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Mausoleo de Halicarnaso

¿Cuáles fueron las siete maravillas del mundo antiguo?

La idea inicial de la lista no era recoger obras extraordinarias que despertasen admiración, sino más bien, recopilar en un listado los monumentos o lugares que eran dignos de ser conocidos

Antes de la oficialidad de una lista universal que recogiese siete de las obras más maravillosas del mundo antiguo, ya existían otras elaboradas por los viajeros griegos que según sus gustos quisieron dejar por escrito sus impresiones. La palabra que se utilizaba para aquellas listas era theamata, que en griego quiere decir visitas. Por lo que la idea inicial no era recoger obras extraordinarias que despertasen admiración, sino más bien, recopilar en un listado los monumentos o lugares que eran dignos de ser conocidos. Más tarde, el concepto fue sustituido por thaumata que quiere decir maravillas, otorgando a las obras que aparecían en dichas listas un valor mayor.

Uno de los primeros en realizar una enumeración de maravillas fue Calímaco de Cirene (siglo IV a. C.), bibliotecario de la Biblioteca de Alejandría, quien escribió un libro titulado Sobre las maravillas de todas clases reunidas por lugares.

No fue hasta que el pintor neerlandés Maarten van Heemskerck realizó una serie de grabados y pinturas de estos monumentos a partir de las descripciones de los relatos griegos que difundió mediante estampas durante el siglo XVI convirtiéndola en la lista más extendida y utilizada para hablar de las siete maravillas del mundo antiguo. En ella aparecían el coloso de Rodas, el templo de Artemisa, el faro de Alejandría, la gran pirámide de Guiza, la estatua de Zeus en Olimpia, el mausoleo de Halicarnaso y los jardines colgantes de Babilonia pintados junto a las murallas.

Gran pirámide de Guiza

Gran pirámide de GuizaGTRES

Situada a veinte kilómetros de el Cairo, la gran pirámide de Guiza es la única de las siete maravillas que aún se mantiene en pie. En la necrópolis de Guiza podemos encontrar tres pirámides colosales, todas ellas con fines funerarios. Sin embargo, la más alta y antigua es la pirámide de Keops, un faraón, que según relata Heródoto fue uno de los hombres más crueles que sumió a su pueblo a la miseria.

Con una altura de 140 metros y una base de 230 metros haciendo que destaque por encima de las otras dos pirámides que se encuentran junto a ella. Una ordenada construir por su hermano Kefren y la otra por su hijo Micerinos.

Jardines colgantes de Babilonia

Jardines colgantes de Babilonia, pintura de Ferdinand Knab (1886)

«Consta de terrazas abovedadas alzadas unas sobre otras, que descansan sobre pilares cúbicos. Éstas son ahuecadas y rellanas con tierra para permitir la plantación de árboles de gran tamaño. Los pilares, las bóvedas, y las terrazas están construidas con ladrillo cocido y asfalto», de esta manera describió los jardines el geógrafo griego Estrabón en el siglo I a. C.

Se dice que los jardines fueron un regalo del Rey Nabucodonosor II a su esposa AmitisN como prueba de amorN ya que ella sentía nostalgia por las montañas de su florida tierra, tan distinta de las grandes y áridas llanuras de Babilonia. Los jardines y las raíces de los árboles crecían gracias al sistema de riego que se encontraba en la terraza más alta que traía el agua desde el río Éufrates contiguo al palacio.

Sin embargo, no se sabe si esta maravilla del mundo antiguo llegó a existir de verdad o no ya que no se han encontrado textos babilónicos que mencionen los jardines ni tampoco ninguna evidencia arqueológica definitiva en Babilonia.

Coloso de Rodas

Coloso de Rodas, representación de Maarten van Heemskerck

«De todos el más admirado fue el Coloso del Sol, en Rodas, hecho por Cares de Lindos. Esta estatua medía 70 codos (32,41 metros) de altura. Después de 66 años un terremoto la postró, pero incluso yacente es un milagro», fueron las palabras que utilizó Plinio el Viejo para describir la obra.

