Soldados de la División Naval Real saltan de las trincheras del Cabo Helles
Picotazos de historia
Gallipoli: supuso la destitución de Churchill y un tributo a los soldados enemigos
La toma de la península fracasó y dio lugar a un combate de trincheras, próximas a las playas de desembarco, donde se acumularían casi 900.000 combatientes, de los cuales más de 455.000 serían bajas
En febrero de 1915 se inició la batalla de Gallipoli, que duraría hasta enero de 1916. Al atacar al Imperio turco en la península de ese nombre se pretendía controlar el estrecho de los Dardanelos; utilizar esa base para la toma de Estambul y el estrecho del Bósforo, permitiendo una nueva línea de aprovisionamiento al Imperio Ruso en su lucha contra los alemanes; distraer tropas de los Imperios Centrales, necesarias en otros frentes; decantar la posición de países neutrales y dudosos en Centroeuropa. El proyecto fue un empeño del Primer Lord del Almirantazgo, sir Winston Churchill.
La toma de la península fracasó y dio lugar a un combate de trincheras, próximas a las playas de desembarco, donde se acumularían casi 900.000 combatientes, de los cuales más de 455.000 serían bajas.
Políticamente supuso la destitución de Winston Churchill y una crisis en el gobierno del Primer Ministro Asquith que daría lugar a un nuevo gobierno presidido por Lloyd George. Fue una rotunda victoria estratégica de los Imperios Centrales y creó una leyenda sobre los combatientes australianos y neozelandeses que llevaría a un sentimiento de identidad nacional. Hoy, la parte occidental de la península es un conjunto de cementerios y memoriales, cada cual más conmovedor, a los caídos en esos combates. Se calcula que hay más de cien mil personas enterradas, muchas de ellas sin identificar. En el pequeño cementerio de Ari Burnu, en el extremo norte de la llamada Ensenada Anzac (acrónimo de Australian and New Zeland Army Corps) hay un enorme bloque de granito en el que están grabadas unas hermosas palabras atribuidas a Mustafa Kemal «Ataturk», quien combatió allí:
«¡Aquellos héroes que derramaron su sangre y perdieron sus vidas! Ahora yacéis en la tierra de un país amigo. En adelante descansad en paz. Para nosotros no hay diferencia entre Johnnies y Mehmets, pues yacen uno junto al otro. Madres que enviasteis a vuestros hijos a lejanas tierras, enjugad vuestro llanto; vuestros hijos yacen en nuestro seno y están en paz. Pues, tras haber perdido sus vidas en nuestra tierra, ellos se han convertido, también, en hijos nuestros».
