Dinastías y poder
¿Qué ha quedado de los últimos Habsburgo?
Un suicidio, un asesinato y la crisis de sucesión, pusieron en evidencia los pies de barro de un territorio carcomido por las nacionalidades. Tras la derrota en la Gran Guerra el Imperio se desmoronó
Durante siglos fueron la dinastía más importante de Europa. Desde que se formase el Sacro Imperio Romano Germánico, los Habsburgo dejaron su particular impronta de mando. Eran austeros, altivos y comprometidos con el poder. Pero la consanguineidad también hizo mella en la familia. Con la proclamación del Imperio en 1806 y las posteriores políticas unificadoras del siglo XIX, los Habsburgo tendrían que hacer frente a un crisol de culturas, etnias y religiones. Francisco José se mantuvo al frente del Imperio Austro Húngaro durante más de seis décadas. Un suicidio, un asesinato y la crisis de sucesión, pusieron en evidencia los pies de barro de un territorio carcomido por las nacionalidades. Tras la derrota en la Gran Guerra el Imperio se desmoronó.
Francisco José se convirtió en Emperador en 1848, en plena «Primavera de los Pueblos» y cuando en Europa, las revoluciones liberales amenazaban el orden establecido. Francisco José era muy joven y sucedía en el trono imperial a su tío, Fernando I, poco capaz y víctima de los cruces familiares. El padre de Francisco José, el Archiduque Francisco Carlos, mostraba poco interés en los asuntos de gobierno y su madre, la dominante Archiduquesa Sofía, había movido los hilos para convertir a su primogénito en Emperador. Fue ella también quien intervino para orquestar el matrimonio de Francisco José con una de las hijas de su hermana Ludovica que, por entonces, se crecía libre en Possenhofen, Baviera, lejos de la atención política. Todas las miradas se habían puesto en la hija mayor, Nene, aunque finalmente fue Sissi la que encandiló al Emperador. Desde ese punto, la historia de Isabel de Baviera, Sissi, se confunde con la leyenda: se casaron en 1854 y son muchos los que atribuyen a la nueva Emperatriz un papel mediador en las crecientes tensiones con Hungría, gracias a su cercana amistad con el conde Andrássy. Cierto también que ella era una excéntrica, obsesionada con el deporte y un odio visceral hacia su suegra. Pero con todo, Francisco José contribuyó a hacer de la figura de su esposa un mito, aun cuando los problemas en Lombardía o Venecia estuviesen dinamitando la política exterior de los Habsburgo. Nadie mejor que Joseph Roth para describir la complejidad de aquel Imperio.
Francisco José y Sissi tuvieron tres hijas y un varón en el que se depositaron todas las esperanzas. La vigencia de una ley sálica privaba a las mujeres de la sucesión, por lo que el Archiduque Rodolfo debía encarnar todas las virtudes de un futuro Emperador. No fue así: era «melancólico» como su madre y había heredado los rasgos de carácter de los Wittlesbach. Tímido, enfermizo y dependiente de los opiáceos. Su matrimonio de conveniencia con Estefanía de Bélgica no hizo más que avivar sus rarezas. En 1889, cuando acababa de cumplir los treinta años, aparecía muerto junto a su amante, María Vetsera, en el pabellón de caza de Mayerling con un tiro en la cabeza. ¿Fue un suicido? Todo apuntó a ello, aunque la prensa de la época se cebó con el suceso. Omar Sharif y Catherine Deneuve encarnaron en la gran pantalla este gran drama romántico.
¿Quién heredaría el Imperio de los Habsburgo? Había pocas opciones. La imposibilidad de que las mujeres accediesen al trono hacía que la balanza se inclinase hacia los hermanos de Francisco José. Maximiliano, había sido asesinado en México. El siguiente en la línea de sucesión era el Archiduque Carlos Luis, que renunció a sus derechos en su primogénito, Francisco Fernando. El joven Archiduque acababa de convertirse en heredero, pero tenía una visión política diferente al conservadurismo autoritario del ya anciano Francisco José.
Francisco Fernando se mostraba partidario de la reforma del Estado para convertirlo en algo parecido a un sistema federal. Las tensiones entre tío y sobrino se agudizaron cuando el heredero decidió casarse con una aristócrata bohemia, Sofía Chotek, que no pertenecía a la realeza. Tuvo que intervenir el mismísimo León XIII y el Zar Nicolás II, para que el Emperador diese su brazo a torcer. La boda se celebró el 1 de julio de 1900 aunque Sofía tenía que renunciar a ser Emperatriz y sus futuros hijos, a los derechos dinásticos. A partir de aquí, la vida de la pareja gira unida a la historia de Europa. En 1911 Bosnia-Herzegovina se incorporaba a los territorios de los Habsburgo con una administración especial. El 28 de junio de 1914, la pareja era asesinada en Sarajevo por un nacionalista serbio. Cinco semanas después, comenzaba la Primera Guerra Mundial.
Francisco José murió en noviembre de 1916. Uno de sus sobrinos-nietos, Carlos de Habsburgo, casado con Zita de Borbón-Parma, era proclamado Emperador. Iba a ser el último. Acabada la guerra el Imperio se desmoronó: Austria se convirtió en una República y los antiguos territorios de los Habsburgo se convirtieron en diferentes reinos y repúblicas, tras la Segunda Guerra Mundial. Excepto la Viena de El tercer hombre de Orson Welles, los antiguos territorios del viejo Imperio, terminarán bajo el telón de acero en plena Guerra Fría.
De las hijas de Sissi, la mayor falleció de niña. La segunda, Gisela, vivió en Múnich hasta 1932 y tiene descendencia. La menor, Valeria, de la que se decía hija de sus amoríos con Andrássy, murió en Viena en 1924. Los tres hijos que tuvo Francisco Fernando con Sofía Chotek –dos chicos y una niña– estaban fuera de la línea de sucesión y se les dio el apellido Hohenberg. Tras el asesinato de sus padres quedaron bajo tutela familiar. Después se trasladaron a Viena donde vivieron hasta que, con la anexión de Austria por Alemania en 1938, el Anschluss, la tragedia vuelve a salpicarles. Tras sobrevivir a su internamiento en el campo de concentración de Dachau, rehicieron su vida en Austria. Hoy, sus descendientes, reclaman parte de los bienes y propiedades confiscadas por el estado en la República Checa. El último Emperador, Carlos I, fue beatificado en Roma el 3 de octubre de 2004 por Juan Pablo II. Su esposa Zita crio a los ocho hijos, iniciando su nueva vida en Lequeitio, pero eso es otra historia…