Su sobrecogedora dimensión impresionaba a todo aquel que pasaba cerca de la entrada del puerto de la isla griega Rodas, donde dice la tradición que estaba situado; sin embargo, en la actualidad se piensa que se hubiera hundido por su propio peso y proponen el monte Smith en la acrópolis de Rodas, desde donde habría vistas al muelle.

Tras el terremoto, un oráculo advirtió a la población de la isla que si volvían a levantar la estatua podría ofender a Helios por lo que quedó tumbado durante novecientos años hasta su desaparición.

Faro de Alejandría

Faro de Alejandría

El faraón Ptolomeo II sabía de la importancia cultural y comercial que tenía Alejandría por lo que decidió construir un punto de referencia para guiar las embarcaciones que entraban, salían o costeaban los puertos de la ciudad.

Con al menos 100 metros de altura y forma octogonal, el arquitecto Sóstrato de Cnido fue el encargado de realizar la obra e instaló en la parte más alta un gran espejo metálico que reflejaba la luz del sol durante el día y en la noche era una hoguera quien marcaba la distancia de la ciudad a los navegantes.

A pesar de aguantar un milenio entero, los terremotos de 1303 y 1323 provocaron en su estructura graves daños hasta que finalmente en 1480 el sultán de Egipto Qaitbey empleó los restos del faro para construir un fuerte.

Estatua de Zeus en Olimpia

Estatua de Zeus en Olimpia, representación de Maarten van Heemskerck

En la ciudad de los juegos olímpicos en honor al rey de los dioses se encontraba una estatua de doce metros de alto de Zeus entronado con el torso desnudo y un manto en torno a las piernas. Sobre su cabeza portaba una corona de olivo, en la mano derecha portaba una Niké y en la izquierda un cetro. Fue Fidias en el año 450 a. C. quien elaboró esta majestuosa escultura en el templo de la ciudad, además talló con el mismo cuidado el trono, una obra de arte en sí misma: los materiales que utilizó fueron el marfil, el ébano y las piedras preciosas.

La tradición cuenta que el Emperador Calígula al enterarse de la existencia de la estatua ordenó que fuese trasladada a Roma y sustituyesen la cabeza del dios por una reproducción de la suya. Cuando los soldados se dispusieron a cumplir las órdenes escucharon la carcajada de Zeus y salieron despavoridos sin cumplir el objetivo. No existe consenso sobre cuál fue su devenir: unos piensan que pereció en un incendio y otros que al trasladarse a Constantinopla se perdió su rastro.

Templo de Artemisa

Templo de Artemisa

El deseo de querer hacerse famoso y cometer auténticas locuras para conseguirlo recibe en psiquiatría el nombre de erotrastismo y esto se debe a Eróstrato, un pastor que sufrió las mismas necesidades de atención y el 21 de julio del año 356 a. C. incendió el templo de Artemisa ubicado en Éfeso (Turquía).

Plinio el Viejo relata que el templo fue construido en mármol con una base de 130 metros de largo por 66 metros de ancho con 128 columnas jónicas de unos 18 metros de alto dispuesto en hileras dobles en cada lado de la nave. En su interior se encontraba la estatua de Artemisa.

Mausoleo de Halicarnaso

Mausoleo de Halicarnaso

Fue construido entre los años 353 a. C. y el 350 a. C. en la región de Bodrum (antiguamente Halicarnaso). Tenía 46 metros de altura y un perímetro de 134 metros. Debajo del edificio había una estructura donde se encontraban diversos túneles que conducían a las tumbas de los reyes.

El mausoleo aguantó la invasión y destrucción de la ciudad por parte de Alejandro Magno, los bárbaros y los árabes. Sería el terremoto de 1404 quien destruiría la estructura.