Dinastías y poder
Karl Marx, el padre del socialismo científico y su herencia femenina
De su matrimonio con una aristócrata nacieron siete hijos, aunque sólo tres, mujeres, llegaron a edad adulta. Al tratarse de línea materna femenina, el apellido Marx ha desaparecido
A priori podría parecer extraño, pero no lo fue. Karl Marx, el fundador del «socialismo científico» estaba casado con una aristócrata de origen prusiano. Él tampoco nació pobre y cursó estudios de Derecho en las Universidades de Bonn y Berlín, aunque sus gustos se inclinasen hacía el periodismo, la filosofía y a establecer una nueva dialéctica histórica entorno al conflicto de clases. Pero la realidad es que su mujer, Jenny von Westphalen, pertenecía a una familia de abolengo que servía en la alta administración pública renana. De este matrimonio nacieron siete hijos, aunque sólo tres, mujeres, llegaron a edad adulta. ¿Qué pasó con quienes más de cerca vivieron la gestación del Manifiesto Comunista y El Capital?
Karl Marx había nacido en Tréveris, hoy Alemania, en 1818. Su padre era un abogado de origen judío y tenía varios hermanos. Fue ahí, siendo casi niño, cuando conoció a Jenny von Westphalen, hija de un varón viudo que trabajaba como alto funcionario estatal y de una señorita de origen escocés. Él era más bien díscolo y derrochón, pero entre paseos y caminatas, compartía con ella su afición por la literatura. Karl no dejaba de escribir a la muchacha todo tipo de poemas amorosos y en 1843 se casaron. Ella se convirtió en Jenny Marx.
Para la pareja había comenzado una vida de activismo ideológico y colaboraciones en prensa revolucionaria. Por entonces, Karl Marx empezaba a madurar su pensamiento anticapitalista, pero ella era la única que entendía la espantosa caligrafía de Marx. Por eso, su mujer se encargada de transcribir todos los textos manuscritos y hacerlos llegar a los editores. Los Marx se establecieron en París, acompañados por Helene Demuth, la asistenta que había trabajado en casa de Jenny y que les atenderá en todos sus periplos familiares. Era la Francia de Luis Felipe de Orleans, el «Rey burgués», y vivían en un pisito en el centro de la capital en el que nació su primera hija, Caroline, la única que llegó a tener descendientes.
Los escritos subversivos de Marx les llevaron a un primer exilio en Bruselas, donde nació la segunda de sus hijas, Laura, que con los años se casaría con Paul Lafargue. Él era de origen cubano con plantaciones en la isla, aunque se dedicó a introducir el marxismo en España y a organizar la sección española de la Internacional. En nuestro país, hicieron amistad con el socialista Anselmo Lorenzo. No tuvieron hijos y se suicidaron con cianuro en 1911, atormentados ante la proximidad de la vejez.
Marx y Jenny vivieron dedicados a la propaganda ideológica. Volvieron a París y de ahí, a Colonia donde él editó el periódico Neue Rheinische Zeitung. La monarquía liberal había caído en Francia, se proclamaba una efímera Republica y en poco tiempo, el II Imperio Francés. Europa ardía en las barricadas, aunque en su Alemania natal no terminaba de triunfar esa «revolución subversiva» con la que soñaban. En estos años nació su único hijo varón, Edgar, que murió de niño y otras dos chicas que apenas llegaron a cumplir un año de vida.
Un nuevo exilio llevó a Marx y su mujer a Londres. Nunca volverían a Alemania. Establecieron su primer domicilio en el barrio de Soho y aquí nació la última de sus hijas, Julia, que con el tiempo se convertirá en una de las traductoras de la obra de su padre y que, al igual que su hermana, se suicidará, aunque ahora la causa fuese el amor no correspondido de Edward Aveling, un biólogo darwiniano y activista marxista. No tuvo descendencia.
Cuando los Marx llegaron a Reino Unido, se vivía en plena «era victoriana». Fueron los tiempos de mayor precariedad para ellos, en parte agobiados por acreedores, aunque no tardasen en recibir inyecciones económicas de Friedrich Engels, hijo de un potentado industrial y su principal editor. La publicación de El Capital supondrá un giro en las teorías sociopolíticas de un mundo en transformación, aunque la repercusión inicial, fuera de sus círculos de influencia, fuese más bien limitada. Las ventas, bastante escasas. Pero la herencia que recibió Jenny a la muerte de su madre alivió su economía. Era ella, además, quien administraba las finanzas ante las pésimas dotes administrativas del pensador. La mujer de Marx falleció en 1881 como consecuencia de un cáncer de hígado. Él, dos años después, también en Londres, a causa de una pleuresía. «Ha fallecido el célebre agitador alemán Karl Marx», mencionaba El Correo Militar en su edición de 17 de marzo de 1883.
Caroline, la única hija de Marx que tuvo descendencia, murió dos meses antes que su padre. Fue también una activista revolucionaria. Se había casado en 1772, con Charles Longuet, veterano de la Comuna de París. Tuvieron varios hijos, aunque sólo dos llegaron a la madurez. Jean fue un político y periodista francés que colaboró durante años con L´Humanité. Tuvo un hijo abogado y otro escultor. El otro hijo de Caroline, Edgar, fue un médico reconocido en los círculos socialistas y padre de un pintor y de otro hijo con una discreta participación en la vida pública francesa. Todos ellos han fallecido, aunque han tenido descendientes. Al tratarse de línea materna femenina, el apellido Marx ha desaparecido, al menos, de la primera línea política.