Mary S. Allen: de la defensa de los derechos de la mujer al fascismo
Tras la guerra de 1914, la lucha por la igualdad policial hizo que varios países invitaran a Allen para que les instruyera sobre cómo crear secciones femeninas en sus propios cuerpos de policía
El caso de Mary S. Allen, nacida en 1878, es todo un ejemplo. Su militancia sufragista le llevó a abandonar su hogar, sus padres y sus amigos, se centró en la defensa de los derechos de las mujeres.
En 1909 fue arrestada por apedrear las ventanas del Home Office, el Ministerio del Interior británico. Allen se unió, en la Primera Guerra Mundial, a una asociación, las Women Police Volunteers, fundada por la militante antiesclavista Margaret Damer Dawson y la periodista sufragista Nina Boyle. Una, Dawson, quería abolir la prostitución; la otra, Boyle, relevar a hombres por mujeres en sus puestos tradicionales. La asociación cambió el nombre por Women Police Service (WPS), y, aunque no era una policía oficial, las autoridades la apoyaron en los años de la Gran Guerra por la necesidad de voluntarias. Por ejemplo, las emplearon como auxiliares a la hora de vigilar las fábricas de armamento. Sus servicios durante el conflicto le valieron ser condecorada.
Allen se convirtió en la mano derecha de Damer Dawson. En 1920, a la muerte de la jefa de la agrupación, pasó a ser la «comandante». Las dos líderes del movimiento ya proyectaban una imagen, un estilo, que acompañaría a Allen durante años: cabellos cortos y uso permanente de un uniforme de apariencia policial. Precisamente su uso le supuso a Allen otra detención por las protestas de la Policía Metropolitana, que ya comenzaba a implantar su propia sección femenina. Si las autoridades hicieron la vista gorda fue porque la WPS investigaba y elaboraba informes sobre activistas de izquierda y servía para enfrentar las huelgas.
Allen fue amante de la fascista Rotha Lintorn Orman. Se hacía llamar Rober por sus amistades más íntimas, y 'sir' por sus subordinadas.
Tras la guerra de 1914, la lucha por la igualdad policial hizo que varios países invitaran a Allen para que les instruyera sobre cómo crear secciones femeninas en sus propios cuerpos de policía. En 1934 llegó a visitar Alemania, donde conoció al canciller Adolf Hitler y al mariscal Hermann Göring. Del führer alemán dijo que era «un amigo perpetuo de Inglaterra y un hermano de sangre de la gente corriente y decente de Europa». Durante la Guerra Civil española fue invitada a visitar la España rebelde. En Londres colaboró con asociaciones de apoyo al bando antigubernamental en el conflicto español.
Las sospechas sobre su papel como presunta espía alemana antes de 1939 corrían paralelas a las historias sobre su lesbianismo. En los meses previos al estallido del conflicto mundial, Allen se empleó en los mítines pacifistas de la Unión Británica de Fascistas (BUF) de un joven diputado exlaborista, veterano combatiente en la Primera Guerra Mundial, Sir Oswald Mosley. Esto le causó bastantes dificultades durante la Segunda Guerra Mundial, pero Allen siguió fiel a sus ideales tras 1945. Siguió vinculada a Mosley pero fue adquiriendo interés por la nueva causa: la lucha contra la vivisección animal en las filas de una entidad dirigida por una antigua camarada, Norah Elam, la sufragista que más se implicó en el partido fascista de Mosley, la BUF.
Un partido 'feminista'
Norah Elam, la mujer condecorada por la WSPU por su lucha a favor de los derechos de la mujer, mantuvo durante décadas otra batalla: la defensa de los animales contra la vivisección. Tras su etapa en el sufragismo y una intensa vida sentimental, en los años 30 se unió a Edward Descou Dudley Vallande Elam, del que tomó el apellido. Ambos se pasaron a un nuevo partido, la BUF, creada por un Oswald Mosley. La implicación de la pareja Elam en la formación fascista fue plena: Norah asumió puestos dirigentes en la sección femenina, Edward llegó a cumplir diversas funciones voluntarias, incluso la de encargado del local de l a BUF. Ambos mantenían una estrecha relación con Wilfred Risdon, jefe de propaganda y militante contra la vivisección animal.
La feminista y animalista Norah Elam, condecorada por su acción directa sufragista, se convirtió en una de las personas de confianza del líder fascista Oswald Mosley. Pese a las apariencias, la BUF era uno de los partidos más 'feminista' de la escena política británica. En la construcción del mito revolucionario incluía heroínas como la Reina Isabel o Lady Hester Stanhope, viajera y exploradora conocida como la Reina Blanca de Palmira. No sólo eso. Aunque la formación mantenía separadas sus ramas femeninas y masculina, pregonaba que la fuerza y el coraje eran valores comunes a ambos sexos y reclamaba la igualdad de salarios.
En bastantes puntos, la BUF era mucho más abierta que los conservadores o los laboristas, pues consideraba que las madres solteras debían obtener con su trabajo la posibilidad de vivir de la forma más digna posible junto a sus hijos. Las cosas no quedaban ahí. En 1936 la BUF rompió un techo de cristal cuando incluyó en sus listas electorales a Elam y otras nueve mujeres como candidatas, lo que suponía más del 10% de los aspirantes al Parlamento británico. «Tenemos el mayor porcentaje de candidatas femeninas que cualquier otro partido en este país. Nos hemos comprometido a completar la igualdad entre sexos», llegó a declarar Mosley, que ya había dicho en otra ocasión que «sin las mujeres no hubiera podido recorrer ni un cuarto del camino».
En ese camino se topó también con Mary Richardson, la mujer que atacó el cuadro de la Venus de Velázquez, que ingresó en el movimiento a finales de 1933 y durante dos años mantuvo altos cargos en la rama femenina, que abandonó por discrepancias con el sueldo que ganaban las empleadas. Dejó escrito que estaba «segura de que las mujeres desempeñarán un papel importante en el establecimiento del fascismo en este país».
Otra influencia del sufragismo y su acción directa dentro del partido fascista fue entrenar a las militantes de la BUF en la defensa personal aprendiendo jiu-jitsu, un arte marcial extendido a comienzos del siglo XX entre las sufragistas. Hay que recordar que muchas manifestaciones terminaban de forma violenta, con la Policía y con otros ciudadanos encolerizados. Las fascistas británicas estaban obligadas a defenderse por sus medios en sus choques con las militantes comunistas, puesto que los fascistas varones tenían terminantemente prohibido el uso de la fuerza contra mujeres.
Con la declaración de guerra de Reino Unido a Alemania, en septiembre de 1939, Mosley confió a Elam la custodia de una parte de los fondos del partido. Al ser detenida, en base a la regulación 18B de defensa que internaba a los dirigentes de la BUF, Elam portaba una carta de presentación a otros responsables del partido en la que el líder fascista la señalaba como de su absoluta confianza. Fue la única sufragista internada por dicha legislación. Veinticinco años antes ya había conocido lo que era una prisión donde fue alimentada a la fuerza para romper su huelga de hambre. Elam afirmaba «el fascismo es la concepción lógica, aunque mucho más grandiosa, de los temas trascendentales planteados por las mujeres militantes de hace una generación».