus intereses en la zona.

Por citar alguno de estos casos, Honduras se convirtió en la mejor expresión del neocolonialismo. La United Fruit pasó de poseer 7.000 hectáreas en 1918 a 40.000 en 1924. Desde entonces el pueblo hondureño ha sido pobre.

En 1910 los marines de Butler intervinieron en Nicaragua para instalar un gobierno pro-intereses económicos norteamericanos. Las acciones militares de los marines provocaron muchos muertos, especialmente entre los nicaragüenses. Butler escribió a su mujer: «Es terrible perder tantos hombres en las batallas de esos malditos hispanos, y todo porque (el banco) Brown Bros tiene invertido algún dinero por estos pagos».

Sin lugar a dudas, Butler era un soldado valiente y, a su manera, un recto patriota norteamericano, pero viendo las cosas que tuvo que hacer por su patria... ¿La guerra de Ucrania es lo que nos cuentan? ¿No será una más de las guerras de Wall Street para garantizar la continuidad de la preponderancia mundial de los Estados Unidos?