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Juan De La Cierva posando antes de la demostración del autogiro©GTRESONLINE

Dinastías y poder

De la Cierva: política, ingeniería e historia en una familia pluridisciplinar

La decisión de retirar el título de conde de la Cierva concedido por Franco a título póstumo al inventor del autogiro ha vuelto a poner a esta dinastía de origen murciano en el foco de la atención pública

Parece que la familia de la Cierva vuelve estar en el disparadero por la reciente Ley de Memoria Democrática. La decisión de retirar el título de conde de la Cierva concedido por Franco a título póstumo al inventor del autogiro, ha vuelto a poner a esta dinastía de origen murciano en el foco de la atención pública. Su apellido forma parte de la historia del siglo XX: abogados, políticos, ingenieros, historiadores y hasta el primer Óscar español, forman parte del elenco de esta saga que de algún modo ha marcado episodios determinantes de la historia de España y cuyas vidas constituyen un repaso de nuestro pasado.

De la Cierva en el ámbito político

Podríamos remontarnos al abogado y notario Juan de la Cierva y Soto para empezar a trazar la historia política de una familia que, a finales del siglo XIX, se estableció en la región de Murcia e hizo de esta tierra un referente. Su hijo, Juan de la Cierva y Peñafiel fue uno de los políticos más notables del periodo de la Restauración, ferviente monárquico y líder del Partido Conservador en los años en los que la Semana Trágica de Barcelona dejó a Antonio Maura fuera del sistema del turno. Como ministro tuvo que lidiar con la crisis provocada por las Juntas de Defensa en 1917 y fue blanco de las críticas del periódico La Correspondencia Militar, órgano principal de este sector peninsular del Ejército.

Juan de la Cierva y PeñafielGTRES

Juan de la Cierva formó parte de prácticamente todos los gobiernos de Alfonso XIII y aunque no mostró especiales simpatías por la Dictadura de Miguel Primo de Rivera, por oponerse éste a los partidos del turno a los que culpaba de la «responsabilidad colectiva» –y de los que sin duda la Cierva era un exponente principal– llegó a ser miembro de la Asamblea Nacional Consultiva con la que el régimen trató, infructuosamente, de institucionalizar la Dictadura. Pero su fidelidad al Rey quedó plenamente constada cuando se opuso firmemente a la posición defendida por el conde de Romanones en el Consejo de Ministros del 13 de abril de 1931 y según la cual el gabinete Aznar debía dimitir.

Para Juan de la Cierva, el resultado electoral global no daba la victoria a la conjunción republicana-socialista, además, y por tratarse de unas elecciones de carácter municipal, tampoco condicionaba la posibilidad de un cambio de régimen. En su opinión el gobierno no podía dejar sólo a Alfonso XIII; sería «inmoral y cobarde». Su postura no fue muy tenida en cuenta ya que apenas unas horas después el Rey abandonaba España rumbo al exilio. Desde Biarritz, el ya exministro, empezó a escribir su libro Notas de mi vida, todo un testimonio de la época, pero en el que no imaginaba que con el comienzo de la Guerra Civil y de nuevo en Madrid, tendría que refugiarse en la Embajada de Noruega por temor a la represión y donde moriría en 1938. Pese a todo corrió mejor suerte que el menor de sus hijos, Ricardo, abogado y militante de Renovación Española, detenido y fusilado en las trágicas jornadas de Paracuellos.

El padre de la aviación española

El mayor de sus hijos, Juan de la Cierva y Codorníu era por entonces un prestigioso ingeniero de caminos que, tras años de estudios y experimentación, había conseguido patentar el autogiro, el antecedente más inmediato del actual helicóptero. Se trataba de uno de los inventos españoles que, con el submarino de Isaac Peral, pusieron a España en la vanguardia de los países pioneros en los avances científico-técnicos. Aunque había entrado en política en 1919 para satisfacer los deseos de su padre como diputado conservador, lo cierto es que su verdadera vocación estaba en la ingeniería.

Juan de la CiervaCreative Commons

Ese mismo año se había casado con Luisa Gómez-Acebo en una ceremonia en la Iglesia del Asilo de Huérfanos del Sagrado Corazón, que contó, entre otros, con la asistencia de SAR el Infante Fernando de Baviera, hijo de la Infanta Paz. Se trataba de un enlace de postín que quedó reflejado en revistas como La Moda Elegante y La última moda. Juan trabajó con recursos económicos propios y con el apoyo de la Aviación Militar pero consciente de la falta de proyección de su ingenio, se embarcó en una serie de exhibiciones internacionales. Para poder seguir avanzando en su invento, la familia se trasladó a Gran Bretaña. En Londres Juan de la Cierva mantuvo contactos con Alfonso XIII ya exiliado y semanas antes de que comenzase en España la Guerra Civil, fue consultado por el corresponsal de Abc en Londres, Luis Bolín, y el financiero Juan March sobre la idoneidad de un avión que iban a alquilar para «realizar un viaje de placer». Finalmente, ese avión sería el Dragon Rapide que llevaría a Franco de Canarias a Melilla para comenzar el pronunciamiento que dio origen a la Guerra Civil.

Juan de la Cierva y Codorníu falleció en un accidente de aviación el 9 de diciembre de 1936 en el aeropuerto de Croydon –la principal base aérea de Reino Unido durante el periodo de entreguerras– al poco de despegar el avión que debía conducirle a Alemania o a Holanda (según las fuentes). En 1954, Franco le concedió a título póstumo el título de conde de la Cierva por sus méritos en la industria aérea.

Historiador y primer Oscar español

Pero no termina aquí la dinastía. Uno de los hijos de Ricardo, Ricardo de la Cierva y Hoces, se convirtió en un eminente historiador. Aunque se le ha acusado de encontrarse en la línea historiográfica oficial del franquismo, sus trabajos sobre la II República y la Guerra están entre la bibliografía recomendada de cualquier manual de contemporánea de España. Fue catedrático en las Universidades de Granada y Alcalá de Henares y ministro de cultura de la UCD en 1980. Pero por si esto no fuese suficiente para la familia murciana, tenemos todavía que mencionar a Juan de la Cierva y Hoces, hermano del historiador y primer español en ganar un Oscar de Hollywood por su contribución a la industria cinematográfica en 1970. Su mérito no fue otro que crear un estabilizador óptico llamado Dynalens que eliminaba los desenfoques de la cámara. Se utilizó por primera vez, en Tora!Tora!Tora!, la épica película de cine bélico que nos traslada al ataque japonés de Pearl Harbor y que en su año conquistó el premio a los mejores efectos visuales. ¿Son o no una saga para la historia?