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Las pirámides nubias, en Sudán

El resultado de la egipcianización de un país: las pirámides olvidadas de Sudán

Nubia, actual Sudán, uno de los países más inestables del mundo, es el verdadero país de las pirámides. En total, 250 pirámides, aunque algo más modestas que las egipcias

Durante años se ha pensado que sólo Egipto y México poseían pirámides. Esta tendencia se dio con la fiebre egiptológica que afectó al Imperio Británico en el siglo XIX. Una fiebre que llenó las galerías de los museos de Reino Unido, Francia y Alemania. Se declaró de forma contundente que Egipto era el país de las pirámides, pero se equivocaron. Nubia, actual Sudán, uno de los países más inestables del mundo, es el verdadero país de las pirámides. En total 250 pirámides aunque algo más modestas que las egipcias. Mientras que en Egipto la edad de la producción de las pirámides data de las primeras dinastías egipcias que dio paso a una época basada en la construcción de hipogeos a partir de la V dinastía; en Nubia la producción de pirámides si mantiene una continuidad mayor en el tiempo.

«Egipcianización» de los nubios

A los nubios los antiguos egipcios les llaman nehesyw (negros), los griegos y romanos les llamaban etíopes αιθι-οπ-, aithi-op-, es decir, rostro quemado. Este país, a lo largo del Nilo azul, fue gobernado por los kushitas entre el 2600 a.C y 300 d. C, pasando por épocas de expansión y contracción política, militar y económica. Además, sus relaciones con el Egipto faraónico siempre fueron de amor-odio.

Egipto siempre temió a su vecino kushita y las fortificaciones en su frontera del sur estaban igual de militarizadas como sus fronteras del Sinaí o de Canaán, otras veces los faraones egipcios gobernaban a los kushitas durante ciertos periodos de tiempo, lo cual llevó a una época de asimilación religiosa y cultural de tal forma que se produjo una «egipcianización» de los nubios de hecho para el clero egipcio y nubio del dios Amón, Amón de Karnak era egipcio, pero Amón de Kawa era una interpretación y sincretismo nubio de este dios adoptado desde el norte.

Ambos cleros creían que el monte Dyebel Barkal era la casa de Amón, de hecho faraones como Horemheb, Seti I o Ramsés II hicieron obras de ampliación de los templos egipcios de Nubia, que no eran vistos como imposiciones extranjeras sino como dioses propios debido a la asimilación cultural total de los kushitas.

Dinastía XXV: faraones nubios

Al mismo las dinastías XXI, XXII, XXIII, XXIV y XXV son las que marcan el tercer periodo intermedio de Egipto, siendo la XXV una dinastía de faraones kushitas de raza negra que gobernaron Egipto entre el año 747 a 664 a. C. y cuyos reyes eran originarios de la ciudad Nubia de Napata y se fueron expandiendo hacia el norte, desde Meroe hasta la tercera catarata del Nilo, en esta época la dinastía kushita (que era bastante fuerte y estaba muy consolidada) coexistirá con las dinastías XXII, XXIII y XXIV que cada vez sufrían más la presión de los nubios hasta que en el año 747 conquistaron el Alto Egipto y en 715 reunificaron totalmente el país y se declararon única dinastía. El faraón más famoso de esta dinastía será Taharqa.

Pirámides nubias

Son bastante más pequeñas, de paredes más inclinadas y con una entrada en forma de templo, al mismo tiempo están rodeadas de vasijas de ofrendas, no es una construcción monumental lo cual permitía construir más rápido y mejor, con menos esfuerzo y materiales y levantar muchas más construcciones. Sudán posee (hasta ahora) más de 250 pirámides a lo largo del Nilo sudanés mientras que Egipto (hasta ahora) posee 118.

Las licencias para excavar las entrega el gobierno de Sudán por periodos no superiores a tres meses y se han encontrado canteras de piedra, estatuas de dioses y faraones desperdigas por el desierto cerca de Kerma. Sudán en un país mágico, poco conocido y con abundantes riquezas bajo sus arenas que esperan ser descubiertas.